AVANCE DE SUEÑOS DE LIBERTAD, LUNES 22 DE SEPTIEMBRE ANTENA 3, CAPITULO 401, ÚLTIMAS HORAS DE PEDRO

El próximo capítulo de Sueños de libertad nos transporta a una de las entregas más dramáticas y conmovedoras hasta la fecha. La historia se centra en don Pedro, quien, debilitado y consumido por un dolor insoportable, enfrenta sus últimas horas mientras los conflictos familiares se entrelazan con sus remordimientos más profundos.

La trama arranca en la casa de don Pedro, donde Luz llega alarmada y pregunta por su estado. Digna, con el rostro abatido, le explica que discutieron y que decidió marcharse. Tras esa fuerte disputa, Pedro sufrió un ataque de dolor y se encuentra en un estado lamentable. Luz, con firmeza, le pide a Digna que se vaya, asegurándole que ella puede cuidar de Pedro. Resignada, Digna acepta y se retira, reconociendo que no soporta seguir un minuto más en esa casa.

Luz se acerca entonces al enfermo y le pregunta cómo se siente. Pedro, con el rostro contraído por el sufrimiento, admite que el dolor es insoportable, que lo consume lentamente y que prefiere mirar de frente a la muerte antes que seguir así. Luz observa sus ojos amarillentos y le confirma que su hígado está gravemente dañado, sin posibilidad de recuperación. El diagnóstico deja a Pedro abatido. Con voz quebrada, pregunta cuánto tiempo le queda, confesando que ha perdido todo lo que alguna vez le importó y que no se ve capaz de empezar de nuevo.

Intentando darle algo de alivio, Luz le asegura que lo ayudará en lo que pueda, pero Pedro, desesperado, le pide directamente que acabe con su dolor, incluso ofreciéndole dinero. Luz, firme en sus principios, rechaza esa petición recordándole su juramento hipocrático, aunque le promete que hablará con Marisa para que le administre morfina y logre calmar su sufrimiento físico. Con crudeza, añade que ningún medicamento podrá aliviar el peso de su culpa.

Horas más tarde, Gabriel aparece en la casa para visitar a don Pedro. El anciano, consciente de lo ocurrido en su última conversación, lo recibe con ironía, insinuando que su presencia se debe a esas cartas reveladoras sobre su padre Bernardo. Gabriel exige respuestas: quiere saber cómo consiguió Pedro aquellas cartas. El patriarca responde evasivo, señalando más la negligencia de Damián por no protegerlas que dando detalles concretos. Insiste en que lo importante es que Gabriel ya conoce la verdad: su padre fue abandonado por su hermano en el peor momento. Según Pedro, ese desprecio condenó a su madre a huir a Tenerife para darle una vida diferente.

Gabriel, incrédulo, sospecha que alguien más en la casa Reina filtra información a Pedro, convencido de que Damián jamás le mostraría esas cartas. Pero Pedro insiste en que lo relevante es que Damián traicionó a su propio hermano, provocando que Gabriel creciera con una vida marcada por la miseria. Gabriel, dolido y enojado, se niega a aceptar esa visión y defiende a su tío, acusando a su propio padre de ser un irresponsable incapaz de sacar adelante nada. Pedro, desafiante, le recuerda que al final, él mismo no es tan distinto de su tío y que el tiempo lo demostrará.

La tensión aumenta hasta que Gabriel, incapaz de soportar más insinuaciones, le advierte que no vuelva a malmeter contra su familia. La conversación se rompe, dejando a Pedro aún más debilitado y consumido por la frustración.

Mientras tanto, en la fábrica, Luz informa a Cristina e Irene sobre el estado de Pedro. Les revela que el hígado está dañado de manera irreversible, que su presión y ritmo cardíaco están cayendo y que su cuerpo se apaga lentamente. Aunque la morfina logrará paliar el dolor físico, lo que más lo atormenta es el vacío emocional: va a morir solo. Cristina intenta alentar a Irene a acercarse a su hermano antes de que sea demasiado tarde. Irene, marcada por años de manipulación y sufrimiento, duda. Confiesa que su vida habría sido distinta si Pedro no la hubiera controlado, pero al recordar los buenos momentos compartidos con su sobrino Mateo e Inés, reconoce que no todo fue oscuridad. Cristina la anima a aferrarse a esos recuerdos felices para hallar fuerzas y quizá perdonarlo. Irene, conmovida, admite que no puede dejar que su sobrino recuerde que su padre murió abandonado. Entre lágrimas, parece decidirse a dar un último gesto de compasión.

En paralelo, María y Andrés discuten sobre la inesperada designación de Tasio como director de Perfumerías Reina. María, indignada, no puede aceptar que alguien sin estudios ni preparación se coloque al frente de un negocio tan importante. Para ella, es una humillación y una señal de venganza de Pedro hacia su familia. Andrés, por el contrario, defiende la decisión recordando que su padre trató muy mal a Tasio y a su madre, y que cederle poder era lo mínimo que podía hacer. María, cada vez más ambiciosa y resentida, se enfrenta incluso a Andrés, reclamando por qué él no aceptó ser director, lo que desata una nueva tormenta entre ellos.

De esta manera, el capítulo 401 se convierte en una montaña rusa de emociones: el declive de Pedro, los secretos familiares revelados, los dilemas de Irene frente al perdón y la guerra abierta por la dirección de la empresa. En el centro de todo, don Pedro, atrapado entre el dolor físico y el tormento moral, encara sus últimas horas mientras la familia que lo rodea se fragmenta entre reproches, ambiciones y recuerdos de lo que alguna vez fue.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *