Sueños de Libertad Capítulo 424 (Después del Accidente:La Esperanza de Andrés y la Lucha de María)
Hola a todos, les traigo el tan esperado resumen del episodio 424 de Sueños de Libertad
El episodio 424 de Sueños de Libertad comienza en la imponente casa de la familia Reina, donde el ambiente está cargado de tensión. Damián, su nuera María, su hija Marta, su yerno Pelayo y su sobrino Gabriel se encuentran reunidos en la sala, con expresiones serias y gestos de preocupación. La empresa atraviesa un momento crítico, y la posibilidad de que llegue un inversor desde Italia parece ser la única salida a la que aferrarse. Cada palabra, cada silencio, refleja la desesperación de quienes buscan soluciones rápidas y eficaces para salvar lo que tanto esfuerzo les ha costado construir.
De repente, llaman a la puerta. Es Luz, que entra con paso firme pero con un leve brillo de esperanza en los ojos. “Disculpen que los interrumpa”, dice con voz calmada, aunque su emoción contenida es palpable. “Vengo del hospital y traigo noticias sobre Andrés.” La reacción de María no se hace esperar; alterada, pregunta apresuradamente: “¿Qué pasa? ¿Está bien?” Luz toma un momento para respirar, tratando de transmitir tranquilidad: “Sigue igual, pero hace un rato estaba con Marta y Andrés ha movido un dedo muy suavemente.”
La noticia provoca un instante de silencio absoluto. Los presentes se miran unos a otros, incrédulos, y una ola de emoción recorre la sala. Es un pequeño gesto, apenas un movimiento, pero para ellos es un rayo de esperanza que ilumina un momento sombrío. Todos sonríen con alivio, salvo Gabriel, que se queda pensativo, su mirada oscura y distante delata una preocupación más profunda y una intranquilidad que nadie más percibe. Luz, consciente del impacto de sus palabras, continúa explicando con cautela: “Este podría ser el primer paso para que Andrés despierte, al menos eso es lo que piensan los médicos.”

María no puede contener la emoción y llora de alivio. “Dios te oiga, Luz”, exclama con voz entrecortada. “Yo lo sabía. Sabía que Andrés saldría de esta.” Luz asiente, manteniendo la prudencia: “Eso es lo que todos deseamos, María, pero aún no podemos celebrar. El proceso puede ser muy largo e incluso existe la posibilidad de que no se recupere del todo.” La advertencia de Luz apaga un poco la alegría de María, que asume que la esperanza viene acompañada de incertidumbre.
Gabriel, con un aire preocupado, interviene: “Doctora, siendo realistas, ¿cree que Andrés volverá a ser el mismo de antes?” Luz suspira, consciente de la delicadeza de la situación: “Es difícil saberlo. Entre el golpe y la falta de oxígeno que sufrió durante la operación, hasta que despierte no podremos conocer las secuelas.” Damián, intentando mantener el ánimo de todos, interviene: “No nos adelantemos a lo peor, doctora. Andrés es joven y fuerte. Eso debe jugar a su favor.” Luz asiente con serenidad: “Claro que sí, Damián. Hay que estar preparados para todo, pero el hecho de que haya movido un dedo es una señal muy positiva.”
Damián, con renovada determinación, agradece la información y se prepara para ir al hospital. María, impulsada por la emoción y el miedo, se ofrece de inmediato: “Yo también iré contigo.” Damián la detiene suavemente: “No, María, no sería bueno que faltes a tu sesión de rehabilitación.” Pero ella insiste, con firmeza: “No me importa. Quiero estar con él. Quiero verlo.” Luz interviene nuevamente, conciliadora: “María, entiendo tu deseo, pero es poco probable que Andrés despierte tan pronto. Tu recuperación también es crucial. No puedes descuidarla.”
María, resignada, asiente: “Está bien, lo veré mañana.” Mientras tanto, Gabriel observa en silencio, con una leve sonrisa casi imperceptible, mientras la emoción de María se manifiesta en lágrimas de alivio. Luz se despide y Damián sale decidido hacia el hospital, prometiendo mantenerlos informados de cualquier novedad. Pelayo toma la mano de María y le asegura con suavidad: “Todo va a salir bien, ya lo verás.” Ella lo mira agradecida, mientras Gabriel permanece pensativo y distante, atrapado en sus propios pensamientos.
