Hola, ¿qué tal? Soy tu Gustav y traigo un nuevo vistazo a La Promesa

Hola, queridos seguidores, aquí está vuestro Gustav de siempre, listo para traeros la última entrega de La Promesa, un capítulo que promete emociones, tensión y momentos que no querrás perderte. Como siempre, recordad que nuestro contenido está verificado al 100% por Radio Televisión Española, así que podéis confiar en que lo que os traigo es fiel a la trama. Somos el canal líder en YouTube de La Promesa y vosotros formáis parte de esta gran familia que crece cada día. Pero antes de sumergirnos en los secretos y conflictos del capítulo 704, hay un detalle que no podemos pasar por alto: este viernes no habrá emisión de nuevo episodio, ya que se retransmitirán los Premios Princesa de Asturias desde Asturias. Pero no os preocupéis, mañana a las 11 de la mañana tendréis un nuevo vídeo y, más tarde, sobre las 6 o 6:30 de la tarde, vuestra segunda cita diaria con La Promesa. Mientras otros descansan, nosotros seguimos aquí, al pie del cañón, porque vuestra compañía y vuestro interés es lo más importante.

Y ahora sí, vamos a lo que nos concierne: el capítulo 704, que se emitirá el lunes 27 de octubre. Lo he titulado “Celos, reproches y desencuentros”, y creedme, cada palabra define perfectamente lo que va a suceder.

Empecemos con Martina, que sigue lidiando con los celos de su prometido, San Jacobo. El joven no puede soportar que su atención no esté centrada únicamente en él. En este episodio, lo veremos reprochándole su dedicación a los niños de Catalina y su implicación en los asuntos del Patronato y de La Milagrosa, algo que ya hemos visto en episodios anteriores. San Jacobo, en un despliegue de control y chantaje emocional, le dice que se ha sentido como un tonto al creerse especial, dejando claro que Martina no ocupa en su vida el lugar que ella pensaba. Martina, cansada y buscando calmar la situación, intenta suavizar las palabras de su prometido, pero los celos de San Jacobo comienzan a mostrar su lado más oscuro. Surge la pregunta que todos nos hacemos: ¿podría esto significar el principio del fin de su compromiso? Por ahora, parece que no, aunque los deseos de los fans suelen ser poderosos…

Pasemos ahora a otro personaje que está dando mucho de qué hablar: Enora, apodada en este episodio como “la coja retranca”. Tras el escándalo en el hangar y las mentiras que han salido a la luz, Toño se encuentra completamente desbordado. El joven se enfrenta a una mezcla de decepción y sentimientos que aún no sabe gestionar. En su desesperación, acude a su madre, la dulce Simona, para contarle lo ocurrido con Enora. Simona, con su ternura característica, le recuerda cuánto le ha ayudado el señorito Manuel en situaciones difíciles y le hace reflexionar sobre si merece o no preocuparse por ayudar a la joven. Toño se debate entre la razón y el corazón: aunque ha sido engañado, su cariño por Enora sigue presente, y no sabemos todavía si podrá perdonarla o si la traición ha sido demasiado grande. La intriga está servida.

Ahora, volviendo al ámbito laboral, tenemos a Petra, quien, obligada por doña Leocadia, retoma su trabajo como ama de llaves a pesar de no estar completamente recuperada. La tensión aumenta cuando Pía interviene en su defensa y se enfrenta a Ballesteros, pidiéndole que no cargue demasiado trabajo sobre Petra. Pero él, frío y autoritario, le responde que esto no es un hospital y deja claro que la decisión sobre las tareas de Petra depende únicamente de él. Petra, atrapada entre su recuperación y la presión de los poderosos, vuelve a ser víctima de las circunstancias, y la audiencia siente con ella la injusticia de la situación.

Otro eje importante del episodio es la relación entre María Fernández y el padre Samuel. Tras la impactante confesión de María en el capítulo anterior, en la que revela su embarazo, Samuel se sintió abrumado y se retiró apresuradamente. Sin embargo, este nuevo capítulo nos muestra a Samuel intentando enmendar su comportamiento. Se acerca a María para hablar con ella, y entre lágrimas, ella le confiesa sentirse indigna y sucia. Samuel, con una ternura que rara vez se le ha visto, la consuela y le asegura que no debe sentirse así. María, temerosa, pregunta si esta vez no se marchará corriendo como la última vez, y Samuel admite sus prejuicios y su hipocresía, reafirmando que, pese a todo, sigue viendo en ella a una persona maravillosa. Este momento marca un punto de inflexión en su relación, y no podemos evitar preguntarnos si finalmente habrá un cambio real entre ellos.

Pero la intriga no termina ahí. Ángela también tiene su propia trama de tensión y engaño. Siguiendo el plan que le sugirió Curro en el capítulo anterior, se acerca al capitán Lorenzo de la Mata con una conversación cuidadosamente calculada. Le confiesa su deseo de comprar un reloj especial con su primer sueldo como abogada, y Lorenzo, encantado con la idea, le promete que lo tendrá. Lo que Ángela no sabe es que cada palabra, cada gesto, la acerca peligrosamente a su propio sacrificio, y los espectadores sentimos la tensión crecer mientras esperamos a ver cómo se desarrollará este plan.

Por último, pero no menos importante, tenemos a doña Leocadia y su obsesión con la carta de Catalina. En este capítulo, volverá a reunirse con Ballesteros para comentar que ha hablado con el varón de Valladares, quien asegura que Catalina no pudo haber escrito la carta, confirmando que alguien la ha falsificado. Ambos coinciden en que la identidad del autor sigue siendo un misterio, aunque Leocadia deja entrever que sospecha de Martina. Este misterio mantiene a la audiencia al borde de la butaca, especulando sobre quién está realmente detrás de este enigma.

Y así, queridos seguidores, nos encontramos ante un capítulo lleno de celos, reproches, desencuentros, planes calculados y secretos por descubrir. Martina, Toño, Enora, Petra, María, Samuel, Ángela y Leocadia nos recuerdan que en La Promesa, cada acción tiene consecuencias y cada secreto puede explotar en cualquier momento. No olvidéis que mañana a las 11 de la mañana tendréis vuestra cita con un nuevo vídeo, y a las 6:30 de la tarde la segunda cita diaria. No me falléis, porque aquí estaré, al pie del cañón, para compartir cada emoción, cada lágrima y cada sorpresa que nos deja La Promesa.