Avance de ‘La Promesa’, capítulo de hoy, lunes 6 de octubre: Curro y Ángela rompen su relación
El esperado episodio 690 de La Promesa, emitido este lunes 6 de octubre, marca un punto de inflexión en la serie más vista de la sobremesa española. Tras alcanzar las 690 entregas, el drama ambientado en el majestuoso palacio de los Luján regresa con un capítulo cargado de emociones, rupturas sentimentales y decisiones que podrían cambiar para siempre el destino de varios personajes.
El episodio arranca retomando los hilos del viernes, en el que Martina realizó un desesperado intento por convencer a Adriano de que no abandonara La Promesa. Su empeño da resultado, y en este nuevo capítulo el joven finalmente decide quedarse, aunque no sin consecuencias. Cediendo a la presión y a los consejos de su prima, Adriano otorga la gestión de las tierras a Leocadia y Jacobo. La familia, aliviada por su permanencia, no sospecha que esta decisión abrirá una nueva etapa de tensiones internas y maniobras ocultas por el control del patrimonio.
Mientras tanto, la salud de Petra continúa deteriorándose de forma alarmante. Su ausencia en las tareas del servicio empieza a notarse, y el doctor Salazar, tras una revisión exhaustiva, confirma el peor diagnóstico posible: tétanos. La noticia deja al personal de la casa en estado de conmoción, especialmente a Pía, quien siente que el destino de Petra refleja el suyo propio: mujeres que han servido durante años y cuya fidelidad rara vez es recompensada. La enfermedad de Petra añade una capa de tristeza y vulnerabilidad al ambiente ya tenso del palacio.
Pero las desgracias nunca vienen solas. En el servicio, la repentina marcha de Ricardo provoca una profunda desestabilización entre los empleados. Santos, su compañero y amigo más cercano, queda especialmente afectado por su partida, sumido en un sentimiento de abandono y soledad que amenaza con quebrar la armonía de los sirvientes. Esta inesperada salida despierta rumores sobre las verdaderas razones del adiós de Ricardo, mientras las jerarquías y el ritmo habitual de trabajo comienzan a resentirse.
En medio de estos conflictos, Curro vive sus propias tormentas emocionales. Totalmente desesperado por impedir la boda entre Ángela y Lorenzo, el joven se enfrenta a sus propios límites. Ha intentado todo para convencerla de que renuncie a ese enlace, pero sus súplicas han caído en saco roto. La presión, el miedo y los celos terminan por destruir lo poco que quedaba de su relación. En una escena cargada de dramatismo, ambos protagonizan una dolorosa ruptura, conscientes de que su amor no puede sobrevivir a las intrigas y los juegos de poder que dominan la casa.
Este adiós entre Curro y Ángela llega en el momento más inoportuno, pues poco después Lorenzo, ajeno al sufrimiento de su rival, decide formalizar su intención de matrimonio. Durante una elegante cena familiar, el hombre pide oficialmente la mano de Ángela ante la atenta mirada de todos los presentes. La tensión en la mesa es palpable. Ángela, todavía conmocionada por el fin de su historia con Curro, se queda sin palabras, incapaz de rechazar ni aceptar la propuesta en ese momento. El gesto de Lorenzo, frío y calculado, parece más una declaración de poder que de amor.
Mientras tanto, en los pasillos del palacio, la figura de Cristóbal vuelve a cobrar protagonismo. Curro, en un intento de reparar una injusticia, le exige con determinación que facilite el regreso de Pía, cuya ausencia sigue pesando en el ánimo de los sirvientes. Cristóbal, sin embargo, no lo tiene fácil: las órdenes del marqués se interponen y el equilibrio político dentro del palacio se tambalea. Aun así, Curro no se rinde y promete no descansar hasta lograr que Pía vuelva a ocupar el lugar que merece.
Vera, por su parte, vive también su propio desencanto. Tras el enfrentamiento con su hermano y la intervención de Lope y Federico, la joven se queda sin opciones para regresar al hogar familiar. Dolida y humillada, decide poner fin definitivamente a su relación con Lope. La ruptura es silenciosa, sin reproches, pero deja una huella profunda en ambos. Lope, derrotado, se refugia en su trabajo para no enfrentar la pérdida, mientras Vera comprende que su destino ya no está ligado a los muros de La Promesa.
Entre estas historias cruzadas, la figura del marqués vuelve a situarse en el centro de la trama. Su orden para que Pía regresara al servicio ha quedado sin efecto, aumentando las sospechas de que alguien dentro del palacio actúa en su contra. La autoridad del marqués parece cada vez más débil, mientras Leocadia y Jacobo aprovechan el vacío de poder para extender su influencia. La aparente calma de la alta sociedad se convierte en una partida de ajedrez donde cada movimiento tiene consecuencias imprevisibles.
En el ala de los señores, Adriano continúa luchando con sus emociones. Aunque ha decidido quedarse, su vínculo con Martina se fortalece de una manera inesperada. La joven, que ha demostrado inteligencia y coraje, se gana su respeto y su confianza. Sin embargo, la alianza entre ellos podría despertar recelos en otros miembros de la familia, especialmente en aquellos que no ven con buenos ojos la creciente influencia de Martina.

El episodio 690 también nos regala momentos de esperanza y celebración. Toño, uno de los personajes más queridos por los espectadores, anuncia su próxima boda con Enora. La noticia, aunque inesperada, es recibida con alegría entre los criados. Sin embargo, no todos comparten el entusiasmo: Manuel, que atraviesa una etapa de gran incertidumbre, reacciona con sorpresa y una mezcla de melancolía y desconfianza. Su relación con Enora nunca ha sido del todo cordial, y la idea de verla convertida en esposa de un amigo lo deja perplejo.
El capítulo, que combina emoción, tragedia y nuevos comienzos, refleja a la perfección el espíritu de La Promesa: una historia donde el amor, la lealtad y la ambición se entrelazan de manera inquebrantable. Con esta entrega, la serie no solo supera la impresionante cifra de 690 episodios, sino que confirma su capacidad para reinventarse sin perder su esencia.
El cierre deja abiertos varios frentes narrativos: la salud crítica de Petra, la incertidumbre de Pía, el futuro incierto de Curro y Ángela, y las verdaderas intenciones de Lorenzo. El destino de los personajes sigue colgando de un hilo, mientras el palacio de los Luján, silencioso y majestuoso, guarda sus secretos bajo una apariencia de elegancia y calma. Una vez más, La Promesa demuestra que detrás de cada sonrisa cortesana se esconden pasiones inconfesables y verdades que podrían cambiarlo todo.