Carmen le cuenta la historia de David a su marido – Sueños de Libertad

💥 Viejas verdades, nuevos comienzos: el pasado que amenaza el presente 💥

En este episodio cargado de emociones y tensiones, los personajes se enfrentan a un torbellino de sentimientos, malentendidos y verdades que resurgen justo cuando la estabilidad parece al alcance de la mano. Las puertas del almacén se abren con el eco de cajas y el polvo de un negocio que lucha por mantenerse en pie. La protagonista, con el corazón dividido entre la esperanza y la frustración, vacía estanterías para intentar que la tienda parezca “medio decente”, aunque sabe que los productos están contados y que pronto el espacio quedará tan vacío como sus fuerzas. Sin embargo, intenta mantenerse positiva. La reciente inversión de los italianos parece una tabla de salvación, una promesa de que, tal vez, todo vuelva a florecer.

Entre cajas y suspiros, surge la voz de su pareja, que intenta poner orden en el caos financiero. Tiene una cita con el notario junto a Gabriel, el socio de confianza, para cerrar los últimos detalles del acuerdo con el representante de Masina. Todo debe hacerse con precisión y rapidez, antes de que el nuevo socio llegue a firmar. La tensión está en el aire: el futuro de la empresa depende de esa cita, y no hay margen para errores.

Pero lo que parecía una jornada de trabajo y compromiso se transforma en un momento de confesiones inesperadas. Con la voz temblorosa, él suelta una frase que lo cambia todo: ha sabido que Carmen y David fueron novios. Ella intenta disimular, le resta importancia, pero la incomodidad es evidente. No esperaba tener que hablar de eso justo ahora, cuando el presente ya les exige tanto. “¿Mi vida, no me digas que te vas a poner celoso a estas alturas?”, responde con media sonrisa, intentando apagar el fuego antes de que crezca. Pero su tono, a medio camino entre la ternura y la defensa, no hace más que avivar las dudas de él.

Avance del próximo capítulo de Sueños de libertad: Carmen volverá a la  colonia y no se encontrará la situación esperada

Él insiste. No se trata solo de celos, sino de confianza. “Si me lo hubieras contado desde el principio, nada de esto me parecería extraño”, dice con un deje de reproche. Y tiene razón: no es la historia del pasado lo que duele, sino la omisión. Carmen, con la mirada cansada, confiesa que calló para evitar precisamente esta discusión. Sabía que, por más pequeña e inofensiva que fuese aquella relación juvenil, a él le afectaría. “No te lo conté porque sé cómo eres —dice—, y no quería que te lo tomaras a mal por algo que ya no significa nada.”

Pero su intento de tranquilizarlo se estrella contra el muro de la inseguridad. Él no puede evitar preguntarse por qué, si fue algo tan insignificante, decidió ocultarlo. Y entonces ella, cansada de la sospecha, responde con el corazón abierto: “Sí, fuimos novios. Éramos unos críos en el pueblo, no tenía importancia. David es solo un amigo, nada más”. El silencio que sigue lo dice todo.

Sin embargo, Carmen no deja lugar a dudas. Recuerda con sinceridad cómo David y su familia fueron un apoyo fundamental en los peores momentos de su vida: cuando perdió a su padre y cuando ocurrió aquel trágico incidente con su hermano y los perros. “Ellos estuvieron ahí cuando nadie más lo hizo”, admite con los ojos humedecidos, y su pareja se da cuenta de que, quizás, ha sido injusto. No conocía esa parte de la historia, y eso cambia las cosas.

Pero aún queda una pregunta sin responder. Si todo era tan bonito entre ellos, ¿por qué se terminó? Carmen sonríe, con un brillo nostálgico en los ojos. “Porque él se fue a Galicia con su familia y yo vine aquí. La distancia lo borró todo… y entonces apareció alguien más. Un moreno de ojos verdes que me sigue volviendo loca.” Él sonríe, aliviado. Por un momento, las sombras del pasado se disipan, reemplazadas por una chispa de complicidad que recuerda los buenos tiempos.

Ella, con su mezcla de ternura y firmeza, lo empuja suavemente hacia la puerta: “Venga, anda, ve a la fábrica. Eso sí que es importante. Esto es solo una tontería.” Pero en su interior sabe que no lo es tanto. Los cimientos de una relación se construyen sobre la confianza, y esa grieta, aunque pequeña, ha dejado una marca.

Carmen se reencuentra en la fábrica con David, su primer novio: ¿se lo  contará Tasio?

Él se aleja, dejando tras de sí un aire denso, como si la conversación hubiera removido algo más profundo que un simple recuerdo. Mientras camina hacia la fábrica, su mente no deja de repasar las palabras de Carmen. Quiere creerle, y en el fondo lo hace, pero hay algo en la forma en que ella pronunció el nombre de David, algo que sonó demasiado familiar. Quizás fue solo nostalgia, quizás algo más.

Mientras tanto, en la tienda, Carmen se apoya en una estantería vacía. Siente que el peso del pasado ha vuelto para ponerla a prueba justo cuando creía tenerlo todo bajo control. Entre el polvo del almacén y las cajas medio vacías, respira hondo, intentando convencerse de que todo irá bien. Afuera, el sonido de un coche se aleja y la música melancólica envuelve la escena.

El destino, sin embargo, no parece dispuesto a darles tregua. En el horizonte, el acuerdo con los italianos se cierne como una espada de doble filo: una salvación económica que podría traer consigo nuevos problemas. Y mientras la tensión profesional se mezcla con las inseguridades personales, queda claro que este episodio es solo el comienzo de una nueva tormenta.

Porque en “Sueños de libertad”, nada es tan simple como parece. Detrás de cada sonrisa hay un secreto, detrás de cada trato un peligro, y detrás de cada amor, una sombra que amenaza con reaparecer.

En este capítulo, las ruedas del destino giran con fuerza, arrastrando a los personajes hacia un punto sin retorno. Entre contratos, celos y viejas heridas, queda una pregunta flotando en el aire: ¿podrá el amor resistir cuando el pasado se niega a desaparecer?

Así termina el episodio —con promesas de calma y la certeza de que, muy pronto, todo volverá a explotar. Porque cuando el corazón guarda silencios, el destino siempre encuentra la forma de hacerlos estallar. 💔✨