Avance Sueños de Libertad, capítulo 391: Pedro golpea donde más duele
El amanecer del 11 de septiembre llega cargado de presagios a la colonia De la Reina. No es un día más, sino un punto de quiebre donde la violencia, la manipulación y las decisiones imposibles marcarán el destino de todos. En el centro de la tormenta se encuentra don Pedro, un hombre que, acorralado por su enfermedad y por la decadencia de su poder, demuestra que aún le queda un arma: golpear justo donde más duele.
La primera víctima de esta estrategia es Digna, su esposa. Frente al espejo del dormitorio, intenta ocultar bajo capas de maquillaje el rastro violáceo de la última agresión recibida. El hematoma es un recordatorio brutal de la cárcel invisible en la que vive. Aunque prometió ver a su nieto Teo, Pedro se interpone con esa mezcla venenosa de ternura fingida y control absoluto. Con palabras que parecen caricias pero se clavan como cuchillas, la obliga a renunciar a su salida, recordándole que su deber es cuidarle a él y no alimentar las sospechas de la familia. Entre lágrimas reprimidas, Digna se resigna a llamar a Gema y cancelar el almuerzo prometido, dejando a su nieto con una decepción que late como una herida silenciosa. Lo que Digna no sospecha es que esa mentira también enciende la desconfianza de su nuera, sembrando la semilla de una rebelión futura.
Mientras en la casa grande se libra este drama íntimo, en Perfumerías De la Reina se respira el miedo. La reciente inspección sanitaria amenaza con cerrar la fábrica, y los trabajadores temen quedarse en la calle. En los talleres y pasillos solo se escucha un murmullo repetido como un eco: “Se acabó”. Tasio intenta aparentar calma, pero sabe que la situación es crítica. Junto a Joaquín, reconoce que la producción está en riesgo y que la empresa podría venirse abajo en cuestión de días.
La preocupación alcanza su clímax en la sala de juntas, donde Damián expone con crudeza los números: la multa y las indemnizaciones han vaciado las arcas, y sin una ampliación de capital inmediata, el cierre es inevitable. La propuesta de Andrés de inyectar dinero nuevo divide a los socios. Para los De la Reina y los Carpena es doloroso pero posible. Para los Merino, arruinados tras la muerte del patriarca, es una condena imposible de afrontar. La ampliación amenaza con diluir su participación y relegarlos al margen de la empresa que fue el pilar de su vida.
En paralelo, los dramas personales siguen minando la estabilidad del grupo. Cristina intenta tender puentes con Luz, ofreciéndole aloe vera como gesto de amistad, pero recibe solo frialdad y rechazo. Luz, herida por la traición del beso entre Cristina y Luis, se encierra en un silencio cortante. Más tarde, la verdad sale a la luz: Cristina confiesa a Claudia que siente algo más profundo por Luis, reconociendo que se está enamorando de él, aunque eso la haga sentirse culpable y miserable. La revelación confirma lo que Luz ya sospechaba, y la fractura entre ellas parece irreparable.
La tensión también afecta a Tasio y su madre Ángela. Ella, convencida de que Pedro está envenenando a su hijo, decide marcharse tras un enfrentamiento doloroso. Tasio, cegado por su ambición, rechaza su advertencia y se aferra al apoyo de Pedro, mientras Ángela se va con el corazón roto y el presentimiento de que perderá a su hijo para siempre.
El enfrentamiento entre Pedro y Digna, sin embargo, no es solo doméstico. Es el reflejo del juego siniestro que el empresario libra con todos a su alrededor. Cuando Tasio le confiesa que no puede aportar dinero a la ampliación de capital, Pedro se presenta como salvador: le ofrece cubrir su parte, disfrazando de generosidad lo que en realidad es una trampa para atarlo a él de por vida. Para Tasio, esta ayuda es una señal de confianza y un bálsamo a su ego, pero no se da cuenta de que está entregando su futuro a un hombre que sabe usar la deuda como arma.
En un giro inesperado, también Damián ofrece a Tasio una salida distinta: avalarlo personalmente ante el banco para que pueda cumplir con su aportación sin depender de Pedro. De repente, Tasio se encuentra en una encrucijada: aceptar la mano de Pedro, con todo lo que implica, o la de su familia, que lo invita a volver al redil. La elección no solo definirá su destino económico, sino también su identidad y sus lealtades.
Por otro lado, Gabriel y María conspiran en las sombras. Mientras él planea presionar a Damián a través de la falta de liquidez de Julia, ella aprovecha para exigirle ayuda con Andrés y su deseo de adoptar un hijo. Juntos, tejen una red de intrigas donde los intereses familiares se mezclan con ambiciones personales, siempre con un mismo objetivo: debilitar a los De la Reina.
En la intimidad de su casa, Luis y Joaquín viven la desesperación. Sin recursos para responder a la ampliación, se sienten al borde del abismo. La humillación de tener que pedir ayuda a Pedro los atormenta, pero saben que pronto podrían no tener alternativa. La sombra del empresario se cierne sobre ellos como una amenaza y, al mismo tiempo, como la última salida que se resisten a aceptar.
Mientras tanto, la enfermedad de Pedro se convierte en otro instrumento de manipulación. Claudia, enternecida al saber que tiene un tumor cerebral inoperable, acude a visitarlo. Allí, el empresario despliega una actuación magistral: se presenta como un hombre abandonado por todos, un anciano vulnerable que solo recibe desprecio de su familia. Claudia, conmovida, le ofrece su compasión, sin sospechar que está siendo utilizada en el último y más retorcido juego del tirano. Oculta en la penumbra, Digna observa cómo su marido se transforma ante la joven en una víctima digna de lástima, utilizando su enfermedad como un arma para aislarla aún más y reforzar su control.
El capítulo avanza como un tablero de ajedrez donde cada movimiento tiene un costo devastador. Pedro, enfermo pero astuto, se asegura de que todos dependan de él de una u otra forma: Digna, sometida por el miedo; Tasio, atrapado en la deuda; Claudia, manipulada con la compasión; los Merino, asfixiados económicamente; y los De la Reina, arrastrados al límite por la crisis empresarial. Cada acción, cada palabra, golpea en el punto exacto donde más duele, demostrando que incluso al borde de la muerte, Pedro sigue siendo el enemigo más peligroso de todos.
El avance del capítulo 391 deja claro que lo que se juega ya no es solo el futuro de una empresa o la reputación de una familia, sino la libertad misma de quienes orbitan alrededor de un hombre que, consciente de su final cercano, está dispuesto a arrastrar a todos con él.