EL ADIÓS MÁS HERMOSO PARA PETRA || CRÓNICAS de #LaPromesa #series
LaPromesa – El adiós más hermoso para Petra (Spoiler)
Dicen que cuando una persona está a punto de dejar este mundo, no lo hace sola. En ese último instante en que el cuerpo se apaga, pero el alma sigue viva, aparecen aquellos a quienes más amamos. Este pensamiento abre uno de los momentos más conmovedores de La Promesa: la despedida de Petra Arcos. El narrador comparte desde la emoción personal, comparando la pérdida de un hijo con la de una madre, y encontrando en esta historia una lección de esperanza y amor eterno. No se trata de un final, sino de un “hasta luego”.
El tono del relato es íntimo, casi confesional. El narrador invita al espectador a relajarse, a abrir el corazón, porque este episodio no solo trata de la serie, sino de la vida misma. Petra, una mujer que ha cargado con culpas, secretos y soledad, se encuentra en el umbral de la muerte. A pesar de sus errores, su amor por su hijo Feliciano siempre fue profundo y sincero. Su vulnerabilidad conmueve, y muchos espectadores sienten el deseo de que sea Feliciano quien venga a buscarla para acompañarla en su último viaje.
Esta idea de reencuentro con los seres queridos que partieron antes no se presenta desde la religión, sino desde la esperanza. Es la fe en que el amor no muere, sino que simplemente cambia de forma. El vínculo entre Petra y Feliciano fue de los más puros en la serie: él, noble y leal, era la luz de una madre que, aunque dura y amarga, escondía un corazón roto. Su muerte, en los brazos de Petra, fue una de las escenas más desgarradoras de La Promesa, y el público lloró con ella. Desde entonces, Petra cambió. Se volvió más fría, pero también más humana, porque en el fondo, el dolor la transformó.
El narrador profundiza en un tema universal: el momento del tránsito. En muchas culturas, se dice que cuando el alma se despide del cuerpo, aparecen los seres queridos que murieron antes. No vienen a llevarse a nadie, sino a acompañar, a guiar con ternura y calma. Hay testimonios de médicos y familiares que aseguran haber visto a personas moribundas mirar a un punto fijo y sonreír, como si reconocieran a alguien invisible. El narrador afirma haber sido testigo de esas despedidas, de personas que llaman a sus padres o hermanos fallecidos justo antes de partir. Este recuerdo personal da más fuerza al mensaje: la muerte no es soledad, sino reencuentro.

Volviendo a la historia de La Promesa, el narrador se pregunta si Petra, en ese lecho de muerte, verá a su hijo Feliciano. Si él regresara solo para acompañarla, sería un cierre perfecto, un gesto de consuelo tanto para el personaje como para el público. Porque cuando la muerte se mira con amor, deja de dar miedo. Y si alguien logra transmitir esa emoción, es la actriz Marga Martínez, quien interpreta a Petra. Su trabajo en la serie es descrito como una obra maestra. Ya antes, cuando perdió a su hijo, ofreció una de las escenas más intensas de la televisión española: una madre rota gritando de dolor, una interpretación tan real que aún hoy eriza la piel de quien la recuerda.
Ahora, Marga Martínez vuelve a brillar con otra actuación sublime, representando a Petra retorciéndose de dolor por el tétanos, pero con una mirada que transmite paz, como si ya sintiera el reencuentro cercano. Cada respiración, cada lágrima, cada temblor, es una lección de interpretación. Por eso, el narrador proclama que Marga Martínez merece una nominación al Goya por la entrega, la verdad y la profundidad que ha dado a un papel que, aunque secundario, se ha vuelto inolvidable. Ha transformado a Petra Arcos en una figura icónica, una de las más humanas y emotivas de toda la serie.
En este punto, el narrador se dirige a los espectadores que puedan estar atravesando momentos difíciles. Les recuerda que la vida no se apaga, solo cambia de forma, y que cuando llegue el momento de partir, no hay que temer. Él está convencido de que en ese instante final estaremos acompañados por las personas que amamos, aquellas que siguen esperándonos al otro lado. Es un mensaje de consuelo que trasciende la ficción, una invitación a ver la muerte desde el amor y la esperanza.
El narrador confiesa que a menudo piensa en ello, y lo que más lo reconforta es la idea de no estar solo. En relación con La Promesa, imagina una escena ideal que le gustaría ver en pantalla: Petra en sus últimos momentos, y Feliciano apareciendo rodeado de luz, tomándole la mano y acompañándola en su tránsito. No una escena de dolor y oscuridad, sino de belleza, de ternura, llena de olor a rosas, un adiós transformado en reencuentro. Para él, esa sería una de las escenas más bellas y conmovedoras que la serie podría ofrecer, capaz de consolar incluso a quienes viven duelos en la vida real.
Quizás los guionistas no hayan planeado algo así, pero el narrador no puede evitar soñar con ese final. Un hijo que vuelve a buscar a su madre, no desde la tristeza, sino desde el amor eterno. Esa visión cambia por completo la percepción de la muerte: no como un final, sino como el regreso a un hogar. Este pensamiento cierra el relato con una serenidad profunda, una sensación de paz.
Finalmente, el narrador se despide con emoción, reconociendo que este video no ha sido tan desgarrador como otros, pero sí profundamente h