La Promesa Miércoles 17 Septiembre; Cristóbal tiene un plan para proteger a Ángela.
El próximo capítulo de La Promesa, correspondiente al miércoles 17 de septiembre, promete estar cargado de giros dramáticos, tensiones familiares y decisiones que podrían cambiar para siempre el destino de varios personajes. Cada escena avanza con un peso emocional que mantiene al espectador expectante, y en el centro de todo se encuentra la determinación de Cristóbal de encontrar un camino para proteger a Ángela frente a las intenciones oscuras de Lorenzo y los juegos de poder de Leocadia.
La trama arranca con Catalina, quien, fiel a su carácter, no cede ni un milímetro en su postura. Ella sabe lo que está en juego y no permitirá que la manipulación de otros la aparte de sus principios. No obstante, su firmeza es puesta a prueba por Leocadia, que no duda en utilizar las artimañas más crueles para intentar doblegarla. Su capacidad para manipular, disfrazada con gestos calculados y palabras envenenadas, se convierte en un arma peligrosa que busca minar la resistencia de Catalina. Pero la joven demuestra una vez más que está dispuesta a enfrentarse incluso al enemigo más despiadado con tal de proteger su dignidad y la seguridad de los suyos.
Mientras tanto, en el servicio, la vida de los criados continúa bajo la sombra del rigor de Santos. Esta vez, su crueldad se refleja en la tarea que asigna a Ricardo, una labor agotadora y exigente que parece diseñada más para castigar que para aportar utilidad. Ricardo, sin embargo, sorprende con una confesión a Petra: no piensa dejar escapar la oportunidad que le ofrece Cristóbal, aun cuando ello signifique enfrentarse de manera abierta a la figura de su propio padre. Este gesto de valentía marca un antes y un después en su camino, pues deja claro que está dispuesto a asumir riesgos con tal de no renunciar a un futuro mejor.
Pía, siempre atenta al sufrimiento de quienes la rodean, decide intervenir. Consciente de que la actitud de Cristóbal puede ser decisiva para cambiar el destino de Ricardo, acude a él con la esperanza de despertar su lado más humano. Su intento de mediación es tenso y complicado, ya que pone frente a frente dos formas de entender el deber y la compasión. Lo que surja de este encuentro podría definir no solo el futuro de Ricardo, sino también la percepción que los demás tienen de Cristóbal como figura de autoridad.
En paralelo, la tensión sentimental entre Vera y Lóp no deja de crecer. Aunque apenas coinciden en escena, la frialdad de Vera se percibe en cada gesto. Ella parece cada vez más distante, no solo con Lóp, sino también con algunas de sus compañeras, lo que sugiere que el dolor de la ruptura aún late con fuerza en su interior. Su incapacidad para disimular la incomodidad revela que la herida emocional está lejos de cerrarse.
Por otro lado, Manuel y su equipo avanzan con entusiasmo en la creación de su nueva empresa. La emoción de los primeros pasos se mezcla con las dudas propias de un comienzo lleno de retos, y las decisiones que tomen respecto a su primer proyecto marcarán el rumbo de la compañía. Este arco aporta un aire distinto dentro del episodio, un respiro en medio de tanta tensión, al mostrar que todavía existen espacios para la ilusión y la esperanza en el futuro.
En otro frente de la historia, Lorenzo sigue utilizando su astucia para mantener el control sobre la situación. Su interés por la salud de Ángela no es sincero, sino una herramienta para continuar presionando a Leocadia con respecto a su compromiso matrimonial. La confirmación de que Ángela se encuentra bien no lo tranquiliza, al contrario, le da la excusa perfecta para seguir adelante con sus planes de manera aún más agresiva.
Es aquí donde surge uno de los momentos más significativos del capítulo: Cristóbal propone a Leocadia acudir a la Guardia Civil para denunciar el secuestro, con la esperanza de que Lorenzo sea imputado. Su idea es audaz, un plan que podría cambiar las reglas del juego, pero que enfrenta un obstáculo enorme: la desconfianza de Leocadia. Ella, atrapada entre el miedo y el chantaje, duda de la eficacia de la denuncia y opta por seguir ocultando la verdad. Cristóbal, sin embargo, parece decidido a no quedarse de brazos cruzados, y todo indica que ya tiene en mente un plan propio para frenar las ambiciones desmedidas de Lorenzo y proteger a Ángela de su obsesión enfermiza.
La situación se complica aún más cuando Valladares cruza un límite inadmisible: lanza una amenaza directa contra Catalina, implicando incluso a sus hijos. Su crueldad parece no tener fronteras, y esta acción convierte el conflicto en algo personal y peligroso. Catalina, lejos de acobardarse, responde con furia y contundencia, advirtiéndole que nadie debe atreverse a tocar a su familia. Su reacción, cargada de fuerza y rabia, deja claro que está dispuesta a enfrentarse con uñas y dientes a cualquiera que ponga en riesgo a los suyos.
En paralelo, Martina se ve envuelta en un descubrimiento inesperado que la descoloca por completo. Al enterarse de que Jacobo manipuló la situación para que ella fuera incluida en el patronato de la Milagrosa, se siente traicionada y no tarda en estallar contra él. Como era de esperar, Jacobo niega toda responsabilidad, pero la desconfianza ya está sembrada, y el vínculo entre ambos se resquebraja aún más.
Este conjunto de historias convierte al capítulo 677 en un verdadero torbellino de emociones. Los espectadores serán testigos de la determinación de Catalina, la rebeldía de Ricardo, la compasión de Pía, la distancia de Vera, la ilusión empresarial de Manuel, la manipulación de Lorenzo y, sobre todo, el ingenio de Cristóbal, que parece haber encontrado un camino para detener la amenaza que se cierne sobre Ángela.
El gran misterio que queda abierto es qué tan efectivo será el plan de Cristóbal y hasta dónde está dispuesto a llegar para garantizar que Ángela no caiga en las garras de Lorenzo. La promesa de justicia y protección que representa su estrategia será puesta a prueba en un entorno dominado por el chantaje, las amenazas y los intereses ocultos.