Kazim se encuentra caminando en la delgada línea entre la vida y la muerte, arrastrado hacia lo más profundo de su conciencia, hacia un mundo que parece totalmente distinto. Es un lugar alejado de los límites áridos de la realidad, sumergido en un sueño que nunca había experimentado, pero cuya presencia siempre había sentido acechando en su interior. Mientras su cuerpo permanece inmóvil, su alma recorre los pasillos nebulosos del pasado, transitando un reino onírico donde el tiempo retrocede y enfrenta los recuerdos oscuros y aterradores de su infancia. En este mundo, no hay ira ni miedo, solo comienza un viaje interior donde emociones olvidadas y reprimidas emergen lentamente.

Allí, los rasgos difusos de su niñez cobran vida. Kazim creció bajo la sombra de la ira descontrolada de su padre, aprendiendo a asociar el amor con la violencia y a buscar la compasión en silencio. Estos patrones distorsionados se arraigaron profundamente en su personalidad y, al llegar a la adultez, los replicó en su propio hogar, intentando imponer un orden que solo él entendía. Para él, la disciplina era sinónimo de miedo, y el amor solo se manifestaba a través de la exigencia y la sumisión. Sin darse cuenta, transmitía sus heridas a otros, aunque en su interior anhelaba una vida donde el amor se construyera sobre la comprensión y no sobre el poder.

De repente, una visión irrumpe ante sus ojos, perturbando todo su mundo interior: una escena familiar que nunca tuvo, pero siempre soñó. A su lado, una esposa cuya mirada transmite paz y confianza, convirtiendo su hogar en un refugio acogedor. Delante de él, dos hijas fuertes, seguras y autónomas, que lo rodean de respeto y amor incondicional. En esta visión, Kazim no grita ni amenaza; es un hombre respetado, cuya presencia inspira seguridad, suavizada por los años y la experiencia. Esta imagen lo fascina, pero también lo llena de un dolor insoportable.

Mientras oscila entre el sueño y la realidad, sus errores del pasado y las cicatrices que dejó comienzan a desfilar ante él. Por primera vez, ve con claridad el daño causado y cómo, sin darse cuenta, se condenó a la soledad. Tal vez la vida nunca le brinde otra oportunidad como esta. Algunas culpas dejan huellas que no pueden repararse. Ahora, su existencia pende de un hilo, y su supervivencia depende tanto del despertar físico como del espiritual. La pregunta que surge de su mente es desgarradora: “¿Merezco ser feliz, amado y perdonado?”

Por su parte, Ferit sale de la casa de Nevra, atrapado en un torbellino de pensamientos. Hace mucho no se sentía tan perdido. La atracción hacia Nevra es innegable, pero su falta de deseo de avanzar lo decepciona. La sombra de Seyran aún persiste en su mente. Aunque intenta negarlo, sabe que no puede olvidarla. Al mismo tiempo, Seyran y Gülgün lidian con la revelación de Şefika sobre Latif: Halis Korhan, en realidad, es Latif, el verdadero diseñador de la famosa marca de joyas. La noticia sacude a la familia Korhan y amenaza el futuro de la empresa. Este conocimiento es un arma poderosa que debe usarse con precisión.

Abidin se sorprende al enterarse de que Ferit intentó acercarse a Nevra, pero se detuvo, y que Seyran fue la razón. Esto evidencia que su vínculo con ella es más profundo de lo que quiere aceptar. Ferit se repite que no está atado a Seyran, pero cada gesto revela la verdad: Seyran podría desaparecer de su vida para siempre, y recuperarla no será fácil. Ella ha aprendido a sostenerse por sí misma, y cualquier intento de acercamiento requerirá no solo sentimientos, sino una valentía que aún no ha demostrado.

Kaya, finalmente consciente de la enfermedad de su madre Nükhet, revela a Halis Korhan que ella sufre de esquizofrenia y trastorno de personalidad múltiple. La revelación conmociona a Halis, que durante años interpretó sus cambios de carácter como simples caprichos. Aunque enfadado, Kaya insiste en que su madre necesita tratamiento. La familia debe enfrentar esta verdad, aunque el camino sea doloroso.

Ferit, agotado y lleno de pensamientos, regresa a casa solo para encontrar a Pelin, que ha alcanzado el límite de su paciencia. La tensión que guarda amenaza con estallar. Ferit se mantiene firme en que su única conexión será a través del hijo que comparten. Pelin, herida, se ve obligada a permanecer en silencio. El miedo más profundo de Ferit es convertirse en alguien como su padre Orhan: ausente e incapaz de amar. Sin embargo, sigue luchando por redefinirse como hombre y padre.

Mientras Ferit y Seyran viven separados, el vínculo entre ellos persiste, alimentado por la ira y la añoranza. Ferit decide acercarse a Nevra, esta vez por estrategia empresarial, con la intención de abrir su propia tienda en su centro comercial, buscando independencia financiera y consolidación en el mundo de los negocios. Nevra percibe sus verdaderas intenciones y decide jugar con sus propias reglas. Seyran, por su parte, se enfoca en su independencia económica y empieza a trabajar como animadora infantil, buscando sustento y autonomía. La relación con Gülgün se tensa debido a las diferencias de percepción sobre el trabajo y la independencia.

En la mansión, Halis Korhan fortalece el control sobre Kaya, asignándolo como aprendiz de Orhan, mientras Suna se da cuenta de que ha perdido el apoyo de İfakat, obligándola a buscar nuevas estrategias para mantener su influencia. Kazim, consciente de que las heridas del pasado no pueden seguir abiertas, intenta reconciliarse con su familia y organizar un desayuno familiar como símbolo de unidad, aunque enfrenta críticas por sus errores pasados.

Ferit se enfoca en sus planes de negocios, buscando alquilar la tienda más prestigiosa del centro comercial y ganarse la confianza de Nevra, mientras Orhan trama un pacto con la mafia para eliminar a Kazim. La rivalidad entre Ferit y Kaya se intensifica, y la familia Korhan enfrenta un delicado equilibrio de poder que amenaza con romperse. Seyran descubre los secretos de Latif y negocia mantenerlos en secreto a cambio de proteger a su familia.

Kazim, finalmente, es secuestrado en el bosque y llevado al límite de la muerte por los hombres de Orhan. Ferit, alertado de la situación, corre en su ayuda junto a Abidin. La tensión alcanza su punto máximo cuando Kazim es alcanzado por disparos, pero la llegada de Ferit podría cambiar su destino. Ferit lo lleva apresuradamente al hospital, mientras la raiva y la determinación de vengar a Kazim comienzan a tomar forma. Este ataque marca un antes y un después en la vida de todos, alterando para siempre los equilibrios dentro de la familia Korhan.