MARÍA PLANEA REVELAR SU SECRETO Y ENFRENTAR A GABRIEL SIN MIEDO EN SUEÑOS DE LIBERTAD

Título: “Sueños de Libertad: El despertar de María y el fin de los secretos”

En el nuevo avance de Sueños de Libertad, las emociones vuelven a intensificarse con una serie de acontecimientos que marcarán un antes y un después para todos los protagonistas. Esta vez, el foco se centra en María, quien ha decidido dar un paso decisivo que podría cambiarlo todo: demostrar que ha comenzado a recuperar la movilidad en sus piernas. Pero su propósito va mucho más allá de un simple progreso médico; lo que realmente busca es romper con el miedo que la ha mantenido prisionera durante tanto tiempo bajo la sombra amenazante de Gabriel, quien continúa moviendo los hilos desde la oscuridad, manipulando todo a su conveniencia.

El capítulo inicia en el despacho de Tasio, un hombre abatido por las circunstancias, pero que aún intenta mantener la compostura. Mientras concluye una llamada con un cliente importante, su rostro refleja la tensión acumulada de los últimos días. Al colgar, se deja caer en el respaldo de la silla, agotado, cuando Marta entra en la habitación. Aunque intenta mostrarse firme, el cansancio y la preocupación se reflejan en su mirada. Tasio, con voz trémula, pregunta por Andrés, su hermano, temiendo la respuesta. Marta baja la mirada antes de confesar que no ha habido mejoría: Andrés sigue en el mismo estado.

Avance semanal de 'Sueños de libertad': Andrés descubre quién es realmente  Gabriel - Sueños de libertad

Esa noticia golpea a Tasio con fuerza. Se levanta con los ojos humedecidos y, conmovido, reconoce lo mucho que su familia significa para él. Marta, conteniendo las lágrimas, le responde con ternura: “El sentimiento es mutuo, hermano, y aunque la vida nos golpee, los de La Reina siempre encontramos la manera de levantarnos”. Pero no hay tiempo para la melancolía; los problemas empresariales se ciernen sobre ellos. Tasio suspira y le confiesa que los americanos han cancelado el contrato más importante que tenían. La empresa está en crisis. Marta, sorprendida, le pregunta si intentó hablar con ellos, pero Tasio admite que no pudo convencerlos. “Han visto las noticias —dice apesadumbrado— y no quieren correr más riesgos”.

Pese a la desesperanza, Marta se rehúsa a rendirse. Propone hablar cuanto antes con su padre y presentar una propuesta sólida para conseguir un nuevo socio capitalista. Pero Tasio duda, preocupado por la salud de Andrés, quien solía ser el mediador y la voz de equilibrio en la familia. Marta, sin embargo, insiste en que no pueden esperar más: “Andrés podría tardar semanas, incluso meses, en recuperarse, y la empresa no puede sobrevivir tanto tiempo sin actuar”.

En ese momento, la conversación es interrumpida por Pelayo, que entra con su habitual serenidad y una sonrisa amable. “¿Cómo está todo por aquí?”, pregunta. Marta intenta disimular su ansiedad, pero no puede ocultar la tensión. “Esto es una locura, Pelayo. No sé cómo vamos a salir de esta”, confiesa. Él, con empatía, le ofrece su ayuda: “Estoy aquí para lo que necesites”. Sin embargo, Marta, con orgullo y cansancio, responde: “A menos que conozcas a un inversor con dinero de sobra que quiera apostar por una fábrica en apuros, no sé qué podrías hacer”.

Pelayo se queda pensativo y, tras unos segundos, le dice que quizá pueda ayudarles a conseguir fondos. “Conozco algunos contactos”, asegura. Pero Marta, fiel a su carácter independiente, se niega a involucrarlo en sus problemas. “No quiero ponerte en un compromiso —dice con voz suave—, ya encontraremos la manera de resolverlo, como siempre lo hemos hecho”. Pelayo asiente, aunque en su mirada se percibe la preocupación por la mujer que intenta mostrarse fuerte cuando está al borde del colapso.

Mientras tanto, en el hospital, la tensión emocional alcanza su punto más alto. Andrés, aún inconsciente, yace en su cama mientras María lo observa con ternura y desesperación. Le toma la mano y, entre sollozos, le promete que todo cambiará, que hará lo que él desee, pero le suplica que se recupere. La escena está cargada de una tristeza profunda: María se siente culpable, impotente y perdida.

Es entonces cuando Luz entra en la habitación. Al ver a María tan abatida, intenta animarla, pero la mujer no puede contener su angustia: “Si no puedo cuidarme a mí misma, ¿cómo voy a cuidar de mi marido?”, dice entre lágrimas. Luz, con su habitual dulzura, le responde: “Ya lo estás haciendo, María. Estás aquí, acompañándolo, y eso es lo más importante ahora”. Pero María no se calma; su inseguridad la consume. “No puedo ni siquiera moverme sola, ni ir al baño sin ayuda. ¿Cómo voy a serle útil cuando despierte?”, pregunta con desesperación.

Luz intenta tranquilizarla, diciéndole que aún no saben cómo despertará Andrés, ni si necesitará asistencia. Pero cuando menciona la posibilidad de que él pueda recordarlo todo, María se queda impactada: “¿Crees que lo recordará todo?”. Luz duda antes de responder, sin querer darle falsas esperanzas, y le sugiere concentrarse en su propia recuperación.

Es entonces cuando María decide confesarle algo que ha estado callando. Con voz temblorosa, le revela a Luz que, antes del accidente, sintió algo extraño: un cosquilleo en las piernas. Luz, escéptica, le dice que podría tratarse de un dolor fantasma, algo común en su caso, pero María insiste. “No, Luz, era real. Incluso creí mover los dedos del pie derecho”. Intrigada, la doctora comienza a examinarla. “¿Sientes esto?”, le pregunta presionando con suavidad. María responde con un hilo de voz: “No siento tu mano, pero sí la presión”. Luz se queda sorprendida y decide actuar de inmediato: llamará a un especialista en neurología para evaluar la situación.

María sobrevive, pero no quiere que Andrés se compadezca de ella”  Preferiría estar muerta”

Cuando Luz sale de la habitación, María se queda sola frente a Andrés. La mujer toma su chaqueta, la acerca a su rostro y respira su aroma con nostalgia. En ese gesto se percibe toda la carga de amor, miedo y esperanza que lleva dentro. Pero justo cuando va a doblarla para dejarla sobre la silla, algo cae del bolsillo interior: una carta. María no se da cuenta todavía, pero ese sobre contiene algo que podría cambiar el rumbo de todo.

¿Será una confesión de Andrés? ¿Un secreto guardado que explique lo sucedido? ¿O tal vez una advertencia sobre Gabriel, el hombre que sigue acechando desde las sombras? Mientras tanto, Marta deberá enfrentarse al desafío de salvar la fábrica familiar antes de que las deudas los destruyan por completo, y María, por su parte, se prepara para demostrar que puede volver a caminar… y liberarse, por fin, del miedo que la paraliza.

El episodio deja el aire cargado de interrogantes:
¿Podrá María revelar la verdad sobre su recuperación sin que Gabriel la descubra?
¿Logrará Marta convencer a su padre de buscar un nuevo socio antes de que sea demasiado tarde?
¿Y qué misterio esconde esa carta en la chaqueta de Andrés?

Las respuestas prometen cambiarlo todo.
Así concluye este avance exclusivo de Sueños de Libertad, donde cada decisión, cada palabra y cada secreto puede significar el comienzo de una nueva esperanza… o el final de todo.