La Promesa del 6 al 10 Octubre; Lorenzo le propone matrimonio a Ángela, Curro dispuesto a todo.

La Promesa: Amor, Traición y Desenlace (Spoiler de los capítulos del 6 al 10 de octubre)

La semana del 6 al 10 de octubre en La Promesa se convierte en un torbellino de emociones donde los secretos salen a la luz, los amores prohibidos se enfrentan a la razón y las traiciones cambian para siempre la vida en el palacio. El aire se impregna de decisiones definitivas y sentimientos reprimidos, mientras los protagonistas se ven arrastrados hacia un destino del que nadie podrá escapar indemne.

Desde el inicio, Adriano da un paso que marca un antes y un después: decide permanecer en La Promesa, pero reconoce que su fuerza ha menguado. Cansado y consciente de su límite, transfiere la administración de las tierras a Leocadia y Jacobo, una decisión que nadie cuestiona, especialmente Martina, quien conoce bien la determinación de su madrastra. A la par, Cristóbal muestra con orgullo una carta del antiguo mayordomo, en la que este confiesa su rendición al no hallar felicidad junto a Pía. Su marcha, no obstante, tiene un propósito noble: permitir que ella regrese y abrace de nuevo a su hijo Dieguito.

Pero la calma es efímera. Ricardo abandona el palacio sin explicación, dejando a Santos sumido en la desesperación. López le enfrenta con una verdad dolorosa: tal vez él mismo sea culpable de la partida de su hijo. En otro frente, Curro encara a Cristóbal, exigiéndole que, tras la marcha de Ricardo, permita el regreso de Pía. La tensión entre ambos anuncia un inminente enfrentamiento. Entretanto, Petra agoniza. Su estado de salud empeora y el miedo paraliza a todos, excepto a Samuel, quien reúne valor para entrar a su habitación y la encuentra inconsciente. La sombra de la muerte planea sobre ella.

En contraste, Toño vive un instante de felicidad al anunciar su compromiso con Enora. Pide a Manuel ser su padrino, pero este, inquieto por el aura enigmática de la joven, comienza a sospechar de sus intenciones. Vera, movida por el anhelo de reencontrarse con su padre, desoye las advertencias de Federico y se lanza a un destino incierto. Y en medio de tanta confusión, el amor se derrumba: Curro y Ángela rompen definitivamente. El golpe se agrava durante la cena familiar, cuando Lorenzo, sin titubear, pide la mano de Ángela ante todos. La escena deja a Curro destrozado y a la familia en shock.

Adriano, sumido en la tristeza por la ausencia de Catalina, encuentra una pequeña chispa de esperanza cuando Leocadia contrata a un investigador privado para localizarla. Martina, por su parte, escribe a Margarita relatando los últimos sucesos, aunque omite el compromiso entre Ángela y el Capitán de la Mata para evitarle dolor. Pero el silencio no puede ocultar la verdad por mucho tiempo. La enfermedad de Petra se agrava, y su diagnóstico irreversible cubre el palacio de angustia. Mientras tanto, la distancia entre Vera y Lóe aumenta. Él presiente que la joven planea reencontrarse con su hermano y se consume en la inquietud.

Manuel, en cambio, decide desenmascarar a Enora. Su intuición lo lleva a descubrir que ha mentido respecto a los planos del hangar. Al revelar la verdad a Toño, provoca una ruptura emocional devastadora. Al mismo tiempo, un regreso inesperado sacude La Promesa: Pía vuelve. Su reaparición desata una mezcla de emociones —alegría, sorpresa, confusión—, pero su primera pregunta es clara: “¿Dónde está Ricardo?”. No descansará hasta obtener respuestas.

Los días siguientes se convierten en una carrera contra el tiempo. Samuel busca desesperadamente un suero antitetánico para salvar a Petra, cuya vida pende de un hilo. En paralelo, Cristóbal intenta enmendar errores devolviéndole a Pía su cargo y eliminando las sanciones que tanto daño causaron. Curro, por su parte, se ahoga en el dolor de ver a Ángela comprometida con otro. Su desesperación crece, incapaz de aceptar la pérdida de su amor. Mientras tanto, Enora sigue ganando terreno en su juego de manipulación. Toño, cegado por sus sentimientos, no logra ver la red de engaños que lo atrapa cada vez más.

El jueves, las intrigas alcanzan un nuevo nivel. El paseo de Ángela con Lorenzo provoca rumores que llegan a oídos de Leocadia, quien sorprende a todos con su inesperada actitud: lejos de oponerse, parece favorecer la unión. En paralelo, se revela que Leocadia ha utilizado al detective no por bondad, sino como parte de su estrategia para adueñarse del palacio. La ambición se disfraza de protección, y sus verdaderas intenciones comienzan a asomar. En las cocinas, la tensión estalla cuando Pía enfrenta a Santos. Las viejas heridas resurgen y los reproches se convierten en una guerra abierta. Nadie en La Promesa está libre de sospechas ni de dolor.

El viernes marca el clímax de la semana. Petra lucha entre la vida y la muerte, mientras el palacio entero se moviliza para conseguir el suero que podría salvarla. Curro, movido por su amor a Ángela, logra convencer a Lorenzo de actuar. Sorprendentemente, él acepta ayudar, encendiendo una chispa de esperanza. Enora, en cambio, demuestra una vez más su capacidad de manipulación, seduciendo incluso a Manuel con sus justificaciones. Pero cada mentira la acerca más al abismo.

Pía, desgarrada entre el deseo de buscar a Ricardo y la necesidad de cuidar a Dieguito, elige quedarse. Comprende que su hijo la necesita más que cualquier otra cosa. En otro rincón del palacio, Vera desafía el destino y huye para reencontrarse con su padre, ignorando las súplicas de quienes temen por su seguridad. Martina y Adriano, unidos por el dolor, comienzan a compartir gestos de una cercanía que despierta sospechas en Jacobo. Lo que empezó como consuelo podría transformarse en algo más profundo.

Finalmente, Curro y Ángela se enfrentan al límite. Él intenta por todos los medios impedir la boda que los separará para siempre. Ella, asfixiada por la presión, suplica tiempo, pero Leocadia se muestra implacable. En un momento crítico, la madre sorprende a Curro tratando de robar un collar. La situación se torna peligrosa, y el amor desesperado se mezcla con el riesgo y la fatalidad.

El destino de todos en La Promesa queda suspendido en un hilo invisible tejido con ambiciones, secretos y pasiones prohibidas. La gran incógnita ya no es quién vencerá, sino quién sobrevivirá al peso de sus propias decisiones.