ENTRE EL AMOR Y LA CULPA: LA ÚLTIMA OPORTUNIDAD || CRÓNICAS de La Promesa Series

Hola, hoy vengo con un vídeo muy especial porque parece que en La Promesa el amor siempre llega con heridas y conflictos, y si no que se lo pregunten a Curro y Ángela. Dos almas que llevan demasiado tiempo atrapadas entre lo que sienten y lo que la vida les exige, y esta semana veremos que su historia está al borde de un punto de inflexión. Lo que se avecina no es solo un simple reencuentro; es la última oportunidad que tendrán para enfrentar lo que sus corazones les dictan.

En esta semana de La Promesa, la narrativa se vuelve intensa y casi insoportable de la emoción, porque lo que presenciamos está marcado por la humillación, la distancia impuesta y un amor que ni las amenazas, ni el miedo, ni la mismísima Leocadia han logrado apagar. Hoy, en Gustav Televisión, vamos a sumergirnos en los movimientos recientes del capitán Garrapata, la reacción de Ángela ante las injusticias que la rodean y esa escena final que todos estábamos esperando con ansias, la que sin duda marcará un antes y un después en la historia de amor más apasionante de la serie. Pero atención, porque justo después de analizar este núcleo central, exploraremos un guiño literario fascinante que conecta la serie con la escritora de principios del siglo XX Emilia Pardo Bazán, y con el lado más simbólico y culto de la historia, relacionado directamente con Martina de Luján y su tío, el marqués Don Alonso. Así que acomódate, porque lo que viene no es solo un capítulo más; es una historia de amor, orgullo y destino. Soy tu Gustav y, como siempre, te traigo un vídeo que promete ser apasionante.

Todo comenzó con la humillación pública de Curro a manos del capitán Lorenzo de la Mata, el eterno Garrapata. La escena fue devastadora: Curro fue acusado, despreciado y tratado como si no valiera nada, mientras todos los presentes eran testigos del tormento que debía soportar. Ángela, por su parte, no pudo contenerse. Intentó mantener la compostura, pero al salir del salón, su voz se quebró y las lágrimas la traicionaron. La impotencia de ver al hombre que ama humillado por su propio padrastro la desbordó, y mientras lloraba, no solo sufría por Curro, sino por todo lo que estaban perdiendo juntos. Cada palabra de Lorenzo parecía una daga, recordándole que su amor estaba prohibido y que cada sentimiento debía ocultarse o serían destruidos.

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Sin embargo, el capitán Garrapata parece no entender algo fundamental: el amor verdadero no puede ordenarse ni apagarse. A pesar de la distancia y del miedo, Curro y Ángela continúan buscándose, resistiéndose a las cadenas impuestas por la sociedad y por la familia. Ángela lucha internamente, tratando de convencerse de que debe obedecer a su madre, casarse con Beltrán y seguir el camino que se espera de ella. Pero cada vez que se cruza con Curro, su mirada la traiciona, revelando lo que intenta ocultar. Curro, por su parte, vive consumido por la impotencia. Ya no puede fingir ni disimular lo que siente, y la noticia de que Ángela se casará le deja solo una salida: su última oportunidad para verla, hablarle y confesar todo lo que ha guardado durante meses, a pesar de los juramentos de mantener distancia.

Este reencuentro se producirá a finales de la semana, lejos de miradas indiscretas y de normas sociales, un momento que promete ser de los más emotivos de toda la serie. Allí, Ángela y Curro sentirán que no pueden separarse, aunque ambos saben que ese abrazo tiene fecha de caducidad. Ya lo sintieron cuando se despidieron en la montaña, jurando que no volvería a repetirse. Pero el corazón es más fuerte que la razón: Ángela se debate entre lo que le debe a su madre y lo que siente por Curro, mientras él soporta la carga de ser un bastardo y de enfrentarse a un mundo que no les da tregua.

Mientras tanto, Leocadia de Figueroa mueve sus hilos con precisión quirúrgica. Ha logrado convencer a todos de que el viaje de su hija Ángela fue solo por motivos de estudio, mientras en secreto planea su gran venganza: la boda con Beltrán. Para ella, ningún amor que no pueda controlar merece existir. Sin embargo, como suele suceder con el destino, sus planes podrían terminar empujando a Ángela directamente hacia los brazos de Curro, el hombre del que intenta alejarla. La tensión de La Promesa nos recuerda que más allá de los títulos, los secretos y las intrigas, lo que realmente importa son las emociones universales: un amor que se enfrenta a todo y que, aun sabiendo que puede estar condenado, persiste con fuerza.

Pero la historia no termina ahí. Esta semana, la serie nos regala un guiño literario fascinante, conectando la ficción con la realidad histórica de principios del siglo XX. Los libros en La Promesa nunca son inocentes, y esta semana, Martina de Luján recomendó a su tío, el marqués Don Alonso, una novela de Emilia Pardo Bazán. La elección no es casual: Pardo Bazán escribía sobre mujeres que amaban con libertad, desafiando la moral y los prejuicios de su época. En sus obras, el deseo femenino y la culpa que conlleva el amar sin permiso eran temas centrales. Y precisamente eso refleja la historia de Ángela: una mujer que se enfrenta al poder de su madre, a la vergüenza y al juicio social, pero que no renuncia a lo que siente.

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La novela recomendada, Los Pazos de Ulloa, muestra a un noble atrapado entre moral y pasión, mientras que otras obras de Pardo Bazán retratan mujeres que se atreven a amar sin permiso. Martina, al sugerir esta lectura, se reconoce en esas protagonistas: inteligentes, valientes y marcadas por los prejuicios de su tiempo. De manera similar, Ángela representa ese amor prohibido, ese desafío a las normas, ese enfrentamiento con la autoridad materna y la sociedad. A principios del siglo XX, leer a Pardo Bazán era casi un acto de rebeldía, y dentro de la serie, este guiño literario resalta el valor de las mujeres que se negaron a vivir con miedo. El amor, como bien decía Pardo Bazán, no se mide por apariencias, sino por valentía, y tanto Martina como Ángela lo están demostrando, aunque el precio sea alto.

En resumen, esta semana en La Promesa nos mostrará un cúmulo de emociones intensas: la humillación de Curro, la impotencia de Ángela, los planes maquiavélicos de Leocadia y, sobre todo, la fuerza de un amor que se enfrenta a todo. El reencuentro de estos dos jóvenes marcará un punto de no retorno, y las decisiones que tomen resonarán a lo largo de toda la serie. No se trata solo de intrigas ni de bodas planeadas; se trata de un amor que desafía al destino y que se atreve a existir, aun en circunstancias adversas. Así que prepárate, porque lo que veremos no es solo un capítulo más: es un relato de pasión, orgullo, lucha y destino que nos recordará por qué La Promesa nos tiene atrapados semana tras semana.

Soy tu Gustav y, como siempre, te despido con un gran beso apretado, recordándote que el amor verdadero, aunque prohibido, aunque peligroso, nunca deja de existir y que esta semana en La Promesa promete emociones que no olvidarás.