AVANCE DE SUEÑOS DE LIBERTAD, LUNES 3 DE NOVIEMBRE ANTENA 3, CAPITULO 431, ANDRÉS DUDA DE MARÍA
⚠️ SPOILER – “Sueños de Libertad 431: Sombras del pasado y alianzas peligrosas”
El episodio 431 de Sueños de Libertad abre con una escena cargada de calma aparente, pero llena de subtextos y silencios que gritan más que las palabras. María y Andrés comparten el desayuno, intentando mantener una rutina doméstica que parece frágil, como si bastara un suspiro para romperla. Ella lo observa con ternura, agradecida de tenerlo otra vez frente a ella, y con una dulzura casi maternal le comenta que ha dormido mejor, que no se movió en toda la noche. Pero Andrés no responde de inmediato. Su mente está lejos, atrapada en una niebla de recuerdos incompletos. Solo reacciona cuando ella lo llama varias veces, como si regresara de un lugar lejano.
La conversación entre ambos fluye con naturalidad, aunque hay algo inquietante en sus pausas. Andrés, con una sonrisa leve, comenta que después del coma su cuerpo se ha acostumbrado a dormir profundamente, y María, con cierta melancolía, admite que necesita pastillas para conciliar el sueño. Entre risas forzadas, le agradece haber bajado a desayunar, pues pasará el día fuera, en Madrid, cumpliendo con su rutina de rehabilitación. Lo que parece un simple intercambio cotidiano está cargado de subtexto: el deseo de recuperar una vida que se les escapó entre las manos.
María insiste en su esperanza: quiere volver a caminar, quiere que todo vuelva a ser como antes. “La vida nos ha dado una segunda oportunidad, Andrés. Es un milagro”, dice emocionada. Pero él, con voz cansada, responde con una verdad incómoda: “Sí… yo casi no lo cuento.” Habla del milagro con escepticismo, recordando que los médicos no les daban ninguna esperanza. María lo interrumpe exaltada, repitiendo que lo imposible ocurrió. Pero sus ojos delatan un nerviosismo que no logra esconder.

Andrés, curioso, decide indagar. “¿Cómo te diste cuenta de que empezabas a sentir las piernas?” La pregunta descoloca a María, que responde con una sonrisa tensa: “Ya te lo conté. Fue el día de la explosión. Sentí presión, incluso un calambre. Te lo mencioné antes de que fueras a la fábrica.” Él intenta recordar, pero algo no encaja. Las imágenes en su mente son confusas, fragmentadas… sin embargo, en una de ellas, cree verla de pie. María continúa hablando, tratando de llenar los silencios. Menciona que Luz, su médica, también se sorprendió con la mejora repentina. Andrés asiente, pero su mente sigue atrapada en la duda. Si el recuerdo es real, significaría que María se levantó antes del accidente, y eso cambiaría todo.
La tensión se interrumpe con la entrada de Begoña, que corta la conversación como si presintiera que algo peligroso estaba por salir a la luz. Su presencia devuelve la rutina a la escena, pero la semilla de la sospecha ya ha sido plantada en Andrés.
Mientras tanto, en la fábrica, se produce un encuentro que marcará el rumbo del futuro empresarial de los De la Reina. Marta, elegante y cautelosa, conoce por fin a Chloe Du Bois, la misteriosa representante de Brosard. La nueva socia se presenta con una sonrisa impecable, aunque detrás de ella se percibe una frialdad calculadora. Confiesa que se mantuvo en silencio el día anterior porque no quería alterar el ritmo de la fábrica antes de tiempo. Marta, con ironía, responde que pensó que era una turista, pero el tono en que lo dice deja claro que sabe que Chloe es mucho más que una simple visitante.
Lo que sigue es un duelo verbal disfrazado de cortesía. Chloe afirma que está “evaluando” la empresa, como haría cualquier socio al llegar a una adquisición. Marta percibe el veneno tras esas palabras, pero intenta mantener la compostura. Cuando Chloe menciona que Carmen, la esposa de Tasio, la sustituyó en la dirección internacional, Marta se incomoda. “¿Ha hablado con ella?”, pregunta. Chloe asiente y lanza la pregunta que lo cambia todo: “¿Por qué abandonó su puesto?” Marta se esfuerza en sonar natural: “No fue un abandono. Decidí apartarme temporalmente para apoyar la carrera política de mi marido.”
