LA PROMESA Avance Semanal 27 al 31 octubre MARIA FERNANDEZ decide no tener al bebé
Un domingo más. Aquí estamos para contarte lo que veremos esta semana en La Promesa.
El palacio de La Promesa se prepara para una semana intensa, aunque breve, ya que el martes y miércoles no habrá emisión. Sin embargo, los tres capítulos que sí veremos prometen emociones, tensiones y decisiones que cambiarán para siempre la vida de varios personajes. El escenario está listo para revelar secretos, forjar alianzas inesperadas y exponer conflictos que habían permanecido ocultos bajo la aparente calma del palacio.
Martina se enfrenta a un desafío emocional que parecía sencillo, pero que se complica con cada día que pasa. Intenta recomponer su relación con Jacobo, buscando recuperar la cercanía perdida a través de cenas íntimas y momentos compartidos. Sin embargo, cada intento fracasa, dejando entrever la distancia creciente entre ambos. Los recuerdos y las emociones reprimidas actúan como barreras imposibles de derribar, y Martina se da cuenta de que no basta con gestos superficiales para reconstruir la confianza que se ha quebrado. Cada encuentro con Jacobo se convierte en un recordatorio doloroso de lo que se ha perdido y de lo difícil que será recuperarlo.
Mientras tanto, Ángela lucha con la presión que Leocadia ejerce sobre ella. Desahogándose con Curro y Alonso, comparte sus sentimientos y preocupaciones sobre la situación con Lorenzo, intentando encontrar un respiro en medio de la tensión. A la vez, comienza a desarrollar un vínculo más fluido con Beltrán, quien se convierte en un aliado inesperado en los planes de su madre. Leocadia, siempre calculadora, le ofrece a Beltrán una generosa dote si acepta casarse con Ángela, poniendo en marcha un plan que pondrá a prueba la fortaleza de la joven. Cada decisión que toma Ángela se convierte en un acto de coraje, y la dinámica entre ella, Lorenzo y Beltrán crea un triángulo cargado de tensión, donde el amor, la obligación y la manipulación se entrelazan de manera peligrosa.

Curro, viendo la presión que enfrenta Ángela, decide tomar una decisión drástica para ayudarla a cumplir con el plan de Leocadia. Su intervención es arriesgada, pero nace de un deseo sincero de protegerla y permitir que tenga un margen de maniobra frente a las exigencias de su madre. Ángela, por su parte, lucha por esquivar a Lorenzo, cada vez con más dificultad, mientras contempla la posibilidad de pasar dos días a solas con Curro, lejos del palacio, como condición para aceptar la propuesta de su madre. Esta decisión, aunque arriesgada, le permite a Ángela mantener cierto control sobre su destino y demuestra que incluso en medio de la presión, la joven busca mantener su autonomía.
En otra parte del palacio, la señora de Figueroa confirma que Catalina no pudo enviar la misteriosa carta que desató rumores y desconfianza, y comienza a sospechar de alguien dentro del entorno cercano. La intriga se intensifica, y cada gesto de los personajes es examinado con lupa, generando una atmósfera cargada de sospechas y tensión. Simón y Candela, por su parte, logran que Toño reconsidere su postura respecto a Nora, aunque Manuel sigue desconfiando de ella, y las diferencias entre los compañeros de trabajo estallan en discusiones acaloradas. La tensión en el hangar refleja cómo las relaciones humanas pueden ser frágiles y fácilmente alteradas por la duda y la traición.
Finalmente, Manuel decide darle una nueva oportunidad a Enora, permitiéndole regresar al hangar para continuar con su trabajo. Toño, en paralelo, le pide tiempo a la joven para recuperar la confianza perdida, reconociendo que la reconstrucción de la relación será un proceso delicado. En un gesto de agradecimiento, Enora obsequia a las cocineras del taller un presente en reconocimiento por la defensa que han hecho por ella, demostrando que incluso en medio del conflicto, los actos de generosidad y lealtad pueden generar pequeños momentos de reconciliación.
El éxito del taller comienza a florecer. Manuel recibe cartas de empresas interesadas en el diseño de su motor, que empieza a convertirse en un éxito comercial, reflejando el esfuerzo y dedicación del equipo. Esta prosperidad, sin embargo, convive con los conflictos personales, recordando que los triunfos profesionales no siempre apaciguan los desafíos emocionales que los personajes enfrentan.
En el plano más íntimo, Samuel y María Fernández retoman el diálogo tras la confesión de su embarazo. Pía la anima a reflexionar sobre su decisión, pero María tiene claro que no continuará con el embarazo. Su compañera la consuela y se ofrece a estar a su lado durante estos momentos difíciles, proporcionando un apoyo silencioso pero vital. La tensión de la decisión y el acompañamiento de Pía revelan la importancia de la amistad y la solidaridad frente a las circunstancias más dolorosas.
Mientras tanto, Petra enfrenta una prueba crucial. Siguiendo órdenes de Leocadia, Cristóbal le informa que no puede continuar en su puesto debido a que aún no está recuperada. Le da un ultimátum de pocos días para demostrar su valía como ama de llaves, o será despedida. Petra, consciente de que no cumplirá con los estándares exigidos, confiesa a Samuel la amenaza de despido. El sacerdote intenta mediar ante el mayordomo, pero sus esfuerzos son en vano, aumentando la presión sobre Petra y generando un clima de tensión y desesperanza.

Por otro lado, Adriano atraviesa un estado de ánimo cada vez más inestable. Martina, sintiéndose culpable por haber avivado sus sentimientos hacia Catalina, observa cómo la situación deteriora el humor del joven, recordando que las emociones pueden ser imprevisibles y que las palabras, incluso dichas con buenas intenciones, pueden tener consecuencias inesperadas.
Esta semana en La Promesa se perfila como un período de emociones intensas y decisiones críticas. Cada personaje enfrenta sus propios conflictos: Martina lucha por recomponer lo que parecía perdido; Ángela navega entre el control de su madre y su deseo de autonomía; Curro arriesga su posición para proteger a la joven; Beltrán acepta un compromiso que cambiará su vida; Toño y Manuel lidian con la traición y la desconfianza; María enfrenta decisiones que afectarán su futuro; Petra se enfrenta a un ultimátum que pondrá a prueba su resistencia; y Adriano enfrenta las consecuencias de sus sentimientos no correspondidos.
Cada día que transcurre dentro del palacio está cargado de tensión, cada gesto tiene un significado oculto y cada decisión tomada puede alterar para siempre la vida de los protagonistas. La semana promete giros inesperados, momentos de tensión emocional y revelaciones que cambiarán las relaciones y los destinos de quienes habitan La Promesa.
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