LA PROMESA Jueves 6 de noviembre a las 18:30 h Avance del episodio 710 || Serie de TVE

✨ El último día de amor: lágrimas, secretos y despedidas en La Promesa

Hola, mis queridos promisers. Aquí llega vuestro Gustav, con una entrega que no dejará a nadie indiferente. Nos adentramos en el capítulo 710 de La Promesa, el que se emitirá el jueves 6 de noviembre, y os aseguro que será uno de esos episodios que dejan huella, donde el amor se apaga, los secretos se multiplican y el destino vuelve a mostrar su cara más cruel.
Porque sí, cuando el amor se va, deja silencio, y ese silencio, profundo y desgarrador, se ha instalado tanto en el alma de los personajes como en los pasillos de la mansión de los Luján.

La historia arranca en lo alto de las montañas, donde Curro y Ángela viven su último amanecer juntos. Entre la neblina y el frío, la tienda de campaña aún guarda el calor de su último abrazo, pero ambos saben que ese amanecer no es el inicio de nada, sino el final de todo.
Ángela, con la voz quebrada, se atreve a decir lo que el corazón le grita: “Cuando regresemos al palacio, ya solo seremos un recuerdo”. Curro, con los ojos llenos de lágrimas, le contesta que no puede imaginar un futuro sin ella, que todo carece de sentido si no la tiene a su lado. Las montañas, el viento y el lago son los únicos testigos de esta despedida, de ese amor que resistió las mentiras, las amenazas y la humillación, pero que ahora se rinde ante el peso del deber. Ninguno lo dice, pero ambos lo saben: nunca volverán a ser los mismos.

Mientras ese adiós llena de tristeza la montaña, en el palacio la vida continúa, porque allí nadie se detiene, ni siquiera cuando el corazón sangra. En el hangar, el ambiente se enrarece. Lo que antes era pasión por los motores, ahora es un campo de batalla emocional. Enora y Toño, que ya venían arrastrando un distanciamiento, atraviesan su peor momento. Ella, decidida a tomarse un descanso sentimental, y él, dolido y confuso, se lanzan reproches en cada mirada.
Manuel intenta poner paz, pero su mediación solo sirve para exponer aún más las heridas. En medio de esta tensión, surge una decisión profesional que marcará un antes y un después: finalmente, contratan a don Luis como nuevo colaborador. La insistencia de Enora y su confianza en el hombre hacen que la balanza se incline a su favor. Pero detrás de esa elección hay algo más que trabajo: hay emociones contenidas, celos, desconfianza y el inicio de una fractura difícil de reparar.

Avance semanal de 'La Promesa' del 3 al 7 de noviembre: El viaje de  despedida de Curro y Ángela que lo cambia todo - Infobae

Y si en el hangar todo se tambalea, en los salones del palacio las intrigas no descansan. Jacobo, cada vez más alineado con Leocadia, comienza a ver sombras donde antes solo había dudas. Sospecha de las cartas de Catalina, las mismas que todos creían auténticas. En una conversación con Adriano, el joven confiesa que siente que esas cartas no fueron escritas por ella. Adriano, sorprendido, admite que él también lo ha pensado en más de una ocasión.
A partir de ese momento, ambos se convierten en aliados silenciosos, alimentando teorías que podrían poner en jaque el equilibrio de la familia. Jacobo, además, respalda a Leocadia en su plan de boda entre Ángela y Beltrán, convencido de que esa unión traerá estabilidad. Lo que no sabe es que, lejos del palacio, ese mismo enlace está destruyendo a dos almas destinadas a quererse: Curro y Ángela.

Mientras tanto, otra historia mucho más íntima y dolorosa se desarrolla en los pasillos de servicio. María Fernández vive su propio calvario. En la lavandería, abrumada por el miedo y la culpa, se derrumba ante Pía. Llora, se contradice, no sabe qué sentir. Por un lado, desea que todo termine pronto para liberarse de esa carga; por otro, le duele pensar en su bebé como un problema. Entre sollozos, confiesa que no quiere odiar a su propio hijo.
Pía intenta consolarla, pero solo logra darle una advertencia: “Haz lo que debas, pero mantén las apariencias”. María Fernández, atrapada entre el temor a ser descubierta y su instinto maternal, se sumerge cada vez más en una angustia que amenaza con consumirla. Ni siquiera el apoyo de Samuel consigue aliviarla. Él se ofrece a estar a su lado, pero ella lo rechaza con frialdad, temiendo que su cercanía despierte sospechas. La tragedia parece inevitable, y el eco de su sufrimiento recuerda los oscuros destinos de otras mujeres marcadas por la desgracia en La Promesa.

Pero no todo en el palacio son penas. En el pueblo de Luján, el nombre de Madame Cocot se ha convertido en sinónimo de éxito. Sus dulces conquistan cada esquina, y Teresa regresa del colmado con una noticia que deja a todos boquiabiertos: la tarta de almendras de Madame Cocot es la sensación del momento. Tanto, que el precio de las almendras se ha duplicado.

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López, sin embargo, no comparte la alegría general. Sospecha que alguien ha filtrado las recetas y empieza a mirar con recelo a su alrededor. Descarta a Candela y Simona —cree que ellas no tendrían ni el tiempo ni los medios—, pero sí duda de Vera. Cuando la confronta, ella lo niega con lágrimas en los ojos, dolida por la desconfianza. En las sombras, Ballesteros observa en silencio, como si todo formara parte de un experimento perfectamente diseñado por él. El misterio crece y la intriga se apodera del ambiente.

Y mientras unos enfrentan sospechas y otros despedidas, Petra Arcos vive su hora más amarga. En el despacho de servicio, es evaluada por Ballesteros con una frialdad que corta el aire. “Ha mejorado, señora Arcos. Su esfuerzo es evidente”, le dice con voz neutral. Por un instante, ella se permite respirar, creyendo que ha recuperado su lugar. Pero entonces interviene doña Leocadia, tajante como siempre: “No sirve. Sus errores son constantes. Esta mujer está acabada”.
Las palabras caen como un martillo. Petra baja la mirada, sabiendo que su destino está sellado. Cristóbal intenta mantener la compostura, pero hasta él comprende que poco puede hacer. Leocadia ha dictado sentencia, y en La Promesa, su palabra es ley. El despido de Petra parece inevitable.

Así, entre despedidas, celos y conspiraciones, el capítulo 710 se convierte en una sinfonía de emociones. El amor de Curro y Ángela se apaga entre las montañas, los engranajes del hangar crujen al compás de un triángulo sentimental roto, los secretos se multiplican en los pasillos y las recetas de Madame Cocot esconden un misterio cada vez más oscuro.
Nada volverá a ser igual en el palacio de los Luján. Porque mientras el amor se despide, el poder se afianza, y la promesa de un mañana distinto parece cada vez más lejana.

Y así, queridos promisers, termina este adelanto. Tu Gustav te deja con el corazón encogido y la certeza de que el próximo capítulo será aún más intenso. Porque en La Promesa, cada lágrima tiene su razón, y cada secreto, su precio. Hasta la próxima, y no olvides suscribirte, dejar tu comentario y seguir viviendo conmigo esta historia que, día a día, sigue latiendo más fuerte que nunca. 💔