Chloe sonríe con una mezcla de burla y curiosidad. “Curioso… una mujer que llegó tan alto por sus méritos y decide seguir la sombra de su marido.” La respuesta de Marta es inmediata y firme: “No soy su sombra.” Pero Chloe, imperturbable, continúa escarbando. Pregunta por los errores que llevaron a la empresa al desastre, y Marta responde con dignidad, atribuyéndolo a una cadena de desgracias y sabotajes. Sin embargo, Chloe insiste, insinuando que el verdadero fallo fue la falta de liderazgo. “Si usted hubiera seguido al mando, quizá la empresa no estaría así”, dice con una sonrisa helada. Marta apenas puede disimular su rabia contenida.
El diálogo termina con una propuesta disfrazada de orden: Chloe quiere que Marta regrese a su puesto al 100%. Le dice que será “más necesaria que nunca” y que confíe en ella. Marta acepta, pidiendo una semana para reincorporarse. Chloe asiente, satisfecha, y antes de despedirse lanza una última pregunta cargada de intención: “¿Qué pasa con Damián y con Andrés? Aún no los conozco.” Marta explica que su padre prefiere quedarse al lado de su hermano, todavía convaleciente. Chloe asiente comprensiva, pero su mirada la delata: ha tomado nota de todo. Cuando Marta se marcha, la nueva socia la observa con una sonrisa calculada. La escena deja claro que Chloe no solo ha llegado para colaborar, sino para controlar.
De vuelta en la casa de los De la Reina, la tensión médica y emocional vuelve a centrarse en Andrés. Luz lo examina con paciencia, preguntándole si ha tenido dolores o recuerdos nuevos. Él admite que no ha sufrido molestias, pero que ha tenido “destellos”, imágenes breves y confusas. Cuando Luz le pide un ejemplo, Andrés confiesa lo impensado: “He visto a María ponerse de pie.” La doctora se muestra escéptica. “Eso es imposible. Quizás lo soñaste o lo imaginaste mientras estabas en coma.”

Pero Andrés insiste: no fue un sueño. Fue algo real, vivido, vívido. Luz, intentando tranquilizarlo, explica que la mente humana mezcla recuerdos y ficciones, sobre todo tras un trauma. Le sugiere hablar con María, pero él ya lo hizo. Ella le repitió que recuperó la sensibilidad el mismo día de la explosión, por lo que no puede ser que él la haya visto caminar antes. Aun así, Andrés no logra sacarse esa imagen de la cabeza.
Luz le ofrece buscar ayuda profesional —un psiquiatra o un neurólogo—, pero él se resiste: no quiere que lo traten como a un enfermo, sino como a un hombre que busca la verdad. La doctora le sugiere entonces una alternativa más emocional: volver a los lugares donde estuvo antes del accidente. “Tal vez allí los recuerdos vuelvan sin forzarlos”, dice. Andrés asiente en silencio, con la mirada perdida, comprendiendo que su pasado no solo le pertenece a él, sino que puede poner en jaque todo lo que María intenta reconstruir.
El episodio cierra con un plano poderoso: Andrés, en soledad, mirando al vacío, dividido entre la duda y la esperanza. En sus ojos hay miedo, pero también una decisión que crece en silencio: descubrir la verdad, aunque esta destruya el milagro que María proclama.
Mientras tanto, en algún despacho elegante, Chloe sonríe ante un informe. Sus dedos juegan con una pluma dorada, y su voz, apenas un susurro, pronuncia una frase que suena a advertencia: “El pasado siempre vuelve… y cuando lo hace, arrasa con todo.”
Este capítulo no es solo un avance de la trama, sino el preludio de una tormenta. Andrés empieza a despertar, María empieza a temer, y Chloe empieza a reinar. Todo lo que parecía estabilidad se resquebraja, y lo que fue un milagro podría convertirse en la mentira más peligrosa de Sueños de Libertad.