DAMIÁN PIERDE EL CONTROL Y SU MUNDO SE DERRUMBA ANTE TODOS EN SUEÑOS DE LIBERTAD
Sueños de Libertad: El colapso de Damián y la renuncia de Joaquín marcan un antes y un después (Avance capítulo 435)
En el nuevo capítulo de Sueños de Libertad, la tensión alcanza un punto de no retorno. Lo que parecía ser una jornada común en la fábrica se convierte en un día que cambiará para siempre el destino de los Reina y los Merino. La historia arranca con una escena aparentemente tranquila: Gabriel y Andrés coinciden en la cantina. Gabriel, con su serenidad habitual y una taza de café en la mano, observa el ir y venir de los trabajadores. Andrés se le acerca y rompe el silencio preguntando si ya ha podido hablar con Chloe. Gabriel, con gesto despreocupado, responde que no, que le han dicho que tuvo que salir y por eso decidió regresar a casa. Luego, curioso, le pregunta hacia dónde se dirige. Andrés contesta que va al despacho de Tasio, y Gabriel, con un aire amistoso, se ofrece a acompañarlo.
Mientras caminan por el pasillo de la fábrica, Andrés aprovecha el momento para hacerle una petición que deja a Gabriel pensativo. “Estoy intentando recordar los momentos antes de la explosión, pero no lo consigo. ¿Podrías ayudarme?” Gabriel se detiene y lo mira con una mezcla de preocupación y cautela. “¿Estás seguro de querer revivir eso?” Andrés asiente con convicción. “Sí. Es parte del proceso. Necesito recordar para recuperar mi memoria.” Gabriel suspira y, tras unos segundos de duda, empieza a relatar su versión de lo sucedido. “Cuando llegamos con Begoña, Tasio ya estaba desalojando a los trabajadores. Nos dijo que tú estabas en la sala de calderas, así que entré a buscarte.” Andrés, intrigado, le pregunta por qué lo hizo, y Gabriel responde con tono sincero: “Porque si no entraba yo, lo haría Begoña. Tenía miedo de que le pasara algo.”
El relato continúa. “Cuando te encontré estabas con Benítez. Ambos trataban desesperadamente de reparar la avería, pero la presión subía sin control. Les dije que debíamos salir de allí, que no valía la pena arriesgar la vida por una caldera. Pero no hubo tiempo…” La mirada de Gabriel se pierde un instante, como si el recuerdo aún lo atormentara. Andrés escucha con atención, intentando que las piezas encajen en su mente fragmentada.

Al pasar frente a la entrada principal, ambos se detienen. Un enorme cartel nuevo preside la fachada: Brosard de la Reina. Andrés queda petrificado. “¿Realmente pueden hacer esto?”, pregunta incrédulo. Gabriel, fingiendo resignación, responde: “Poder, pueden. Son socios mayoritarios. Pero intentaré hablar con ellos. Quizás pueda convencerlos de cambiar el orden de los nombres. Perfumerías de la Reina sigue siendo una marca respetada.” Andrés niega con la cabeza. “No servirá de nada. Esto es una declaración de guerra.” Se aleja con gesto sombrío, dejando a Gabriel observando el letrero con una expresión enigmática, entre reflexión y satisfacción oculta.
Poco después, la tensión estalla. Damián llega a la fábrica acompañado por su chófer. Su aspecto es el de un hombre vencido por el tiempo y el peso de las traiciones. Apenas entra, sus ojos se clavan en el cartel que anuncia la fusión bajo el nombre de Brosard. En un segundo, su rabia lo consume. “¿Quién autorizó esta aberración?”, grita fuera de sí. Gabriel intenta calmarlo, pero Damián está cegado por la furia. Sus palabras se transforman en gritos de impotencia, hasta que de pronto se lleva la mano al pecho, tambalea y se desploma ante la mirada aterrada de todos.
Cuando recobra el sentido, se encuentra en el dispensario. Luz, la doctora, lo atiende con profesionalidad mientras Marta, visiblemente preocupada, no se separa de su lado. “¿Qué ha pasado?”, pregunta Damián con voz débil. Luz le explica: “Ha sufrido un desmayo. Por suerte, Gabriel estaba con usted y logró sostenerlo antes de que se golpeara.” Andrés, que acaba de llegar, interviene: “Entré justo un minuto después.” Gabriel, con tono tranquilo, agrega: “Lo importante es que no sea nada grave, ¿verdad, doctora?” Luz asiente. “Probablemente ha sido una bajada de tensión, pero sería conveniente ir al hospital para revisarse.”
