LA PROMESA – Curro recupera su título de noble y mete a Leocadia en la cárcel con el peor secreto
Y en los próximos capítulos de La Promesa: Curro recupera su título, desenmascara a Leocadia y Lorenzo, y todo cambia para siempre
El silencio del amanecer envuelve el palacio mientras Curro camina con pasos lentos por el patio de La Promesa, la mirada baja y el corazón oprimido. La luz del sol se filtra sobre el suelo de piedra, pero para él, el mundo parece sumido en sombras. Cada paso es un recordatorio de lo que está en juego: Ángela se casará con Beltrán en pocos días, y nada parece capaz de detenerlo. Los recuerdos de su amor, de los momentos compartidos, de la risa y los gestos sencillos durante su viaje a la montaña, vuelven con fuerza, golpeando su pecho. Cierra los ojos, intentando ignorarlos, pero el rostro de Ángela se impone con una claridad dolorosa. Susurra para sí mismo: “No tengo derecho a intervenir… se va a casar”.
En ese instante, Pía aparece caminando por el corredor cercano. Su mirada percibe de inmediato la angustia de Curro. Se acerca a él con pasos seguros, cruzando los brazos con determinación. “Curro… ¿qué ocurre? Estás más callado de lo habitual”, pregunta con suavidad. Él levanta la vista, intentando disimular, pero su cansancio y tristeza son evidentes. “Nada, señora Pía… solo estoy cansado”, responde con voz apagada. Pero Pía no se deja engañar. “Sé cuando alguien sufre. Y tú, Curro, llevas el peso del mundo sobre tus hombros”, dice, sentándose a su lado en el banco de piedra.
Curro baja la cabeza, reconociendo en silencio la verdad de sus palabras. Pía continúa: “Es por Ángela, ¿verdad?”. Él asiente con un nudo en la garganta. “Me duele verla casarse obligada, usada… y yo no puedo hacer nada”, confiesa. Pía suspira y lo mira con firmeza: “Siempre hay algo que se puede hacer, sobre todo cuando se trata de amor verdadero”. Sus palabras despiertan en Curro una chispa de esperanza que creía apagada. “¿Qué puedo hacer ahora? La boda está decidida… todo parece irremediable”, responde con desesperación.
“Decidido por quién, Curro”, replica Pía, acercándose aún más. “Por Leocadia y Lorenzo. No merecen el poder que tienen… ¿y vas a dejarlos ganar sin luchar?”. Curro se queda pensativo. “No tengo pruebas… nadie me creería. Solo soy un criado y ellos controlan todo”. Pía lo mira con intensidad: “Yo sí te creo, y puedo ayudarte a conseguir lo que falta”. La sorpresa lo deja inmóvil. “¿Ayudarme… cómo?”, pregunta. Pía baja la voz, como temiendo ser escuchada: “Conozco este palacio como nadie. Sé dónde Lorenzo guarda documentos y dónde Leocadia esconde cartas. Si de verdad quieres impedir esa boda, puedo ayudarte”.
El corazón de Curro late con fuerza. “¿Y si es demasiado tarde?”, murmura. “No es tarde mientras no haya dicho ‘sí’ frente al altar”, responde Pía con convicción. “Si amas a Ángela, lucha por ella. No dejes que el miedo decida tu vida. Si no haces nada ahora, vivirás preguntándote qué podría haber sido”. Las palabras lo conmueven, y aunque el dolor lo detiene por un momento, una decisión comienza a formarse en su interior.
Durante el día, Curro y Pía se dedican a la investigación. Pía, bajo la apariencia de supervisar a los criados, recopila información discretamente. Curro, por su parte, revisa archivos y documentos antiguos del palacio, buscando cualquier mención de Leocadia. Al caer la noche, se reúnen en la vieja biblioteca, un lugar cubierto de polvo, olvidado por todos. Sobre la mesa, Pía coloca cartas, documentos de viaje y registros antiguos. “Mira esto”, dice, entregándole una carta con el sello del conde de Urrutia, de hace veinte años. Revela que Leocadia falsificó su identidad para casarse con un bisconde viudo y huyó antes de que concluyera la investigación.
Curro abre los ojos con asombro. “Mintió desde el principio… destruyó la vida de todos los que confiaron en ella”, susurra. Pía continúa mostrando pruebas: registros de su trabajo en casas nobles, acusaciones de robo y desapariciones sospechosas. Poco a poco, arman un rompecabezas que revela la verdadera naturaleza de Leocadia: una mujer que construyó su posición sobre mentiras, chantajes y falsificaciones.

Con pruebas irrefutables en sus manos, Pía y Curro deciden acudir a la casa real. Pía redacta una carta formal relatando los delitos de Leocadia y adjuntando todos los documentos recopilados. Un mensajero parte hacia Madrid, y los días siguientes se llenan de tensión y expectativa. Mientras tanto, Leocadia sigue organizando la boda de Ángela con Beltrán, sin imaginar que su mundo comienza a derrumbarse.
Finalmente, llega el mensajero con documentos oficiales de la casa real. Alonso los recibe y lee en silencio; su rostro se torna pálido. Leocadia, tratando de mantener la compostura, pregunta qué ocurre. Alonso responde con firmeza: “Lo que vi es la verdad. La casa real investigó tus delitos: falsificación, chantaje, robo… todo probado. Debes abandonar la Promesa de inmediato y presentarte ante las autoridades en Madrid”. Leocadia intenta negar y apelar a la emoción, pero su poder se desvanece. Guardias la escoltan, y Lorenzo queda bajo investigación mientras la familia respira aliviada. Curro y Pía intercambian una mirada de triunfo, conscientes de que la justicia ha prevalecido.
La recompensa para Curro no tarda en llegar. Alonso lo llama y le agradece por su valentía y lealtad. La casa real, impresionada por su determinación, restaura su título de noble, devolviéndole el reconocimiento como miembro legítimo del linaje Serrano de Luján. Curro, con lágrimas en los ojos, recibe la felicitación de Pía, orgullosa a su lado.
El ambiente en el palacio cambia por completo. Ángela, al enterarse de todo, corre hacia Curro y lo abraza, emocionada y agradecida. La boda de ambos finalmente se celebra en el palacio, frente a amigos y familia. Curro, con traje noble, extiende su mano hacia Ángela y le promete amor eterno. Ella responde con la misma intensidad, sellando su historia de amor con una ceremonia llena de emoción y esperanza.
El palacio, antes escenario de intrigas y dolor, se llena de alegría. Las sombras se disipan y el amor verdadero triunfa. Sin embargo, la historia sugiere que las sorpresas no han terminado: la justicia ha prevalecido, pero Leocadia y Lorenzo podrían buscar venganza, y el futuro de la Promesa sigue siendo un hilo delicado, lleno de posibilidades y desafíos.