AVANCE DE SUEÑOS DE LIBERTAD, MIÉRCOLES 22 DE OCTUBRE ANTENA 3, CAPITULO 423,UNA LLAMADA CAMBIA TODO

Hola amigos, hoy les traigo el avance del capítulo 423 de Sueños de Libertad.

El episodio arranca en la casa de la familia Reina, donde el ambiente se siente tenso y cargado de emociones contenidas. Damián se levanta de la mesa del comedor y se retira silenciosamente, dejando a María y Gabriel frente a frente. El aire entre ambos parece cortante, y las miradas heladas revelan un resentimiento acumulado que amenaza con estallar en cualquier momento. María rompe el silencio con una mezcla de ironía y preocupación. Se dirige a Gabriel tras escuchar su comentario sobre Begoña, quien aparentemente estaba resfriada. Pero María, que conoce la verdad más profunda, no puede evitar confrontarlo con firmeza: “¿Un simple catarro o problemas con el embarazo?”, pregunta, desafiando su fría indiferencia.

Gabriel, con un gesto de disgusto, responde de manera seca: “No es asunto tuyo, María”. Ella, alarmada, insiste y muestra su verdadera preocupación: “No me digas que lo ha perdido”. Gabriel, rápidamente, aclara que el niño está perfectamente, dejando a María con una sonrisa amarga que refleja alivio y dolor al mismo tiempo: “Me alegro, porque ese niño te ata a Begoña para siempre y es lo único que me preocupa”. La tensión entre ellos aumenta cuando Gabriel, con sarcasmo, le pregunta si ya le ha dicho a Begoña que deje de acusarlo de mentir sobre su mejoría. María responde con firmeza y un matiz de ironía, agradeciéndole de manera cortante, mientras Gabriel suspira y le hace un pedido inesperado: que deje tranquila a Begoña durante el resto de su embarazo. La joven, incrédula, no puede evitar replicar con fuerza: “¿Y crees que yo no paso por momentos de tensión? Si no quiere discutir conmigo, que no me acuse de cosas que no son”.

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Gabriel, visiblemente molesto, le lanza una frase cargada de desprecio: “A lo mejor deberías fingir mejor”. María no se deja intimidar y responde con decisión: “Haré lo que pueda. Y tú, esfuérzate en mantener a tu mujercita alejada de mí. A veces parece que quisiera hacerme la vida imposible”. La conversación, aunque breve, deja entrever la tensión que atraviesa la familia, y cómo los secretos, las sospechas y los reproches han calado hondo en todos.

Poco después, Gabriel se dirige al despacho de Damián, entrando sin llamar, con un saludo forzado: “Hola, tío. Ha hecho lo que tenía que hacer”. Damián, cansado y preocupado, le confirma que ya completó la tarea: buscó unos papeles que la aseguradora de la fábrica necesitaba. Gabriel intenta mostrarse servicial, ofreciéndose a revisar documentos adicionales, pero Damián, sin levantar la mirada, le asegura que no es necesario. Aprovechando el momento, Gabriel cambia sutilmente de tema y menciona las ofertas recientes recibidas para la empresa.

Damián suspira, admitiendo que no ha tenido tiempo de analizarlas a fondo, pero deja claro que una de ellas ya está descartada: la de Floral. Gabriel insiste, mostrando interés estratégico, y Damián confirma con firmeza que su postura es inamovible. La entrada de Floral en la empresa, dice, sería un riesgo que podría destruir la marca. No olvidará la traición pasada, cuando un espía infiltrado entre los trabajadores puso todo en peligro. La conversación se mueve hacia la oferta italiana, sobre la cual Damián muestra cautela y desconfianza, sin comprender los motivos del interés de los extranjeros en la empresa. Gabriel propone investigar más a fondo antes de tomar cualquier decisión, sugiriendo recopilar información sobre la trayectoria empresarial y los datos fiscales de los italianos. Damián, aunque preocupado, reconoce que podría ser una estrategia sensata, pero advierte que primero debe asegurar la estabilidad de la fábrica y resolver los problemas con el seguro antes de involucrarse en nuevos contratos.

Gabriel, con un tono calculador, se ofrece a iniciar la investigación o incluso concertar una reunión. Damián, confiado, acepta su ayuda, consciente de que el trato personal puede revelar más de lo que cualquier documento. Mientras Damián toma el teléfono para llamar a Floral y desestimar la oferta, Gabriel escucha desde el pasillo con una sonrisa apenas perceptible, oscura y satisfecha: su plan se está ejecutando tal como lo había previsto, manipulando las piezas a su favor.

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En paralelo, en la casa de la familia Merino, la conversación gira en torno a la situación empresarial y las nuevas ofertas que han llegado, especialmente la del reciente inversor. Luis, Digna y Joaquín discuten los posibles beneficios y riesgos cuando de repente suena el teléfono. Luis atiende y su expresión cambia por completo, sorprendiendo a los presentes. Digna pregunta con cautela y Luis revela que es el director de Floral, quien ha hecho una oferta por las patentes de productos aún no comercializados. La cifra ofrecida es considerable, lo que genera debate y preocupación entre los tres. Joaquín comenta con ironía, cuestionando si realmente no aceptaron un “no” por respuesta y ahora intentan persuadirlos individualmente.

Luis, consciente del valor de las patentes como parte de la esencia de la empresa, decide mantenerse al margen y deja que Digna y Joaquín opinen antes de tomar una decisión. Digna interviene con severidad, advirtiendo sobre los riesgos de venderlas. Tras unos momentos de reflexión, Luis concluye que la mejor decisión es no venderlas, y ambos hermanos apoyan su postura. Deciden no compartir la oferta con el resto de los accionistas, evitando tentar a la suerte y comprometer la estabilidad de la empresa. Finalmente, Luis se prepara para devolver la llamada a Floral, dejando la tensión flotando en el aire. Nadie lo dice en voz alta, pero todos intuyen que detrás de la oferta hay motivos ocultos y que los próximos pasos podrían desatar nuevas intrigas y conflictos.

El episodio se cierra con un aire de incertidumbre, planes estratégicos que se cruzan y secretos que podrían cambiar el rumbo de la empresa y de las relaciones personales. Cada personaje, desde Gabriel hasta Luis y Damián, mueve sus piezas cuidadosamente, consciente de que un solo error podría tener consecuencias devastadoras. El espectador queda al borde del asiento, anticipando los próximos movimientos, las confrontaciones inevitables y los secretos que, como siempre, amenazan con salir a la luz.