Andrés comienza a salir del coma: todos respiran aliviados menos Gabriel – Sueños de Libertad
💥Spoiler: “El despertar que nadie esperaba”💥
En el corazón de la colonia perfumista, las tensiones empresariales se entrelazan con los miedos más íntimos. El destino de Perfumerías de la Reina parece pender de un hilo, atrapado entre los intereses de poderosos inversores italianos y las dudas internas de una familia que, aunque unida por la sangre, se encuentra dividida por las ambiciones. En este episodio, cada palabra pesa, cada decisión amenaza con cambiarlo todo.
Durante días, Gabriel ha tratado de mantener el control. Desde el despacho, intenta aparentar serenidad, pero en su mirada se adivina la preocupación de quien sabe que el suelo bajo sus pies está empezando a ceder. Frente a él, Damián analiza cada propuesta con la meticulosidad de un hombre que ha dedicado su vida a la empresa. Ambos saben que el futuro no depende solo de las ventas o del prestigio, sino del equilibrio entre la lealtad y la supervivencia.
Las noticias sobre Masina, la compañía italiana interesada en comprar parte de la empresa, corren como un susurro inquietante por los pasillos del edificio. A simple vista, parecen una salvación: una firma solvente, moderna, que podría abrir nuevas puertas al mercado internacional. Pero bajo esa apariencia de éxito se oculta algo más. Gabriel lo sabe, Damián también. Ambos son conscientes de que los italianos no ofrecen solo una alianza comercial, sino una cesión de poder.

“Masina quiere desembarcar en suelo español”, comenta Gabriel con voz firme, intentando mantener la compostura. “He hablado con ellos antes de comer. Su idea es abrir tiendas en Barcelona y Madrid. Les interesa nuestro prestigio, nuestros jabones, nuestros perfumes…”. A su lado, Damián escucha con atención, pero sus pensamientos vuelan más lejos. Sabe que cada trato conlleva un precio, y este podría ser demasiado alto.
“Suena a matrimonio de conveniencia”, ironiza, intentando aligerar el ambiente. Pero su sonrisa no logra borrar la tensión. Ambos entienden que no se trata solo de un acuerdo económico: se trata del alma misma de la empresa, de la historia construida durante generaciones.
Gabriel, con su habitual pragmatismo, responde: “Sí, lo es. Pero no nos vendría mal tener más pretendientes. Cuantas más ofertas tengamos, más fuerza tendremos para negociar.” Sin embargo, Damián no tarda en advertirle: “Cuidado con las novias despechadas, sobrino. Pueden reaccionar de formas inesperadas.”
Esa frase, lanzada casi con humor, encierra una verdad que más tarde se revelará crucial. En el mundo de los negocios, como en el amor, las alianzas rotas dejan heridas que rara vez cicatrizan sin consecuencias.
Mientras tanto, Pelayo continúa buscando posibles inversores. Su compromiso con la empresa es firme, pero reconoce la dificultad de la tarea. “Nadie parece dispuesto a asumir un riesgo tan grande”, admite con pesar. Y es que la situación económica de la colonia se vuelve cada día más frágil. Los trabajadores esperan respuestas, la cooperativa intenta resistir, y la tensión social crece en las calles como una tormenta contenida.
Damián, siempre sereno, concluye: “Por ahora diremos a los italianos que lo estamos pensando. Necesitamos ganar tiempo.” Pero la incertidumbre es un arma de doble filo. “¿Y si se cansan de esperar?”, pregunta Gabriel. “Podríamos quedarnos sin trato y sin alternativas.”
El silencio que sigue es más elocuente que cualquier respuesta. Todos comprenden el riesgo, pero no hay otra opción. La estrategia es clara: resistir, disimular, y esperar que una oportunidad mejor aparezca.
La conversación se disuelve lentamente. Damián se disculpa: tiene rehabilitación. “No te preocupes”, dice Gabriel, “ya me encargo yo de cerrar todo.” El tono es amable, pero cargado de esa tensión sutil que deja entrever la desconfianza. Ambos hombres saben que, en este momento, incluso un pequeño paso en falso puede desatar una guerra silenciosa dentro de la familia.
Cuando Damián se marcha, la calma aparente se rompe. Deli, la siempre eficiente empleada, entra apresurada en la sala. Su rostro lo dice todo antes de que pronuncie una sola palabra. “Vengo del hospital”, anuncia con voz temblorosa. Todos se giran hacia ella. “Traigo noticias, Andrés…”
El aire se espesa. Las miradas se cruzan. “¿Qué pasa? ¿Está bien?” pregunta Gabriel, con la esperanza de oír por fin algo bueno. Pero la respuesta es ambigua: “Sigue en coma. Pero… hace un rato estaba con Marta y Digna… y ha movido un dedo.”

El tiempo parece detenerse. Un dedo. Un gesto mínimo, casi imperceptible, pero suficiente para encender una chispa de esperanza. Después de tantos días de incertidumbre, el silencio del hospital se ha quebrado por un leve movimiento que podría significar el principio del regreso.
Esa noticia, por insignificante que parezca, cambia el tono de todo. Gabriel siente cómo el peso de la culpa vuelve a caer sobre sus hombros. Recuerda las palabras de su tío: “No es justo que te sientas así.” Pero lo hace. Se siente responsable, se siente impotente. Si Andrés despierta, ¿qué recordará? ¿Qué verdades podrían salir a la luz?
Mientras tanto, en el despacho, los documentos siguen sobre la mesa. Las firmas pendientes, las propuestas de los italianos, las decisiones aplazadas. El mundo de los negocios no se detiene, ni siquiera cuando una vida pende de un hilo.
La cámara se aleja lentamente, dejando atrás las conversaciones, los susurros, las miradas tensas. La música de fondo crece, cargada de presagio. En la colonia, todos sienten que algo está a punto de cambiar. No solo en el hospital, sino en cada rincón del pueblo donde los secretos comienzan a removerse como viejos perfumes olvidados.
Porque si Andrés despierta, no solo volverá a la vida. También podría despertar las verdades que muchos preferirían dejar dormidas. Y entonces, lo que hoy parece un pequeño movimiento de un dedo, podría convertirse en el temblor que derrumbe todo el imperio de Perfumerías de la Reina.
La esperanza, la culpa y la ambición se entrelazan en una danza peligrosa. Y mientras el reloj avanza hacia una nueva jornada, el futuro de todos los personajes cuelga de un hilo invisible que pronto se tensará hasta el límite.
💬 “Sueños de Libertad” sigue demostrando que la verdadera lucha no siempre se libra en los pasillos del poder, sino en los silencios que se esconden tras cada mirada.