Un rescate desesperado está a punto de costar muy caro. El marqués Alonso se ve obligado a tomar decisiones arriesgadas para salvar “La Promesa” de la crisis, mientras Lorenzo ya ha preparado su trampa. Al mismo tiempo, la relación entre Cruz y Alonso se deteriora, dejando a la familia vulnerable. Y cuando Martina regresa inesperadamente con un hombre misterioso, las sospechas y los secretos amenazan con desatar un nuevo caos. Dolores, la madre de Hann y Curro, podría reaparecer en el palacio, revelando verdades ocultas que comprometerían a Cruz y Petra. ¿Qué ocurrirá a continuación? Quédate hasta el final para descubrirlo.

La tensión en “La Promesa” aumenta con cada día que pasa, y el futuro del palacio de los Luan se torna cada vez más incierto. El marqués Alonso, desgastado por los problemas económicos y la presión familiar, se encuentra al borde de un acto desesperado. Aunque siempre ha tratado de mantenerse fiel a sus principios y lejos de tratos sospechosos, la situación lo obliga a reconsiderar viejas decisiones. El Duca de Carril, un hombre que en el pasado le ofreció negocios arriesgados y de quien prometió mantenerse alejado, ha vuelto a la escena con una oferta que podría salvar la estabilidad del palacio. La familia está al límite, y cualquier esperanza parece depender de un acuerdo que podría ser un arma de doble filo.

En su estudio, Alonso comparte sus temores con Cruz, su esposa. Le explica que el Duca se ha ofrecido a ayudar tras conocer la precaria situación económica. Cruz, inicialmente sorprendida, lo reprende con desdén. Ella creía que su marido había cerrado definitivamente cualquier vínculo con aquel hombre y sus negocios ambiguos. Pero Alonso, cansado y desesperado, responde con resignación: a veces, los grandes problemas requieren medidas extremas. Cruz, herida en su orgullo, insiste en que siempre ha estado a su lado, dispuesta a apoyarlo. Sin embargo, detrás de su aparente preocupación, se esconde un afán de control más que afecto genuino.

En ese momento, entra en escena Lorenzo Deamata, el cuñado del marqués, conocido por su astucia y oportunismo. Con una cordialidad fingida, se ofrece a prestar el dinero necesario para salvar “La Promesa”, aunque todos los indicios señalan que su ayuda esconde una trampa. El capitán de la Mata no olvida la última vez que, mediante una cláusula oculta, logró apropiarse de una parte de las tierras familiares del marqués. Cruz, desconfiada pero más preocupada por el dinero que por la prudencia, no se opone. Para ella, salvar la familia es más importante que la cautela, y cree que Alonso no tiene otra opción. Sin embargo, Lorenzo aprovecha la desesperación del marqués para ejecutar su engaño. Alonso, confiado en poder manejar la situación, acepta la propuesta sin saber que está entregando el destino del palacio a las manos equivocadas.

Mientras tanto, la relación entre Alonso y Cruz se tensiona hasta límites insostenibles. Durante una de sus discusiones más intensas, Cruz lo acusa de ser un hombre sin coraje, demasiado sumiso y sin capacidad de defender a su familia. Alonso intenta mantener la calma, pero la provocación de su esposa lo lleva al límite. Sus palabras, cargadas de frustración, revelan un resentimiento profundo: “Quizá me haga amargo, pero al menos siento algo en mis venas, no como tú”. Cruz, con su habitual tono cortante, le responde que un marqués debe ser pragmático, no impulsivo. Cada palabra es un veneno que Alonso, paciente hasta ahora, decide contener. Sin embargo, por primera vez comienza a cuestionarse si no ha cometido un error al permitir que su esposa lo domine durante tanto tiempo. La hija del barón de Linaia, con su orgullo y sus intrigas, ha convertido “La Promesa” en un lugar de miedo e hipocresía, y Alonso empieza a percibirlo.

En los pasillos del palacio, la servidumbre murmura sobre la inesperada vuelta de Martina y su misterioso acompañante. La crisis económica y los gastos excesivos de Cruz, en perfumes, ropa y joyas, agotan aún más las finanzas del palacio. Pia, cada vez más preocupada, comparte con Rómulo el panorama financiero desolador. Ambos saben que nadie se atreve a enfrentar a la marchesa, cuya influencia sobre Alonso es absoluta. Mientras la tensión crece dentro del palacio, nuevas amenazas se acercan: la presencia de Giacobo y su relación con Martina genera sospechas. ¿Sus intenciones son sinceras o esconden intereses ocultos?

El regreso de Martina marca el inicio de una nueva etapa en “La Promesa”. Su reaparición no solo despierta rumores, sino también la posibilidad de amores prohibidos, alianzas inesperadas y secretos listos para explotar. Curro, herido y confundido, se enfrenta al dolor de ver que la mujer que amaba ha vuelto con un nuevo pretendiente, Jacobo Monteclaro, un joven noble cuya lealtad y sentimientos son inciertos. La noticia golpea el corazón de Curro como un puñal, mientras la alta sociedad se maravilla del anuncio de su compromiso con Martina. Sin embargo, entre el dolor y la sorpresa, la vida sigue y los protagonistas deben adaptarse a una realidad cambiante.

Paralelamente, el misterio de Dolores, la madre de Hann y Curro, resurge. Su historia, durante años un enigma central de la serie, podría reescribir el destino de la familia. Su regreso, real o simbólico, amenaza con revelar secretos que Cruz ha mantenido ocultos durante años. Mientras los rumores y las investigaciones en los pasadizos secretos del palacio descubren cartas antiguas, la verdad comienza a emerger, sacudiendo las estructuras de poder y afectando a todos los miembros de la familia. La posibilidad de que Dolores esté viva y haya estado escondida durante años promete un terremoto emocional que afectará principalmente a Cruz, cuya posición de autoridad podría venirse abajo de un momento a otro.

En este escenario, la aparición de Jacobo y la reactivación del misterio de Dolores crean dos tramas paralelas: una vinculada al pasado y otra al presente, destinadas a entrelazarse de forma explosiva. El regreso de Martina y la presencia del joven misterioso encenderán pasiones, celos y rivalidades, mientras Curro deberá aprender a convivir con la traición y la decepción, encontrando consuelo quizás en Anghela, hija de Leocadia, con quien podría surgir un vínculo inesperado.

En definitiva, “La Promesa” entra en una fase crítica: amores prohibidos, secretos revelados y antiguos misterios resurgiendo. La tensión es máxima, y ningún personaje permanecerá intacto ante los cambios que se avecinan. Cada acción, cada decisión, podría alterar para siempre el destino de la familia Luan. La marcha hacia la verdad ha comenzado, y nada volverá a ser igual.