La Promesa Capítulo completo jueves 13 de noviembre. Leocadia enfrenta a Curro.
Hola a todos. Hoy estamos aquí con un nuevo vídeo de adelantos de La Promesa para el jueves 13 de noviembre de 2025
Mañana, la historia de La Promesa promete mantenernos al borde de la emoción, con giros inesperados y secretos que comienzan a salir a la luz. La jornada arranca con Teresa, quien decide romper su silencio y confiar en Pía, revelándole algo que la ha dejado pensativa durante días. Con voz mesurada y midiendo cada palabra, Teresa le confiesa que Cristóbal le ha ofrecido asumir el puesto de ama de llaves en el palacio. Esta propuesta no es un simple cambio laboral: es una puerta que se abre hacia nuevas responsabilidades, pero también a decisiones que podrían alterar profundamente su relación con quienes la rodean. Pía, escuchando atentamente, combina sorpresa y cautela mientras analiza la situación. Sabe que aceptar el cargo no es solo ocuparse de la rutina diaria del palacio, sino integrarse en una compleja maquinaria de normas, secretos y jerarquías que puede transformar para siempre los vínculos y lealtades existentes. En medio de la conversación, ambas reflexionan sobre la vida y cómo, a veces, nos pone en caminos que no pedimos; elegirlos requiere valentía, pues implica aceptar tanto lo que se gana como lo que inevitablemente se deja atrás.
Mientras Teresa y Pía debaten sobre la nueva responsabilidad, Petra se encuentra en otro lugar del palacio, inmersa en la tristeza que le provoca su destitución. La pérdida del puesto no es simplemente un hecho profesional: es un golpe personal que revive constantemente el sentimiento de traición. Petra siente que Leocadia, en quien alguna vez confió, la ha defraudado, y cada día que pasa, esa herida parece más profunda. Camina por los pasillos en silencio, cada habitación le recuerda lo que ya no es y lo que ha perdido. Su dolor refleja algo universal: algunas heridas se mantienen abiertas porque nos cuesta soltar aquello que nos define, aquello que nos da identidad y pertenencia. Petra encarna la dificultad humana de desprenderse de lo que nos marcó y de aceptar que, a veces, el pasado no puede ser revertido.
En otra parte de La Promesa, Adriano descubre algo que lo deja desconcertado: Jacobo posee las cartas que se creía que Catalina había escrito. Este hallazgo genera una mezcla de sorpresa e inquietud, pues altera muchas suposiciones previas. La tensión aumenta cuando Jacobo, con un tono firme y directo, le exige explicaciones, dejando claro que no hay espacio para evasivas. Las cartas, llenas de intenciones y secretos, tienen el poder de cambiar percepciones y obligar a los personajes a enfrentar verdades que preferirían ignorar. En medio de esta tensión, la actitud de Martina no pasa desapercibida. Jacobo observa sus gestos, sus palabras y pequeñas contradicciones, y empieza a sospechar de ella. La duda se instala lentamente, como una bruma ligera que presiona para descubrir la verdad sin acusar ni condenar de inmediato. Es un recordatorio de cómo la confianza se construye día a día y cómo, ante cualquier fisura, la curiosidad humana busca respuestas.

Tras días de minuciosa investigación, Jacobo cree finalmente haber dado con una pista sólida sobre el origen de las cartas atribuidas a Catalina. Aunque no es la confirmación definitiva, esta posibilidad lo mantiene al borde de la ansiedad y la expectativa. Cada silencio y cada mirada compartida reflejan la tensión que acompaña a quien está a punto de revelar un secreto que podría cambiarlo todo. La incertidumbre de si la verdad será revelada añade un aire de suspense: no solo se trata de descubrir quién escribió las cartas, sino también de ajustar cuentas con la memoria y con las expectativas de quienes han creído en una versión de los hechos por defecto.