Al mismo tiempo, en las oficinas de la empresa, la tensión no disminuye. Tacio recibe una llamada inesperada del director de Floral. Tras colgar, se queda sorprendido y comenta a Marta: “Acabo de hablar con el director. Me ha dicho que están dispuestos a mejorar la oferta que nos habían hecho.” Marta frunce el ceño, confundida y preocupada: “Mejorar la oferta… ¿pero si ya les dijimos que no?” Tacio asiente: “Sí, les dijimos que no a entrar como socios, pero ahora están interesados en las patentes que no hemos comercializado.”
La situación se complica aún más cuando Marta pregunta con desconcierto: “¿Desde cuándo han hecho una oferta por las patentes?” Tacio comparte su sorpresa: “Eso mismo me pregunto yo.” En ese instante, la puerta se abre y Luis entra en la oficina, interrumpiendo la tensión: “Traigo el informe de los daños causados por la explosión”, dice mientras entrega un dosier a Tacio. Pero la sorpresa mayor llega cuando Tacio informa: “Me acaba de llamar don Enrique Burgos de Floral. Está dispuesto a aumentar un 10% la oferta por las patentes. Así que tú ya lo sabías, ¿verdad?” Luis baja la mirada, consciente de la situación, y admite: “Sí, lo sabía. Disculpen por no haber informado antes.”
Marta, visiblemente molesta, exige explicaciones: “¿Por qué tanto secreto?” Luis responde con sinceridad: “No creí que fuera buena idea vender nuestras creaciones. Estamos hablando del futuro de la empresa. Por mucho dinero que nos ofrezcan, no será suficiente para resolver todos los problemas que tenemos.” Tacio intenta mantener la calma: “Luis, entiendo tu postura, pero ocultar algo así no ayuda.” Marta añade con firmeza: “Esta decisión le corresponde a la junta, no solo a ti.”
Luis, alterado y afectado por la presión familiar, responde: “Lo sé, Marta, pero quiero que por una vez seamos los Merino quienes decidamos algo sin interferencia. Estas patentes forman parte de nuestra familia y eso es intocable.” Tacio observa con preocupación y empatía: “Te entiendo, Luis, pero también debes entendernos a nosotros. No tiene sentido manejar así las cosas en medio de una crisis.” Marta asiente: “Para salir adelante debemos trabajar todos juntos. Si nos hubieras informado antes, probablemente habríamos llegado a la misma conclusión que tú.” Luis, en silencio, da media vuelta y abandona la oficina, dejando a los presentes en un incómodo silencio.

Al caer la noche, María se encuentra en su habitación, mirando por la ventana con el rostro marcado por la preocupación y la esperanza. La noticia sobre Andrés le llena de emoción, pero también de ansiedad. En ese momento llega Gema, con su sonrisa habitual: “Me enteré de las buenas noticias. ¿Te refieres a Andrés?” María asiente, emocionada: “Sí, ha movido un dedo. Es el primer paso para que despierte.” Gema, entusiasmada, añade: “Y no son las únicas buenas noticias. Me dijeron que has recuperado la sensibilidad en las piernas.” María sonríe levemente: “Sí, hace tres días confirmaron que la inflamación había disminuido y no hay lesiones permanentes.”
Gema, radiante, exclama: “¡Eso es maravilloso! Luz dice que pronto volverás a caminar. Es un milagro.” María, cautelosa, responde: “No quiero hacerme ilusiones. Me costará mucho recuperarme del todo.” Gema insiste: “Recuerda todo lo que has pasado. Andrés va a despertar y tú volverás a andar. Solo falta que la fábrica se recupere.” María suspira, resignada, y Gema añade: “Quizás si tu suegro permitiera un nuevo inversor, las cosas mejorarían. ¿Has pensado en hablar con él?” María niega con la cabeza: “No creo que me escuchara. Ahora lo único que me preocupa es que Andrés despierte. No podría vivir sin él.”
Gema toma sus manos con ternura: “Hay que ser optimista. Estoy convencida de que Andrés va a despertar. Y se sorprenderá muchísimo cuando descubra que ya puedes caminar.” María recuerda aquel instante antes del accidente, cuando Andrés vio que había recuperado sensibilidad en las piernas, y finalmente sonríe: “Estará encantado.” Gema responde: “Claro que sí. Ya verás, todo va a salir bien.” La música de fondo acompaña el cierre del episodio, dejando una sensación de esperanza y emoción en el aire, mientras el futuro de la familia Reina y de la empresa sigue pendiendo de un hilo.