LA PROMESA – URGENTE: Jana regresa junto a Angela y provoca el giro más grande de la serie | Final
En los capítulos más recientes de La Promesa, el misterio que ha mantenido en vilo a todos los personajes empieza a desenredarse de la manera más inesperada. Tras varias semanas de incertidumbre y conjeturas sobre el paradero de Ángela, la tensión en el palacio alcanza niveles insoportables. Cada día que pasaba sin noticias aumentaba el temor de que la joven hubiera perdido la vida. La única persona que conocía la verdad desde el inicio era Leocadia, quien en silencio guardaba el secreto de que Lorenzo era el verdadero responsable de la desaparición. Aterrorizada por la posibilidad de ser descubierta por su implicación en el atentado contra Hann, la mujer terminó sometiéndose al chantaje de Lorenzo, quien no dudó en aprovecharse de su miedo para doblegarla.
Mientras tanto, los demás residentes del palacio seguían sus rutinas sin sospechar que, tras las paredes y las puertas cerradas, se tramaba un plan macabro. Lorenzo, confiado en su poder y en la aparente obediencia de Leocadia, comenzó a organizar de manera clandestina los preparativos para una boda que no tenía legitimidad alguna. Mandó a pedir flores, alianzas y vino, convencido de que pronto celebraría su unión con Ángela. Para él, la voluntad de la joven no significaba nada; lo importante era sellar ese matrimonio que consolidaría su dominio.
Leocadia, rota por dentro, caminaba en sus aposentos de un lado a otro, atrapada entre el instinto de proteger a su hija y el pánico a las amenazas de Lorenzo. El capitán no dudaba en recordarle que, si ella se atrevía a rebelarse, Ángela pagaría las consecuencias. La mujer aceptaba aparentar sumisión, aunque por dentro un grito de desesperación la desgarraba.
En paralelo, dentro del palacio, surgían pequeñas señales que algunos empezaban a notar. María Fernández, siempre atenta, observó movimientos extraños: Lorenzo entregando cartas en secreto, Leocadia consultando sobre telas finas y discretos rumores que recorrían los pasillos. La criada fue la primera en atar cabos y comprender que algo oscuro se avecinaba. Mientras tanto, Candela y Simona cuchicheaban en la cocina, cada vez más desconfiadas ante tantas maniobras escondidas.
Pero la trama no iba a quedar en manos de Lorenzo por mucho tiempo. Ángela, debilitada por el encierro, logró lo impensable: escapar gracias a la intervención de alguien que todos daban por muerta. Una noche silenciosa, mientras los guardias caían rendidos por el cansancio, una figura se acercó a la cabaña donde estaba retenida. Portaba un farol que iluminaba su melena rubia y sus ojos llenos de determinación. Ángela, incrédula, creyó estar alucinando. Pero no, se trataba de Hann, viva, de regreso, dispuesta a liberarla.
El reencuentro fue conmovedor. Entre lágrimas, Ángela no podía creer lo que veía. Hann explicó que había fingido su muerte para sobrevivir y desde entonces investigaba la verdad en la sombra. Su revelación fue devastadora: Lorenzo y Leocadia habían estado detrás del atentado contra ella. Ángela, entre el dolor y la confusión, apenas podía procesar lo que escuchaba, pero sabía que era el momento de huir. Juntas, desafiando la oscuridad del bosque, iniciaron una fuga que cambiaría para siempre sus destinos.
Cuando Lorenzo acudió a la cabaña para comprobar a su prisionera, se encontró con el horror de su fracaso. Las cuerdas cortadas y la ausencia de Ángela lo hicieron estallar en furia. A gritos, ordenó a sus hombres buscarla en cada rincón del bosque, consciente de que, si ella regresaba al palacio, todo su castillo de mentiras se vendría abajo.
De regreso a La Promesa, Lorenzo intentó aparentar control ante Leocadia, aunque el sudor en su frente y la rabia contenida lo delataban. Fingió seguridad, asegurando que todo seguía en marcha, pero por dentro el miedo lo carcomía. Y entonces, lo inesperado ocurrió: las puertas del palacio se abrieron de golpe, dejando entrar a dos figuras que nadie esperaba ver jamás. Ángela, pálida pero valiente, apareció acompañada de Hann, cuya sola presencia provocó una ola de incredulidad y emoción.
El impacto fue inmediato. Candela se llevó las manos al pecho, Simona rompió en llanto, y Manuel quedó paralizado, murmurando incrédulo que aquello no podía ser real. Hann, sin embargo, lo confirmó con firmeza: estaba viva y había vuelto.
En ese instante, el salón del palacio se convirtió en el escenario de la gran revelación. Hann tomó la palabra y, con la voz firme aunque marcada por la indignación, señaló directamente a Leocadia. La acusó de haber saboteado su tratamiento y de ser la responsable de su tragedia. Cada palabra cayó como un golpe entre los presentes, que miraban horrorizados a la mujer que hasta entonces había logrado disimular sus crímenes.
Ángela también habló, narrando el tormento vivido bajo las amenazas de Lorenzo, quien la había querido obligar a casarse con él bajo la amenaza de matarla. Su testimonio rompió el silencio del salón, despertando gritos de indignación entre los criados que no podían creer tanta crueldad.
La tensión alcanzó su punto máximo cuando Lorenzo irrumpió en el salón, solo para quedarse petrificado al ver a Hann viva frente a él. Su rostro se descompuso al darse cuenta de que todo se había derrumbado. En ese momento, el sargento Burdina apareció con guardias y dio la orden de arrestar tanto a él como a Leocadia. La máscara de los villanos se había caído para siempre.
La escena final fue un torbellino de emociones: lágrimas, gritos, abrazos y un sentimiento de justicia que por fin parecía imponerse. Hann no solo había vuelto para liberar a Ángela, sino también para desenmascarar a quienes habían intentado destruirla. Y ahora, con la verdad sobre la mesa, nada volvería a ser igual en La Promesa.
El regreso de Hann junto a Ángela no fue solo una sorpresa, sino un verdadero terremoto narrativo que reconfigura el rumbo de la historia. El palacio, que durante tanto tiempo había albergado secretos y traiciones, ahora se convertía en testigo del inicio de un nuevo capítulo donde la verdad, aunque dolorosa, se imponía con toda su fuerza.
¿Será este el final de Lorenzo y Leocadia? ¿Podrán Hann y Manuel reencontrarse en el amor tras tanto sufrimiento? Lo cierto es que la serie nos ha regalado uno de los giros más espectaculares hasta la fecha, confirmando que en La Promesa nunca se puede dar nada por sentado.