LA PROMESA – Avance del episodio 7 – Viernes 7 de noviembre – LEOCADIA fija la fecha de la boda de ANGELA y BE…

💍 El regreso de Ángela marca el inicio del caos: una boda apresurada, un despido injusto y un misterio que amenaza con romper el equilibrio del palacio

El regreso de Ángela a La Promesa no trae precisamente calma. Su llegada desencadena una avalancha de decisiones precipitadas, heridas abiertas y emociones a flor de piel que convertirán el final de semana en un auténtico terremoto. Apenas pone un pie en el palacio, Leocadia ya tiene todo decidido: la boda con Beltrán debe celebrarse cuanto antes. Nada de titubeos, nada de dudas. La matriarca, movida por su obsesión de asegurar el futuro de su hija —y, sobre todo, el prestigio de su apellido—, toma el control absoluto de los preparativos. Pero detrás de esa fachada de madre protectora se esconde una mujer capaz de aplastar a cualquiera que se interponga en su camino.

El primer golpe cae sobre Petra. Sin mostrar un ápice de compasión, Leocadia ordena su despido de la forma más cruel posible. Ante Cristóbal, lo justifica sin rodeos: “es material averiado”. Con esas palabras demoledoras, sentencia el destino de una mujer que, tras un largo camino de redención, apenas comenzaba a recuperar la esperanza. Cristóbal, aunque visiblemente incómodo, acata la orden. Y Petra, devastada, ve cómo todo su esfuerzo por enmendar el pasado se derrumba de un solo golpe. Entre lágrimas, recoge sus pocas pertenencias mientras el eco del rechazo resuena en cada rincón del palacio.

Mientras tanto, Leocadia continúa con su plan sin perder un minuto. La boda de Ángela y Beltrán se fija para la semana siguiente, sin importar los rumores ni las miradas de desaprobación que circulan por el lugar. Todo avanza a un ritmo vertiginoso, casi antinatural, como si Leocadia quisiera borrar el pasado de su hija a fuerza de velo y flores. Pero lo que nadie imagina es que bajo esa boda se esconde un torbellino de sentimientos reprimidos y secretos que amenazan con salir a la luz.

Avance de 'La Promesa' del viernes 7 de noviembre

Ángela, aunque intenta mostrarse serena, no logra disimular su angustia. Su mente viaja una y otra vez hacia Curro, aquel amor prohibido que le enseñó lo que era la libertad. A su alrededor, todos parecen celebrar su compromiso, pero ella siente que está caminando hacia un destino que no ha elegido. Cada vez que Beltrán la mira, ella finge una sonrisa; cada vez que Leocadia le habla del futuro, ella se pregunta si su corazón podrá soportar tanto silencio.

Mientras el palacio se viste de gala, otras tormentas se gestan en su interior. María Fernández sigue atrapada en un dilema que la consume: su embarazo. Nadie lo sabe, pero su angustia crece con cada día que pasa. Intenta actuar con frialdad, fingir que todo está bajo control, pero su rostro la delata. Samuel, fiel a su carácter noble y discreto, intenta ayudarla sin hacer preguntas. Le ofrece apoyo, comprensión y una mano amiga. Sin embargo, su gesto desata la confusión de Teresa, quien, ignorando la verdad, interpreta la cercanía entre ellos como una nueva versión de la vieja historia del sacerdote. Los malentendidos no tardarán en multiplicarse, y una simple muestra de bondad podría convertirse en el inicio de un nuevo conflicto sentimental.

Al mismo tiempo, en el despacho de Alonso, otra decisión causa revuelo: la contratación de don Luis como ensamblador. El patriarca queda desconcertado ante el anuncio, incapaz de comprender el repentino entusiasmo de Enora, quien defiende la elección con una pasión casi ciega. Manuel, más prudente, observa todo con sospecha. Aunque reconoce el talento de don Luis, intuye que el reto al que se enfrenta podría ser demasiado ambicioso. Detrás de esa aparente oportunidad, hay algo que no encaja, y Manuel sabe que en La Promesa las sorpresas nunca son lo que parecen.

Avance de 'La Promesa' del viernes 7 de noviembre

En las cocinas, la tensión también se respira. Simona y Candela están decididas a descubrir quién está detrás del misterioso plagio de las recetas del op, firmadas por la enigmática Madame Cocot. Las dos cocineras, armadas de intuición y buen humor, inician su propia investigación, convencidas de que el culpable se encuentra entre los suyos. No dudan en pedir ayuda a Manuel, con la esperanza de que su intervención arroje luz sobre el asunto. Pero mientras más se acercan a la verdad, más peligro corren de destapar un secreto que podría poner en evidencia a alguien muy cercano.

Por su parte, Jacobo atraviesa uno de sus momentos más oscuros. El distanciamiento con Martina lo tiene profundamente afectado. Ya no es el hombre seguro de sí mismo que solía ser; ahora está consumido por la duda y los celos. Su desconfianza se vuelca hacia Adriano, a quien mira con creciente recelo. No le pasa desapercibido el entusiasmo con el que recibe las cartas de Catalina, y empieza a insinuar que tal vez esas misivas no sean tan auténticas como aparentan. Una sospecha que podría convertirse en una bomba de relojería si llega a oídos de los demás.

En medio de este caos emocional, el palacio de La Promesa parece más vivo que nunca. Los pasillos murmuran secretos, los corazones laten desbocados y las apariencias se tambalean. Mientras unos preparan una boda destinada al escándalo, otros luchan en silencio contra sus propios demonios. Leocadia se cree invencible, pero su decisión de despedir a Petra podría tener consecuencias que ni ella imagina. Porque en La Promesa, nada se entierra para siempre.

Y mientras el viernes se acerca, el ambiente se vuelve cada vez más tenso. Las flores para la boda ya están encargadas, los trajes en confección, las mentiras perfectamente colocadas… pero basta una chispa para que todo estalle. ¿Será la confesión de Petra antes de marcharse? ¿El gesto desesperado de María Fernández al no poder ocultar su embarazo? ¿O tal vez el regreso de alguien que creíamos fuera de escena?

El episodio promete ser un cierre de semana lleno de emociones y giros inesperados: un despido que parte el alma, una boda que podría no celebrarse y un misterio que amenaza con sacar a la luz lo peor de cada uno.

Así que, promisers, respiren hondo, porque lo que se avecina en La Promesa no es una simple semana más… es el inicio de una tormenta que cambiará el destino del palacio para siempre.