Mientras tanto, en la planta baja, María Fernández alcanza un punto de ruptura y estalla contra Samuel. Sus palabras son duras y claras: exige que respete su espacio y no interfiera en asuntos que considera personales. María no quiere consejos ni ayuda; necesita sostener su dolor por sí misma, como quien entiende que pedir auxilio a veces equivale a mostrar fragilidad. Samuel, sorprendido por la intensidad de su reacción, comprende que cada persona procesa su sufrimiento a su manera, y que hay momentos en los que la cercanía debe respetar el espacio del otro.
En paralelo, Beltrán empieza a experimentar temor ante la cercanía de Lorenzo. Sabe que su conocimiento sobre ciertos momentos comprometidos entre él y Ángela podría desencadenar consecuencias inesperadas. Este miedo al juicio y a la exposición lo obliga a medir cada gesto y cada palabra, intentando proteger la intimidad de lo que considera vulnerable. Por su parte, Lorenzo no tarda en confrontar a Ángela, cuestionando la relación que percibe entre ella y Beltrán. Sus dudas crecen, y con ellas, la posibilidad de que la tensión derive en enfrentamientos y desconfianzas que podrían afectar a todos los involucrados. Esta situación refleja cómo la confianza y la transparencia son esenciales en cualquier relación, y cómo un solo resquicio puede ponerlo todo en peligro.
Mientras estos conflictos se desarrollan, Simona se encuentra profundamente preocupada por Toño tras la cancelación de la boda con Enora. La suspensión no solo altera planes; representa una incertidumbre que afecta el futuro familiar y genera sentimientos de impotencia. Simona intenta acompañar, cuidar y proteger, aun cuando no puede controlar los eventos que dependen de otros. En este mismo hilo, Manuel confiesa a Toño que su desconfianza hacia Enora persiste, revelando cómo ciertos sentimientos no desaparecen pese a las apariencias. Toño recibe esta confesión con comprensión, pero también con la conciencia de que la desconfianza puede teñir las relaciones y obligar a reconstruir la cotidianeidad con prudencia y cuidado.

Alonso, por su parte, observa a Adriano y percibe cómo parece estar dejando atrás los recuerdos de Catalina, quizás de manera definitiva. Este cambio provoca en él una mezcla de sorpresa, reflexión y cierta inquietud. Las personas evolucionan, y cuando se cierra un capítulo del pasado, se abren espacios para nuevas emociones, pero no sin dolor para quienes aún no pueden desprenderse del ayer.
En las cocinas, López enfrenta su frustración con Vera, Simona y Candela, sintiéndose ignorado en sus advertencias sobre Madame Cocot. Sin embargo, tras la confrontación, reconoce la utilidad del esfuerzo de las demás por resolver el misterio, mostrando que, aunque la paciencia se agota, la colaboración sigue siendo posible. Este pequeño gesto refleja cómo, a veces, la verdad necesita de distintas manos y perspectivas para emerger.
Finalmente, el episodio culmina con una amenaza directa y palpable: Leocadia advierte a Curro que, una vez celebrada la boda de su hija, tomará medidas para expulsarlo del palacio. Su voz, firme pero medida, deja claro que la promesa de venganza está contenida y que nadie podrá ignorarla. Este recordatorio de consecuencias futuras subraya cómo cada decisión tomada hoy puede repercutir mucho más allá del presente.
En conjunto, el episodio de mañana entrelaza intrigas, secretos, heridas y decisiones difíciles, mostrando cómo la vida y las relaciones humanas se construyen sobre un delicado entramado de confianza, prudencia y valentía. Cada gesto, cada palabra y cada silencio tiene el poder de alterar destinos y generar cambios irrevocables. La historia nos recuerda que la verdad no siempre trae alivio: a veces obliga a recomponer, asumir pérdidas y decidir entre el perdón y el rencor. Entre cartas, sospechas y enfrentamientos, los personajes nos enseñan que la vida es un constante equilibrio entre lo que elegimos sostener y lo que debemos aprender a soltar.
Y así, mientras nos preparamos para el episodio del jueves, queda la certeza de que cada hilo de esta historia, por pequeño que parezca, puede transformar por completo el entramado de La Promesa.