LA PROMESA – Enora revela su identidad secreta, impide la boda y mete a Lorenzo en la cárcel Avance
Y en los próximos capítulos de La Promesa: Enora revela su verdadera identidad y desmantela los planes de Lorenzo
En los próximos episodios de La Promesa, los acontecimientos alcanzarán un punto crítico. Enora, cansada de mantener su secreto, se verá obligada a revelar su verdadera identidad delante de todos, desbaratando los planes de Lorenzo y evitando que la boda forzada con Ángela se lleve a cabo. Con un plan meticulosamente diseñado, pondrá a Lorenzo tras las rejas y expondrá uno de sus secretos más guardados, aclarando también por qué ha mantenido esta doble vida en absoluto secreto durante tanto tiempo. Además, revelará que sus llamadas misteriosas respondían a un único motivo, generando un giro inesperado que cambiará el rumbo de la serie. Los espectadores quedarán en vilo, y los fans de la historia se preguntarán cómo reaccionará Ángel ante la revelación de que Enora es, en realidad, una autoridad clave de la promesa.
Todo comienza cuando Manuel entra en el hangar con paso decidido, sin tiempo para formalidades. Las herramientas yacen dispersas sobre el banco, mientras Enora finge revisar un cuaderno junto al avión. Al escuchar los pasos de Manuel, ella intenta aparentar concentración, pero sus manos tiemblan sutilmente. “Enora, necesitamos hablar”, dice él con un tono seco, directo, sin rodeos. La joven se da vuelta tratando de mostrar calma: “¿Ha pasado algo? Estoy revisando las medidas del motor”. Pero Manuel la interrumpe: “No mientas. Quiero saber por qué usaste el teléfono para hacer llamadas. ¿Con quién hablabas?” Enora duda, su respiración se vuelve más pesada. “Llamadas… otra vez me acusas. ¿Qué hice ahora?”, pregunta. Manuel, firme, le responde: “Sí, te acuso de actuar a mis espaldas. He comprobado los registros: hubo llamadas fuera de la provincia sin autorización”.

Enora aprieta el cuaderno contra su pecho y trata de explicar que solo intentaba adelantar algunos acuerdos comerciales relacionados con el proyecto de aviación. “Pensé que podría cerrar contactos antes”, dice nerviosa. Manuel, con el ceño fruncido, insiste: “¿Con quién hablabas? El conde Santillana no recibió ninguna llamada sobre inversiones”. Ella desvía la mirada y menciona que eran contactos discretos interesados en apoyar la aviación. “Esos contactos tienen nombres”, insiste él. Enora respira hondo: “Prefiero no citarlos aún. Son negociaciones delicadas”. Pero Manuel no cede: “Negociaciones delicadas o órdenes de otra persona”. En ese instante, el rostro de Enora cambia; trata de mantener la calma: “Yo no tengo nada que ver con otras personas”. Manuel, sarcástico, añade: “Curioso… uno de los números pertenece a una empresa vinculada a Leocadia”. Enora pierde el control: “Sí, fue casualidad. Me estás juzgando sin pruebas. Desde el primer día me he dedicado al proyecto. Si quisiera perjudicarte, no estaría aquí”.
El enfrentamiento se intensifica. Manuel le advierte: “Has traspasado los límites. Si sigo detectando sospechas, te sacaré de los proyectos”. Enora, con voz fría, responde: “Te arrepentirás. Hay gente que no se deja manipular”. Sin más palabras, sale apresurada del hangar, dejando atrás a Manuel que contiene su ira. Más tarde, mientras recorre los jardines de la promesa, Manuel decide hablar con Toño sobre Enora. Le explica que descubrió llamadas sospechosas y vínculos con Leocadia, sugiriendo que la joven podría tener motivos ocultos. Toño, inicialmente desconfiado, escucha atentamente. Manuel insiste en protegerlo: “Si estoy en lo cierto, no quiero que pagues el precio de sus acciones”. Toño, confundido, responde: “¿Y si estás equivocado? ¿Y si ella es inocente?” Manuel mantiene su postura firme: “No lo digas después si algo pasa. No quiero que seas víctima”.
Horas más tarde, Toño decide confrontar a Enora por sí mismo. La encuentra en su habitación, frente al tocador, peinándose mientras la luz del atardecer ilumina su rostro. Él entra decidido: “Tenemos que hablar”. Enora, ligeramente nerviosa, le explica que Manuel la malinterpretó; que sus llamadas fueron comerciales y siempre en beneficio del proyecto de aviación. Le revela que Manuel no soporta ver a nadie actuar sin su autorización y que su actitud celosa se debía a que ella había ganado la confianza de Toño, lo que despertó su orgullo herido. Toño, poco a poco, comienza a comprender la situación y baja la guardia. Enora asegura que nunca tuvo intención de engañarlo y le aconseja mantenerse alejado de Manuel para evitar conflictos innecesarios.
Mientras tanto, Lorenzo impone su voluntad en el palacio, decidido a acelerar la boda con Ángela. Ordena que los preparativos comiencen de inmediato, sin esperar los tres meses acordados, provocando el caos en el palacio. Los criados corren, los decoradores y músicos preparan el salón principal y todos sienten la presión del marqués que insiste en que la ceremonia se lleve a cabo cuanto antes. Manuel observa desde lejos, incómodo, y decide buscar a Enora para obtener respuestas antes de que sea demasiado tarde. La encuentra inclinada sobre los planos en el hangar. “Necesitamos hablar otra vez”, le dice con firmeza. Enora, esta vez sin temor, confiesa: “Tenías razón. Las llamadas, mi comportamiento extraño, el contacto con gente de fuera… nada fue casual. Pero no estaba trabajando contra ti. Estaba infiltrada”.

Enora revela finalmente su verdadera identidad: su nombre completo es Enora Fuentes, hija del sargento Fuentes, enviada para investigar los negocios turbios de Lorenzo y Leocadia. Todas sus acciones, incluidos los contactos y llamadas misteriosas, eran parte de una operación secreta destinada a reunir pruebas de fraude, desvíos y sabotajes cometidos por Lorenzo. Manuel queda atónito y visiblemente conmovido al comprender que todo lo que Enora hizo fue por justicia y no por interés personal.
El momento culminante llega cuando Lorenzo anuncia la boda apresurada de Ángela en el salón principal. Pero la ceremonia se ve interrumpida por la entrada del sargento Fuentes, uniformado y acompañado de guardias, junto a Enora. Ella declara su verdadera identidad y anuncia que Lorenzo será arrestado por sus crímenes. Los guardias inmovilizan a Lorenzo mientras él grita furioso, y Enora lo enfrenta con firmeza: “El único que se arrepentirá eres tú, por creer que podías engañar a todos para siempre”. El salón queda en silencio absoluto, mientras Manuel se acerca impresionado: “Acabas de salvar la promesa”. Enora, emocionada, responde: “Solo cumplí con mi deber. Pero ahora, por fin puedo ser quien realmente soy”.
Así, el capítulo marca un punto decisivo: secretos revelados, traiciones expuestas y la justicia finalmente en acción. Los espectadores quedarán fascinados por el giro inesperado y ansiosos por ver cómo continuarán las intrigas en los próximos episodios, mientras Enora consolida su papel como figura clave de la promesa, enfrentando tanto a enemigos como a aliados con astucia y valentía.