La Promesa, avance del capítulo 676: Catalina desafía a Leocadia y Pía protege a Ricardo
El capítulo 676 de La Promesa, previsto para emitirse el miércoles 17 de septiembre, se perfila como uno de los más intensos de la temporada, cargado de tensiones, luchas de poder y emociones a flor de piel. El palacio se convierte en escenario de varias batallas paralelas: la dignidad de Ricardo, el pulso de voluntades entre Catalina y Leocadia, la fragilidad emocional de Vera, los sueños de Manuel y, en la sombra, la amenaza creciente del barón de Valladares.
Desde los primeros compases, el episodio deja claro que no habrá tregua para nadie. Ricardo Pellicer continúa siendo víctima de la humillación sistemática orquestada por Cristóbal y ejecutada con saña por Santos. El antiguo mayordomo, símbolo de rectitud y experiencia, se ve reducido a cargar sacos pesados bajo el sol abrasador y a limpiar las caballerizas como si fuera un mozo sin nombre. Santos disfruta del espectáculo, saboreando cada gesto de agotamiento como si fuera un triunfo personal. Sin embargo, Ricardo se niega a doblegarse: cada paso, cada esfuerzo, lo convierte en una silenciosa declaración de resistencia.
Pía Adarre, testigo de esa injusticia, siente que ya no puede permanecer al margen. La lealtad y el cariño hacia Ricardo la impulsan a enfrentarse a Cristóbal en un intento desesperado de frenar aquella crueldad. La escena entre ambos promete ser uno de los grandes momentos del capítulo: Pía, con valentía, apela a la humanidad de un hombre que parece haber perdido toda compasión. Cristóbal, frío y calculador, no muestra ni un ápice de piedad. Para él, las humillaciones hacia Ricardo no son más que un método de “reeducación”, un recordatorio para todos de quién ostenta el poder. Pía, aunque no logra conmoverle, deja claro que no piensa rendirse. Su desafío es arriesgado, y el espectador no puede evitar preguntarse si esa osadía traerá consecuencias más graves para ella misma.
Mientras tanto, en las estancias nobles, Catalina se convierte en el otro gran foco del episodio. La joven Luján, heredera del espíritu combativo de su padre, se enfrenta directamente a Leocadia, la nueva ama de llaves y peón de Cristóbal dentro del palacio. La tensión entre ambas mujeres crece hasta convertirse en un auténtico duelo dialéctico. Leocadia, envuelta en falsos halagos y manipulaciones, intenta doblegar la voluntad de Catalina presentando a Cristóbal como un aliado inevitable. Catalina, firme y orgullosa, desenmascara la estrategia con lucidez: no hay alianza posible con alguien que solo busca poder y control. Su negativa es rotunda, y aunque sabe que la lucha será larga y agotadora, deja claro que no cederá ni un milímetro. Esta confrontación no solo reafirma a Catalina como una figura de resistencia, sino que marca un punto de no retorno en la guerra interna del palacio.
En paralelo, el dolor sentimental también tiene su lugar en el episodio. Vera, devastada tras su ruptura con Lope, se refugia en la frialdad y el silencio. Lo que antes era complicidad y ternura en la cocina, ahora es distancia y heridas abiertas. Lope intenta acercarse, pero Vera se muestra implacable: necesita olvidar, necesita espacio, y no está dispuesta a ofrecer siquiera una amistad como consuelo. La tensión entre ambos contagia al resto del servicio, que percibe el ambiente enrarecido y la tristeza latente. Esta trama aporta un contrapunto íntimo y melancólico frente a la crudeza de las intrigas palaciegas, recordando que en La Promesa el amor y el desamor tienen tanto peso como la lucha por el poder.
No todo es oscuridad en el episodio. Manuel, lleno de ilusión, da los primeros pasos en su nuevo proyecto empresarial: la construcción de aeroplanos. En su hangar, acompañado de Salvador y Antoñito, se respira entusiasmo, ingenio y esperanza. Entre planos, motores y maquetas, Manuel concibe la idea de desarrollar un modelo versátil que pueda servir tanto para la enseñanza como para la competición. El proyecto, bautizado con el simbólico nombre de “Ícaro”, representa no solo un sueño personal, sino también un rayo de optimismo en medio de tantas sombras. La trama de Manuel, con su energía creadora, contrasta de manera brillante con la decadencia y la manipulación que domina el palacio.
Sin embargo, la mayor amenaza no está dentro de La Promesa, sino fuera de sus muros. El barón de Valladares regresa con más ambición y sed de venganza que nunca. Su estrategia ha cruzado una línea roja: ya no se conforma con la riqueza obtenida a costa de los Luján, ahora busca su destrucción total. Desde su lujoso despacho en Madrid, planea un movimiento capaz de arrinconar a la familia y someterlos a su voluntad. Su objetivo es claro: ver a los Luján de rodillas, humillados, especialmente a Cruz, con quien mantiene cuentas pendientes desde el pasado. La carta que dicta a su secretario deja entrever que está a punto de desatar un conflicto devastador, cuyas consecuencias podrían cambiar el destino de todos los personajes.
Así, el capítulo 676 de La Promesa se perfila como un episodio cargado de tensión, emoción y giros imprevisibles. Catalina y Pía se erigen en las voces de la resistencia: una desde las estancias nobles, enfrentando la manipulación de Leocadia, y otra desde el servicio, intentando rescatar la dignidad de Ricardo. Pero la amenaza del barón planea como una sombra oscura, recordando que los verdaderos peligros quizá estén aún por llegar.
El espectador se queda con preguntas abiertas:
- ¿Logrará Pía proteger a Ricardo o sus actos provocarán represalias aún más crueles?
- ¿Conseguirá Catalina resistir la guerra de desgaste de Leocadia sin quedarse completamente sola?
- ¿Podrá Vera sanar su corazón o su dolor seguirá minando la convivencia en el servicio?
- ¿Se convertirá el sueño de Manuel en una fuente de esperanza o en una peligrosa obsesión?
- Y lo más inquietante: ¿qué devastador plan está a punto de ejecutar el barón de Valladares contra los Luján?
El episodio promete mantener a los espectadores en vilo, con un equilibrio perfecto entre el drama íntimo, la confrontación política y el suspense de las intrigas. La Promesa demuestra, una vez más, que cada capítulo no es solo una entrega más, sino una pieza clave en un entramado de secretos, luchas y pasiones que crece en intensidad semana tras semana.