LEOCADIA: LA ASESINA DE JANA EXPÓSITO || CRÓNICAS y ANÁLISIS de #LaPromesa
El universo de La Promesa nunca deja de sorprendernos. Cada capítulo abre nuevas puertas, revela secretos largamente escondidos y nos enfrenta a verdades incómodas que cambian el rumbo de la historia. La más reciente promo de la serie ha puesto sobre la mesa una de las revelaciones más oscuras y esperadas por los seguidores: la verdadera identidad de la persona que intentó acabar con la vida de Jana Expósito. Todas las miradas, todas las pruebas y todos los indicios apuntan en una única dirección: Doña Leocadia de Figueroa.
Lejos de ser un giro improvisado, la narrativa de la serie ha ido sembrando pequeñas pistas que hoy, cuando se ponen juntas, forman un retrato contundente de la frialdad y la manipulación de esta mujer. Y es que Leocadia no es simplemente un personaje secundario; es un engranaje esencial en la maquinaria de intrigas, venganzas y ambiciones que sostiene a La Promesa.
El peso del pasado: el crimen de Dolores
Para entender por qué la figura de Leocadia se perfila como la gran culpable, hay que volver al asesinato de Dolores, madre de Jana. La serie dejó claro en capítulos anteriores que no fue Cruz, como se llegó a sospechar, sino Leocadia quien planificó aquel crimen. Fue ella quien movió los hilos y orquestó la tragedia. El testimonio de Cruz lo confirma con contundencia: “Fue Leocadia. Ella lo planeó todo. No fui yo”.
Ese antecedente no es un simple recuerdo; es la piedra angular que explica las motivaciones de Leocadia. Jana, al descubrir la verdad y atar cabos, se convirtió en una amenaza para los secretos de la señora de Figueroa. La sombra de Dolores sigue pesando, y Leocadia sabía que, si Jana hablaba, toda su red de poder podía desmoronarse.
La visita inesperada: un presagio de muerte
La promo más reciente muestra a Leocadia entrando en la habitación de Jana a altas horas de la noche. La reacción de la joven lo dice todo: “¿Qué hace aquí tan tarde?”. No era una visita acordada ni una charla casual. Era la llegada de una depredadora a la intimidad de su presa. Este detalle, aparentemente sutil, refuerza la idea de que Leocadia actuó con premeditación y alevosía.
La confianza previa que Jana sentía hacia Leocadia le permitió entrar sin obstáculos, llegar hasta la cama y colocarse en posición para el ataque. Esa confianza fue su perdición: la víctima nunca sospecha de quien considera cercano, y eso convirtió a Leocadia en la candidata perfecta para perpetrar el crimen.
Las pruebas que incriminan a Leocadia
A lo largo de la serie y, especialmente, en los últimos episodios, se han ido acumulando pruebas narrativas y circunstanciales que señalan directamente a la viuda de Figueroa:
- El motivo: Jana estaba cada vez más cerca de descubrir la verdad sobre la muerte de su madre y de relacionar a Leocadia con otros crímenes pasados. Dejarla con vida era un riesgo imposible de asumir.
- El beneficio: Con Cruz apartada y Jana fuera de juego, Leocadia se consolidaba como la señora de La Promesa. Nadie más ganaba tanto con este desenlace: ni Lorenzo, ni Petra, ni Jacobo tenían tanto que conquistar como ella.
- El engaño del botón: El detalle del botón de la bata encontrado en la escena no fue casualidad. Todo indica que Leocadia lo colocó intencionadamente para reforzar la confusión y desviar las sospechas, creando así una “prueba fabricada”.
- La frialdad narrativa: A nivel de guion, resulta profundamente irónico que Leocadia, quien en el pasado fue perdonada por Cruz cuando estaba embarazada, no mostrara la más mínima compasión hacia una Jana igualmente en estado. Esa falta de piedad refuerza la imagen de un personaje sin escrúpulos.
- El juego de confianza: Jana permitió que Leocadia cruzara el umbral de su dormitorio sin resistencia. Cualquier otro sospechoso habría sido recibido con cautela, pero no ella. Esta cercanía emocional fue la llave que abrió la puerta al atentado.
- La construcción visual: La dirección de la serie ha presentado a Leocadia en más de una ocasión como una figura difusa, acechante, casi como un depredador en segundo plano. La fotografía ya nos estaba contando, sin palabras, lo que ahora la trama confirma.
- El tema del veneno: Aunque el disparo es el ataque principal, existe también la sombra del envenenamiento. Si Leocadia no fue quien lo administró directamente, es evidente que tuvo que manipular a otros personajes —como Jacobo— para ejecutarlo. La señora de Figueroa siempre supo usar a terceros como peones en su tablero.
Los peones en el tablero de Leocadia
La serie ha mostrado cómo Leocadia manipula a personajes más ingenuos o vulnerables. Jacobo, por ejemplo, parece cumplir el papel de “tonto útil”. No actúa por iniciativa propia, sino como herramienta al servicio de alguien más astuto. Lo mismo ocurre con Martina, cuya fragilidad la hace fácilmente manipulable.
Así, Leocadia reproduce con maestría el mismo patrón de dominación que antes vimos entre Cruz y el Conde de Añil. La diferencia es que ahora ella es quien mueve las piezas, consolidando su papel como la auténtica villana de la historia.
El contraste con otros sospechosos
Muchos nombres se barajaron en torno al atentado contra Jana: Petra, Lorenzo, Alonso, incluso el capitán. Sin embargo, todos ellos carecen de un motivo sólido o de un beneficio real. Petra, por ejemplo, demostró en conversaciones clave que no tenía ninguna implicación. Lorenzo solo se enteró de la verdad de Cruz gracias a Curro, y Alonso ha salido más perjudicado que beneficiado en esta trama.
Leocadia, en cambio, no solo tenía el motivo y los medios, sino también la sangre fría para ejecutar el crimen sin titubeos.
La figura de la villana absoluta
En el plano narrativo, convertir a Leocadia en la asesina de Jana es un golpe maestro. Le da a la trama un antagonista de gran profundidad, capaz de inspirar odio y fascinación a partes iguales. Es una villana que no se limita a actuar por capricho: planifica, manipula y ejecuta con precisión quirúrgica. Su evolución, de víctima perdonada en el pasado a verdugo despiadado en el presente, es uno de los arcos más oscuros y potentes que ha ofrecido La Promesa.
El crimen del siglo dentro de La Promesa
La tensión está en su punto más alto. El lunes, la serie promete confirmar este “crimen del siglo” y dejar claro lo que muchos espectadores ya intuían: Leocadia es la mano detrás de la tragedia que marcó a Jana Expósito.
Más allá del desenlace, lo cierto es que este giro reafirma el talento de la serie para construir misterios sólidos, llenos de pistas, falsas apariencias y giros inesperados. Leocadia se alza como un personaje inolvidable, la serpiente en la hierba de La Promesa, la mujer que, sin piedad alguna, se convirtió en la asesina de Jana Expósito.
👉 Con este análisis queda claro que la figura de Doña Leocadia no es un accidente de guion ni un simple recurso dramático. Es la encarnación del poder, la ambición y la maldad. Y su nombre quedará grabado en la memoria de La Promesa como la villana que destruyó la vida de Jana.