Damián, testarudo, se niega. “No, no hace falta. Solo fue un mareo.” Marta insiste, preocupada, pero él no cede. Gabriel, entonces, explica la causa del colapso: “Llegó justo cuando estaban cambiando el mosaico de Perfumerías de la Reina por el de Brosard de la Reina.” Marta abre los ojos sorprendida. “¿Y fue en ese momento?” Gabriel asiente con pesar. “Imagine lo que habrá sentido. Toda una vida de sacrificios, luchando por un legado familiar, y ver cómo su apellido desaparece de la fachada.”
Las palabras golpean el corazón de Damián. Con los ojos llenos de lágrimas, murmura entre sollozos: “Todo por lo que he trabajado… todo por lo que he dado mi vida… ¿qué será de nosotros ahora?” Se encoge sobre la camilla, roto, como un niño que ha perdido su hogar. Andrés se acerca con ternura y le dice: “Padre, seguiremos luchando. No todo está perdido.” Pero la cámara se detiene un instante en el rostro de Gabriel, que los observa en silencio. Su mirada fría, casi satisfecha, revela que quizás esta tragedia no lo ha tomado del todo por sorpresa.
Mientras cae la noche sobre Toledo, otra historia se desarrolla en los despachos. Joaquín, con gesto decidido, entra en la oficina de Chloe. Ella lo recibe con una sonrisa profesional. “Buenas noches, señor Merino. ¿A qué debo su visita?” Joaquín respira hondo. “Llevamos años trabajando sin descanso para mantener viva esta empresa. Y ahora siento que todo se derrumba.” Chloe lo mira sin comprender del todo. “¿A qué se refiere?” Joaquín baja la mirada un instante y continúa: “Hace poco me convertí en padre. Mi hijo tiene doce años. Hablábamos hace unos días sobre el mundo y me di cuenta de que soy su modelo a seguir. Si quiero enseñarle lo que significa la dignidad, debo ser coherente con mis actos, incluso si eso implica decisiones difíciles.”
Chloe sonríe con cierta empatía. “Eso habla muy bien de usted. Mi padre también fue un referente para mí.” Pero Joaquín no se desvía. “Entonces entenderá que permitir que humillen lo que construyeron nuestros padres no es el ejemplo que quiero darle a mi hijo.” Chloe se tensa. “No hemos querido humillar a nadie.” Él la mira con firmeza. “Me han degradado y han destrozado el sueño de mi padre. Permítame, al menos, sentirlo como algo personal.”

El silencio pesa entre ellos. “Sé que no piensa dar marcha atrás con sus decisiones”, añade Joaquín, “ni con las que me afectan a mí ni con las que afectan a todos los que han trabajado aquí toda su vida.” Chloe lo mira con frialdad. “No tomamos decisiones a la ligera, señor Merino. Y una vez tomadas, no hay vuelta atrás.”
Joaquín, con una calma que impone respeto, da un paso hacia adelante. “¿Sabe lo que significa hablar de valentía y dignidad con un niño de doce años? Que tienes que vivirlas tú mismo.” Saca un sobre de su chaqueta y se lo entrega. Chloe, confundida, lo toma. “¿Qué es esto?” pregunta. Joaquín responde con serenidad: “Mi carta de dimisión. Dejo la fábrica.”
Chloe lo observa, atónita. “¿Está seguro? ¿Quiere dimitir?” Joaquín asiente sin dudar. “No tomo decisiones a la ligera. Si quieren destruir el sueño de mi padre, háganlo. Pero no cuenten conmigo para ser cómplice. Pierdo un trabajo, sí… pero mi hijo ganará un ejemplo que durará toda la vida.”
Se da la vuelta y se marcha, dejando a Chloe en silencio, incapaz de responder. La puerta se cierra detrás de él con un sonido seco que marca el final de una era.
La noche cae sobre la fábrica. Damián, debilitado, permanece en su casa, intentando asimilar la pérdida de su legado. Gabriel, por su parte, planea sus próximos movimientos con una mirada en la sombra. Y mientras tanto, Joaquín se aleja de la fábrica sabiendo que su decisión es irreversible.
¿Podrá Damián recuperarse emocionalmente tras ver derrumbarse el imperio familiar? ¿Usará Gabriel esta crisis para manipular a Andrés y fortalecer su control? ¿Cómo reaccionará la familia Reina ante la renuncia de Joaquín? Todo apunta a que el futuro de Perfumerías de la Reina pende de un hilo. El capítulo promete ser un antes y un después en Sueños de Libertad, una historia donde el poder, el orgullo y la traición se entrelazan hasta el límite.