Avance Sueños de Libertad, capítulo 433: El movimiento más peligroso de Pelayo
Avance ‘Sueños de libertad’: Begoña acorrala a Gabriel con una propuesta que lo deja sin salida, en el capítulo 433 (10 de noviembre)
El amanecer del lunes 10 de noviembre marca un punto de no retorno para todos los De la Reina. Mientras la mansión se despierta entre silencios y tensiones, cada rincón del imperio familiar se convierte en escenario de traiciones, miedos y decisiones que cambiarán el rumbo de sus vidas.
En la habitación principal, Marta abre los ojos sobresaltada: Pelayo está allí, de pie en la penumbra, con una calma tan fría que hiela la sangre. Lo que él llama “solucionar” el problema de Eladio no deja lugar a dudas: el chantajista ya no volverá a molestarlos. Las palabras son suaves, pero su peso es mortal. Marta comprende con horror que su marido ha cruzado una línea sin retorno, y que, sin quererlo, ella lo ha empujado hasta allí. Pelayo exige ahora su lealtad absoluta, sellando con esa exigencia un pacto de sangre y silencio. Marta asiente, prisionera de un hombre que dice amarla pero que ya no distingue entre protección y dominio.
Mientras la oscuridad moral envuelve la mansión, la fábrica de Perfumerías de la Reina se sumerge en un drama distinto, pero igual de cruel. Tasio, cumpliendo órdenes de los franceses, despide a los trabajadores uno a uno, su firma marcando el destino de decenas de familias. Joaquín, incapaz de soportar la injusticia, irrumpe en su despacho y lo enfrenta con rabia. Lo acusa de haberse convertido en un peón, de haber traicionado el legado de los De la Reina. Tasio, atrapado entre el deber y la culpa, apenas puede sostener la mirada de su primo. La brecha entre ellos se hace irreparable, y Joaquín, decidido a no permitir más humillaciones, jura enfrentarse directamente a la francesa que mueve los hilos.
Marta, por su parte, intenta refugiarse en su trabajo, pero al entrar en la tienda descubre un escenario irreconocible: su perfumería, su refugio, ha sido transformada por Cloe Dubois en un espacio frío y calculado. El arte ha sido reemplazado por números. Marta la enfrenta con furia, pero la francesa, lejos de ofenderse, ve en ella un potencial que no esperaba. “Tiene fuego”, le dice con una sonrisa. “Podría llegar lejos”. Marta sale confundida, sintiéndose por primera vez observada como rival… y como posible aliada.

Poco después, Joaquín entra en el despacho de Cloe dispuesto a exigir el fin de los despidos, pero la francesa no tolera su insolencia. Con una frialdad letal, lo degrada ante sus propios ojos. De supervisor, pasa a ser simple encargado de almacén. Humillado, Joaquín sale con la dignidad hecha pedazos, mientras Cloe murmura al teléfono que ha encontrado a alguien más útil para el futuro de la empresa: Marta De la Reina.
En la colonia obrera, el eco de los despidos se convierte en tragedia personal. Chema, uno de los trabajadores despedidos, decide marcharse. París lo llama como promesa de una vida nueva. Sus amigas, Carmen y Claudia, suplican que se quede, pero él ya ha tomado su decisión. “Aquí me muero un poco cada día”, dice antes de cerrar su maleta. Su partida simboliza la ruptura definitiva entre las clases: mientras unos luchan por sobrevivir, otros se consumen en sus propios secretos.
Y mientras Chema se aleja, otro regresa: Gabriel. El coche que se detiene frente a la mansión trae consigo el regreso del hombre más peligroso de todos. Su estancia en París le ha traído noticias devastadoras: los franceses ya no los consideran socios, sino simples subordinados. Pero detrás de su aparente calma se esconde una mente que calcula cada palabra. Gabriel no ha regresado solo por negocios… ha vuelto por Begoña.
El reencuentro con su prometida parece, al principio, una escena perfecta: regalos, sonrisas, perfume y un vestido de novia traído desde París. Pero la armonía se rompe cuando Julia, la hija de Begoña, irrumpe entre lágrimas, gritando que no quiere que su madre se case. La niña huye, dejando en el aire un silencio que duele. Begoña comprende al fin lo que le ocurre a su hija: no son celos, sino miedo. Miedo a ser reemplazada cuando nazca el bebé.
Con el corazón desgarrado, Begoña decide actuar. En una conversación cargada de emoción, le revela a Gabriel su decisión más audaz: adoptarán a Julia. No como un gesto simbólico, sino legal. Quiere que la niña lleve su apellido, que sea su hija ante la ley y ante Dios, antes incluso de la boda o del nacimiento del bebé.

La propuesta cae sobre Gabriel como una sentencia. Su sonrisa se desvanece. La adopción lo encadena a una verdad que no puede sostener: Julia no es parte de su plan, sino un obstáculo. Pero si se niega, si muestra la menor resistencia, Begoña sospechará. Y si sospecha, todo su juego se derrumba.
El hombre que siempre ha sabido improvisar siente por primera vez el suelo moverse bajo sus pies. Begoña lo mira fijamente, sin suplicar. No es una petición, es una prueba. O acepta y se ata para siempre a la familia que finge amar… o se delata.
Mientras tanto, en el corazón de la fábrica, Tasio recibe una visita inesperada de Cloe Dubois. Le anuncia que los franceses acelerarán las obras y que, en cuestión de semanas, podrían necesitar nuevamente a los trabajadores despedidos. Es un consuelo envenenado, una promesa que solo sirve para mantener el control. “Una esperanza controlada es una herramienta de gestión”, dice ella con cinismo. Tasio la escucha, sabiendo que sus manos siguen manchadas, aunque con la débil esperanza de poder reparar algo.
En la colonia, Carmen y Claudia ven cómo Chema se aleja entre lágrimas. En la mansión, Gabriel busca una salida al dilema que Begoña le ha tendido. En la perfumería, Marta lucha por no perder su identidad ante la francesa que la desafía. Y en los despachos, Joaquín planea su contraataque.
Cada personaje se encuentra en un punto de ruptura: Marta ha sellado un pacto oscuro, Joaquín ha perdido su lugar, Tasio ha vendido su alma, y Begoña ha hecho una propuesta que puede cambiarlo todo.
Gabriel, atrapado entre el amor que finge y los secretos que lo atormentan, sonríe débilmente mientras Begoña lo observa, esperando su respuesta. En su mirada, ella busca amor; en la suya, él esconde miedo.
El capítulo 433 de Sueños de libertad promete ser el más decisivo hasta ahora: una noche de revelaciones, una trampa perfecta y un hombre acorralado por una mujer que, sin saberlo, acaba de ponerlo frente a su propio abismo.