La Promesa: María acusa a Lorenzo y desata el infierno

María acusa a Lorenzo y desata el infierno

La calma de La Promesa se rompe de golpe cuando María Fernández, agotada y al borde del colapso, revela un secreto que nadie esperaba: está embarazada… y el padre no es otro que Don Lorenzo. Lo que empezó como un rumor entre pasillos se convierte en un terremoto que sacude los pilares de la familia Luján. Frente a todos, María acusa al Capitán de drogarla y forzarla durante la fiesta, desatando una reacción inmediata de horror y rabia: Ángela se desploma, Leocadia queda paralizada y Alonso hierve de indignación, mientras Lorenzo contempla impotente cómo su mundo de poder y mentiras se desmorona. Una confesión, una carta y un arresto cambiarán La Promesa para siempre; la justicia finalmente llega, pero a un costo devastador.

Los días previos habían sido un tormento. Cada amanecer traía malestar y náuseas que la debilitaban. Lope, preocupado por su salud, sospechaba que había algo más que cansancio; María, atrapada por el miedo y la culpa, ocultaba la verdad. La pesadilla comenzó en la fiesta: una copa de jerez adulterada, la pérdida de control sobre su cuerpo, y un encuentro traumático con Lorenzo en su habitación. Durante semanas, María vivió como autómata, temerosa de cada campanazo y evitando los pasillos principales, mientras el recuerdo del abuso se repetía en su mente.

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Finalmente, decidió confiar en el padre Samuel, quien la escuchó y le dio apoyo. Con su ayuda, María encontró el valor de revelar lo que había sucedido: la violación, la traición y el embarazo. Samuel, con rabia y protección, juró no dejarla sola y garantizar justicia. Sin embargo, María sabía que Lorenzo, con su poder e influencia, podría destruirla si la verdad salía antes de tiempo. Su temor se transformó en determinación: no aceptaría sobornos ni amenazas. Su objetivo era que todos supieran la verdad en el momento exacto.

 

Los rumores comenzaron a circular por la casa. Criadas y lacayos murmuraban sobre el embarazo de María y el posible padre: Lorenzo. El Capitán reaccionó con furia, intentando intimidarla y silenciarla con amenazas, pero María, fortalecida por el asco y la justicia que sentía por dentro, se negó a ceder. Rechazó su dinero y su “solución”, y decidió que revelaría la verdad públicamente durante la boda de Lorenzo con Ángela, exponiendo al hombre que la había destrozado.

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La tensión creció hasta la noche de la cena. María irrumpió en el salón principal, temblorosa pero decidida, y enfrentó a Lorenzo frente a todos. Con voz firme, contó la verdad: cómo la drogó, la forzó y ahora llevaba su hijo. Ángela y Leocadia quedaron paralizadas, y Alonso, lleno de furia, buscó confirmación en la mirada de Lorenzo. La carta que María había conservado como prueba terminó de sellar su destino. Con las palabras de Samuel respaldándola, Alonso exigió justicia, y el sargento Burdina llegó con guardias para arrestar a Lorenzo, que gritaba y forcejeaba, incapaz de creer que su imperio se desmoronara.

Con Lorenzo fuera de control y detenido, el silencio llenó el salón, roto solo por los sollozos de Ángela y María. Finalmente, la criada, extenuada y emocionalmente agotada, se permitió llorar, liberada por haber enfrentado al monstruo que había marcado su vida y haber llevado la verdad a la luz. Alonso, conmovido, la consoló, reconociendo su valentía frente a la injusticia y la crueldad de Lorenzo.

La Promesa nunca volverá a ser la misma.