Una Nueva Vida 88: El fin de los Korhan está más cerca que nunca!!
Una Nueva Vida: La caída de los Korhan se aproxima
Ferit despierta en una mañana luminosa en la mansión Korhan, envuelto en una paz que hacía tiempo no experimentaba. Las joyas finalmente fueron entregadas y la producción de la empresa se reanuda, devolviendo por un breve instante la ilusión de estabilidad familiar. Sin embargo, la calma se quiebra cuando Seyran percibe la ansiedad en la mirada de su hermana Suna y la lleva aparte. Al presionarla, descubre una verdad devastadora: las palabras del médico no eran para Suna, sino para ella misma. Debido a una antigua enfermedad, las posibilidades de Seyran de ser madre son casi nulas, y cualquier tratamiento podría poner su vida en peligro. Deshecha, comprende que el sueño de la maternidad se derrumba ante sus ojos.
Mientras Seyran enfrenta esa noticia, la poderosa voz de Halis Korhan retumba en la mansión: las joyas son falsas. La denuncia cae como una bomba. Ferit intenta defenderse, alegando que todo fue revisado, pero se descubre que la sustitución ocurrió durante el transporte. Una maniobra orquestada por Çiçek ha manipulado el envío, y el triunfo de Ferit se transforma en desastre. Halis pierde la confianza en su nieto, la producción se detiene y el peso de la culpa recae sobre todos.
Seyran debe sobrellevar simultáneamente la tragedia de no poder ser madre y la humillación pública de su esposo. Betül, desde las sombras, observa el caos con una sonrisa disimulada. En pocas horas, la ilusión de armonía se convierte en ruina. En otro rincón, Abidin se ve atormentado por las palabras de una mujer que asegura ser su madre: Çiçek. Esa revelación reabre heridas profundas. La ausencia materna, que lo marcó de por vida, ahora se convierte en una confusión abrumadora. Intrigado y dolido, decide enfrentarse a ella. En casa de Çiçek, la tensión es palpable. Él exige respuestas: “¿Por qué me abandonaste?”. Ella confiesa que creyó que su hijo había muerto en un incendio provocado por los Korhan, y culpa directamente a Halis por la muerte del padre de Abidin. La verdad lo sacude: el hombre que veneró toda su vida podría ser el asesino de su progenitor.
Mientras tanto, Seyran se hunde en su propia desolación. No puede aceptar que su cuerpo le haya negado la posibilidad de darle un hijo a Ferit. La culpa la consume. Cree haberle arrebatado su mayor sueño. Al mismo tiempo, el escándalo de las joyas falsas la deja emocionalmente agotada. En la mansión, Esme se entera de la noticia sobre la infertilidad de su hija. Su sueño de ver nietos jugando en los jardines Korhan se desvanece y la desesperación la paraliza. Quiere consolar a Seyran, pero el dolor de la joven es tan profundo que ni el amor de madre logra alcanzarla.
Abidin, por su parte, descubre otra verdad demoledora: Suna, la mujer en quien confiaba plenamente, hipotecó la mansión en nombre de Ferit. Al principio se niega a creerlo, pero las pruebas son irrefutables. Siente que la traición de Suna es imperdonable. Su fe en ella se destruye, sumándose al impacto de haber encontrado a su madre viva. Ferit, decidido a limpiar su nombre, investiga la procedencia de las joyas y descubre que el guardia de seguridad, hombre de confianza de la familia, fue quien cambió las piedras verdaderas por imitaciones antes de desaparecer. Detrás de todo se oculta nuevamente la sombra de Çiçek.
Mientras los negocios se derrumban, Orhan intenta sostener el peso de la empresa, pero el colapso se acerca. El legado de los Korhan se desmorona desde dentro. Cada miembro arrastra sus propias culpas y secretos, y el apellido que alguna vez fue símbolo de poder ahora solo representa ruina. La desesperación se extiende como una enfermedad silenciosa.
Ferit, consumido por la rabia, se lanza a la búsqueda de respuestas, mientras Seyran recibe la sentencia definitiva de su médico: un embarazo podría matarla. Las palabras del doctor caen como una condena. Aun así, Seyran decide desafiar el destino. Aunque arriesgue la vida, quiere darle a Ferit un hijo, un legado, un motivo para creer en el futuro. Ese deseo se transforma en su única razón de existir. Su amor se vuelve sacrificio.

Abidin, dolido y confuso, confronta a Ferit por haber ocultado la hipoteca de la mansión. Ferit intenta justificarse, pero su amigo no lo perdona. Pese a todo, acuerdan unir fuerzas para salvar lo poco que queda del negocio. Mientras tanto, Seyran y Suna comparten un silencio doloroso. Suna intenta disuadirla de arriesgar su vida, pero Seyran ya ha tomado una decisión irrevocable. Su destino está sellado.
En el restaurante, Esme se cruza con Çiçek sin saber quién es realmente. En una conversación inocente, Esme revela que una de sus hijas nunca podrá ser madre. Al oírlo, Çiçek comprende que se trata de Seyran y siente una extraña satisfacción. En su mente, ya vislumbra cómo usar esa información para destruir a los Korhan. Mientras tanto, Betül sigue moviendo sus propias piezas, manipulando a Orhan y evitando que Gülgün vuelva a la mansión. Orhan, dividido entre el deber y el miedo, calla.
Abidin enfrenta a Suna en su habitación. Le exige saber por qué hipotecó la mansión y si aún siente algo por Ferit. Ella no responde y huye llorando. La desconfianza los separa irremediablemente. En otro frente, Ferit se enfrenta a Halis y promete reparar el daño, aunque su mirada vacía revela que no sabe cómo hacerlo. La familia está quebrada. La traición, el silencio y el dolor han erosionado los cimientos del hogar.
Aun así, Ferit y Abidin unen fuerzas y salen juntos en busca del ladrón de las joyas. En un barrio oscuro, se enfrentan a hombres peligrosos. La pelea es brutal y termina con la intervención heroica de Seyran, que llega justo a tiempo para salvarlos. Exhaustos, regresan a la mansión, comprendiendo que ser un Korhan no es solo un privilegio, sino una carga llena de sacrificio y coraje.
Pero el amanecer siguiente trae más conflictos. Halis se enfurece al descubrir que Ferit desobedeció sus órdenes. La relación entre abuelo y nieto se fractura. Abidin, aún confundido, recibe un mensaje de Çiçek: “Necesitamos hablar”. En la reunión, ella revela frente a Kazım —quien escucha oculto— que Abidin es su hijo y que Halis destruyó su familia. Le propone unirse a ella para vengarse, pero él se niega a traicionar a los Korhan. Çiçek, con frialdad, advierte que no estará sola en su guerra. Las piezas del enfrentamiento final están en movimiento.
Ferit, decidido a poner fin a la trama, encuentra el escondite de Naci, el responsable del robo. En el enfrentamiento, Naci saca un arma y, tras una lucha violenta, un disparo retumba en la noche. Ferit cae herido. En su mente, solo queda la imagen de Seyran y el eco de sus sueños rotos. Así, entre el amor, la venganza y el sacrificio, los Korhan se acercan a su final inevitable. El fin de su linaje ya está escrito en el destino.