AVANCE DE SUEÑOS DE LIBERTAD, MARTES 28 DE OCTUBRE ANTENA 3, CAPITULO 427, LE ALTERAN LOS RECUERDOS?
**Hola amigos, hoy les traigo el avance del capítulo 427 de Sueños de Libertad.**
El episodio inicia en el hospital, donde la tensión y la incertidumbre se sienten en el aire. María permanece al lado de Andrés, sin separarse ni un instante de su cama. Su preocupación es visible; el tiempo transcurre lento y cada minuto parece eterno. Tras varias horas de espera y con el corazón lleno de ansiedad, decide levantarse brevemente para buscar a un médico que le informe sobre los resultados de las pruebas. La sala está silenciosa, salvo por el murmullo de los pasillos y los pasos apurados del personal sanitario.
En ese preciso instante, Damián aparece y, al ver a María en el corredor, no puede ocultar su inquietud. Con voz cargada de preocupación le pregunta a dónde se dirigía. Ella responde, con un dejo de agotamiento en la voz, que iba a consultar a los médicos porque aún no habían llegado los resultados que esperaban desde la mañana. Damián asiente, tratando de transmitir calma, y le pregunta si ha habido algún cambio en el estado de Andrés. María suspira profundamente; desde que su esposo despertó un poco la tarde anterior, no ha vuelto a mostrar ninguna reacción.
Comprendiendo que todavía es temprano para sacar conclusiones, Damián sugiere con serenidad que María descanse un poco. Le aconseja que, después de hablar con el médico, se dirija a la cafetería a tomar algo, ya que las horas de vigilia le pasan factura. Sin embargo, María se niega rotundamente. Su temor va más allá del cansancio físico: no quiere perderse el momento en que Andrés despierte completamente y descubra secretos que podrían cambiarlo todo.

Damián insiste, preocupado por la salud de su esposa. Le recuerda que necesita dormir, que su cuerpo y su mente están al límite, pero María permanece firme. La ansiedad y el miedo dominan su corazón; no desea apartarse de Andrés ni un solo instante. Finalmente, Damián se acerca a la habitación de su hijo, toma su mano con ternura y le da un beso en la frente, susurrándole palabras de aliento: “Pronto saldrás de esta, hijo.” Es un momento cargado de emoción, donde el amor paterno y la esperanza se entrelazan.
Justo entonces, María regresa a la habitación. Andrés sigue dormido, y ambos intercambian unas palabras de preocupación y cuidado. Damián confiesa que no ha podido descansar debido a la preocupación por la empresa y la situación de su hijo. La conversación revela que, aunque la fábrica enfrenta problemas y ha perdido el control de su perfumería ante inversores italianos, el foco ahora está en la recuperación de Andrés. La tensión entre lo personal y lo profesional se hace evidente cuando Damián reprocha a María que priorice los ingresos sobre la empresa, y ella, a su vez, defiende que su preocupación también es por el futuro de Julia y la continuidad del negocio.
En ese momento, Marta irrumpe, alarmada por la discusión. Damián, con ironía, le explica la situación: agradecía a María por haber facilitado el control de la empresa a los italianos. Marta, molesta, intenta explicar que las decisiones tomadas tenían motivos y que la situación se habría manejado de otra manera si hubieran viajado juntos. Damián, cortante, le pide que se lleve a María a casa para que descanse, pero ella se niega, insistiendo en quedarse junto a Andrés mientras se realizan las pruebas médicas.
La tensión alcanza su punto máximo cuando Andrés comienza a toser y abre lentamente los ojos. María y Damián se acercan rápidamente. El alivio inunda a María, pero Damián, preocupado por no sobrecargarlo, insiste en que María se retire temporalmente para descansar. Después de un pequeño debate, María accede y sale con Marta, dejando a padre e hijo solos.
Damián se sienta junto a Andrés, toma su mano y le habla con calma y ternura. Le asegura que lo peor ha pasado y que ahora está en camino de recuperación. Andrés, con voz débil, intenta comprender lo ocurrido, preguntando sobre la explosión en la fábrica y los heridos. Damián le explica pacientemente los detalles, incluyendo cómo Casio y otros trabajadores evacuaron la zona a tiempo. Andrés escucha con el ceño fruncido, intentando recordar, pero se siente perdido y desconectado de los recuerdos del accidente.
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La noticia de la muerte de Benítez lo golpea profundamente. La culpa y la confusión llenan su mirada. Susurrando, Andrés se culpa a sí mismo, pero Damián lo detiene, asegurándole que hizo todo lo posible y que gracias a él la tragedia no fue aún mayor. Andrés asiente, aunque su mente sigue atrapada en la incredulidad. Pregunta por la fábrica y Damián le explica que ha quedado muy dañada y que se ha decidido vender el 51% de las acciones a los italianos para cubrir los gastos de reparación. La noticia sorprende y entristece a Andrés, quien muestra su preocupación por las consecuencias. Damián lo reconforta, enfatizando que lo más importante es su recuperación, no los problemas de la empresa.
En medio de esta calma tensa, llegan las enfermeras para realizar más pruebas a Andrés. Mientras tanto, fuera de la habitación, María y Gabriel se encuentran a solas en los jardines del hospital. Gabriel le susurra que es vital que Andrés no recupere la memoria completamente, insinuando que la verdad podría ponerlos en peligro a ambos. María lo reprende y le recuerda que no piensa seguir sus planes de manipulación. Gabriel, amenazante, insiste en que deben aprovechar la confusión de Andrés para imponer su versión de los hechos, dejando a María paralizada por el miedo y la duda.
Finalmente, María regresa a la habitación y se encuentra con Andrés tras las pruebas médicas. Él sonríe débilmente y confirma que las pruebas fueron satisfactorias, incluso las de comprensión. La noticia trae alivio, aunque la conversación revela que Andrés aún no recuerda nada del accidente ni de los eventos previos. María le explica suavemente que no fue responsable de nada y que hizo lo que pudo para salvar la situación. Andrés, emocionado, percibe que ella ha recuperado algo de sensibilidad en las piernas, lo que abre la esperanza de que pueda volver a caminar. La emoción y la gratitud llenan la habitación, marcando un momento de alivio y recuperación.
En ese instante, Digna entra para felicitar a María por la mejora de Andrés, mientras que María, pensativa, refleja en su mirada preocupación, culpa y miedo, consciente de que ha alterado la memoria de Andrés para protegerlo, pero también para resguardar a Gabriel. La tensión moral y los secretos permanecen, dejando abierta la intriga sobre lo que ocurrirá en los próximos capítulos.