Leocadia affila la sua vendetta contro Cruz | ANTICIPAZIONI E SPOILER
Título: “En La Promesa, las máscaras caen y los secretos amenazan con destruirlo todo”
En el palacio de La Promesa, nada vuelve a ser lo que parecía. Los rostros se endurecen, las verdades emergen y las traiciones, una vez ocultas tras las apariencias, comienzan a salir a la luz. Leocadia, impulsada por el deseo de venganza, prepara su golpe final contra la marquesa Cruz, mientras nuevos misterios ensombrecen los muros del palacio. Y entre los pasillos donde aún resuena el eco del pasado, la sangre, el amor y la fe se entrelazan en un destino del que nadie saldrá ileso.
Todo comienza con un enfrentamiento brutal entre Cruz y Leocadia. La marquesa, enfurecida tras una discusión con su marido Alonso por el futuro de Martina, intenta humillar a su vieja amiga, creyendo aún tener el control. Pero Leocadia, más fría y decidida que nunca, la enfrenta con una calma que hiela la sangre. La acusa sin rodeos de manipular a su sobrina para obligarla a vender su parte de La Promesa, y le deja claro que no piensa seguir siendo su cómplice ni su víctima. Cruz intenta negar, pero la mirada firme de Leocadia la desarma. La conversación se convierte en una guerra silenciosa donde cada palabra es una puñalada calculada.
Detrás de esta confrontación se esconde algo mucho más grande. Desde su regreso, Leocadia ha logrado debilitar lentamente el poder de Cruz. Lo que antes estaba bajo el férreo control de la marquesa ahora se desmorona, y la satisfacción de Leocadia es evidente. A diferencia de otros enemigos, ella no se oculta: disfruta mostrándole su caída, día tras día, como una reina que contempla la ruina de su rival.
Sin embargo, su venganza tiene un nuevo objetivo: Alonso. Durante mucho tiempo se había rumoreado que el marqués podría volver a enamorarse y dejar atrás su tormentoso matrimonio con Cruz. Muchos creyeron que la candidata sería María Antonia, otra vieja conocida del palacio, pero el destino tenía otros planes. Ahora, todas las señales apuntan a Leocadia.

Astuta y paciente, ha sabido acercarse a Alonso aprovechando su cansancio y su necesidad de afecto. Donde Cruz solo ha sembrado desprecio, Leocadia ofrece comprensión y dulzura. Su estrategia es clara: conquistar su confianza, su cariño y, finalmente, su corazón. Si logra arrebatarle a Cruz el amor de su marido, su victoria será total. No hay castigo más doloroso para una mujer orgullosa que perder el amor de quien consideraba su posesión.
Pero jugar con el fuego tiene un precio. Leocadia sabe que Cruz es peligrosa cuando se siente acorralada. Si llega a descubrir su plan, podría desatar su furia no solo contra ella, sino contra su hija Ángela, atacando donde más duele.
Mientras tanto, Hana continúa con su investigación sobre una inquietante mancha de sangre descubierta en la habitación secreta del palacio. Durante semanas se creyó que pertenecía a Thomas, asesinado años atrás por la marquesa, pero un nuevo hallazgo cambia por completo la teoría. Comparando los tejidos de los tapices, Hana descubre que no son los mismos: el de la habitación secreta no coincide con el del crimen. Entonces, ¿de quién es esa sangre?
La respuesta estremece a todos: podría ser de Dolores, la madre de Hana y Curro, desaparecida misteriosamente hace dos décadas. Si es así, aquel lugar no solo oculta un crimen, sino también la clave de una tragedia nunca resuelta. La posibilidad de que Dolores aún esté viva o que su muerte haya sido encubierta sacude los cimientos de La Promesa.
Y cuando el pasado parece despertar, un fantasma regresa: Ramona. Su llegada al palacio provoca un auténtico terremoto. Petra, siempre vigilante, corre a informar a Cruz de que la mujer ha vuelto acompañada de Curro. La reacción de la marquesa es inmediata: terror y rabia. “¡Yo misma la sacaré de mi casa!”, grita, presa del pánico. Su miedo revela que Ramona sabe demasiado. Hay secretos del pasado que, si ella decidiera contarlos, destruirían para siempre la reputación de los Luján.
Curro, por su parte, se enfrenta a las consecuencias de su decisión de traer a Ramona. Lo hizo para ayudar a Hana a descubrir la verdad sobre Dolores, pero ahora sabe que ha puesto en peligro a todos. Cruz comienza a sospechar de la relación entre Ramona, Hana y Curro, y la idea más temida empieza a tomar forma: ¿y si los dos jóvenes son en realidad hermanos, hijos de Dolores? De confirmarse, el escándalo sería devastador. El matrimonio de Manuel y Hana sería un incesto y el niño que ella espera, fruto de un vínculo prohibido. La sola sospecha enloquece a Cruz, que ya ve en ese bebé una amenaza a su nombre y su linaje.
Mientras la marquesa maquina cómo deshacerse de sus enemigos, Ramona acepta el reto de enfrentarse a su pasado. Hana y Curro la reciben en secreto y le muestran los objetos encontrados en la habitación oculta: cartas, reliquias y recuerdos de Dolores. Ramona los reconoce con emoción contenida, pero sus palabras son medidas. Hablar del pasado puede traer consecuencias fatales, y ella lo sabe bien.
Cruz, sin embargo, no cede. Prohíbe expresamente que Ramona permanezca en el palacio, aunque sabe que no podrá alejarla para siempre. Desde su cabaña, la mujer observa, escucha y espera el momento adecuado para revelar lo que sabe.

En medio de tanta tensión, surge un respiro: Manuel confía a Hana un proyecto que podría salvar la economía de la familia. Un riesgo enorme, pero también una oportunidad para redimirse ante su linaje. Sin embargo, las sombras del pasado son más fuertes que las promesas del futuro.
En los salones inferiores del palacio, se desarrolla otra historia cargada de dolor y deseo. María Fernández, atormentada por sus sentimientos hacia el padre Samuel, vive en una contradicción insoportable. Él, tras semanas de silencio y contención, no puede seguir ocultando lo que siente y confiesa su amor. Las palabras que María soñó escuchar se convierten en un golpe: ese amor, por más puro que sea, está condenado. Samuel se debate entre la fe y la pasión, consciente de que amar a María significa perder su vocación.
La confesión lo deja devastado. Sabe que deberá huir del palacio antes de sucumbir por completo. María, entre lágrimas, lo entiende, pero el dolor es insoportable. Su amor es tan profundo como imposible, un sentimiento que solo puede traerles sufrimiento.
Mientras tanto, Curro y Ángela también se enfrentan a sus propios tormentos. Ella le revela que Cruz y Lorenzo planean casarlo con una rica heredera para asegurar el futuro de los Luján. Él se niega a creerlo, pero poco a poco las piezas encajan. La zia y el capitán ya han elegido a su futura esposa, y cuando Lorenzo regrese, la promesa estará sellada. Su destino parece decidido, pero su corazón pertenece a Ángela. Lo que los une es tan fuerte como el abismo que los separa.
Así, entre secretos, venganzas y confesiones, La Promesa se convierte en un campo de batalla donde el amor y el odio se confunden, donde cada verdad revelada abre una herida más profunda. Cruz se prepara para defender su poder, Leocadia afila su última carta, y Ramona, desde las sombras, guarda la llave de una verdad que podría destruirlos a todos.
Y en ese palacio, donde nada es lo que parece, el mayor peligro no es el enemigo visible… sino el pasado, que siempre encuentra la forma de volver.