La semana que va del capítulo 264 al 268 de Valle Salvaje llega cargada de giros inesperados, traiciones, alianzas estratégicas y decisiones que cambiarán el destino de varios personajes. En el centro de todo se encuentran Adriana y su resolución definitiva respecto a su futuro, e Irene, que se verá profundamente herida y derrumbada por la voluntad férrea de su padre de imponerle un matrimonio no deseado. Todo esto se desarrolla en un escenario donde el envenenamiento de Tomás, las intrigas de Úrsula y las ambiciones de don Hernando y doña Amanda tensan al máximo las tramas.

El lunes, en el capítulo 264, la llamada fiesta de los varones se convierte en el escenario clave. Bárbara llega de la mano de Leonardo, segura de sí misma, pero pronto se encuentra con la frialdad y el desprecio de los marqueses, Hernando y Amanda, que la humillan públicamente al ignorarla por completo. Destrozada, piensa en abandonar la celebración, aunque es Irene quien logra convencerla de quedarse. Lo más doloroso ocurre poco después: los marqueses anuncian con solemnidad el compromiso de Leonardo con Irene, un golpe devastador para Bárbara, que ve desmoronarse sus ilusiones. El joven Guzmán, por unos instantes, cree que sus padres han aceptado su amor por Bárbara, pero la verdad lo aplasta: el matrimonio ya está decidido y respaldado por el duque de Valle Salvaje, con lo que la familia asegura un negocio redondo. Mientras tanto, en la casa pequeña, Mercedes es advertida por Luisa de que Tomás es un ladrón y que vigilarlo es crucial para evitar que todos terminen arruinados. En paralelo, en la residencia de los Galbe de Aguirre, la duquesa Victoria manipula a Úrsula, obligándola a hacer desaparecer a Ana, la única capaz de descubrir la verdad, aunque la joven teme que ese movimiento despierte más sospechas en Rafael. Los conflictos crecen también porque Francisco intenta dejar en mal lugar a Martín, pero su jugada fracasa. Y en medio de todo, Adriana empieza a detectar comportamientos extraños de Luisa y Alejo sorprende a Tomás en su dormitorio con la doncella, aumentando la desconfianza. Alertada por Rafael, Adriana toma una decisión inesperada: quedarse un tiempo en la casa pequeña, comunicándoselo a Mercedes.

El martes, capítulo 265, el anuncio del compromiso sacude a todos. Ni siquiera el duque esperaba esa jugada de los Guzmán, aunque se ve forzado a aceptar. Don Hernando, siempre calculador, decide reforzar la alianza y lanza al duque una propuesta difícil de rechazar, con el fin de consolidar el futuro de su familia. Rafael, por su parte, continúa obsesionado con la idea de que Úrsula pague por la muerte de su hermano. Está decidido a arrancar una confesión de Ana, la doncella que conoce demasiado, utilizando ahora una táctica distinta, más emocional, para removerle la conciencia y lograr que hable. La tensión aumenta, pues cualquier revelación podría destapar un secreto devastador.

El miércoles, capítulo 266, el misterio en torno a Tomás se hace insoportable. Su silencio sobre las verdaderas razones de su regreso al valle mantiene a Luisa en vilo, incapaz de saber si sus intenciones son sinceras o destructivas. En medio de esta incertidumbre, Leonardo trata de tranquilizar a Bárbara, asegurándole que jamás se casará con Irene, aunque eso suponga enfrentarse a sus propios padres. La promesa de amor es clara, pero el duque da ya por hecho el compromiso, aumentando la presión sobre el joven. Úrsula, mientras tanto, vuelve a probar la lealtad de Ana, pidiéndole un favor que podría tener consecuencias fatales para más de uno. La manipulación se intensifica, y el peligro crece para quienes se atreven a desafiar a la duquesa.

El jueves, capítulo 267, Tomás finalmente rompe su silencio. Tras días de dudas y secretos, revela parte de sus verdaderos planes y pone en marcha una estrategia arriesgada. Utiliza a Atanasio para acceder a la Casa Grande, pero no se detiene ahí: exige a Luisa que lo ayude a robar algo perteneciente a los Galbe de Aguirre, colocándola en una situación imposible. Entre el miedo y el deber, la joven debe decidir si ceder o enfrentarse al peligro. Paralelamente, Adriana protagoniza un encuentro clave con el duque José Luis, donde llega el momento de dar una respuesta definitiva a la propuesta que recibió sobre el futuro de Valle Salvaje. La elección que tome marcará un antes y un después, no solo en su vida, sino en la de todos los que la rodean.

El viernes, capítulo 268, el drama alcanza su punto más alto. Leonardo, desgarrado por la imposición de su familia, se encuentra acorralado entre su promesa a Bárbara y el compromiso con Irene que sus padres dan por cerrado. Irene, al ver su sufrimiento, se derrumba y suplica a su padre que no la obligue a casarse con él. En un mar de lágrimas, implora comprensión, pero sus palabras ponen en entredicho la autoridad de los marqueses y amenazan con desestabilizar los planes de la familia Guzmán. Luisa, por su parte, muestra hasta dónde está dispuesta a llegar para proteger a los suyos: su reacción ante las exigencias de Tomás sorprende a todos, dejando claro que no se detendrá ante nada para salvar a su familia de la ruina y el escándalo.

Con estos capítulos, Valle Salvaje profundiza en las tensiones entre el deber y el deseo, entre las imposiciones familiares y las ansias de libertad. Adriana, al decidir quedarse en la casa pequeña, deja entrever que rechaza los planes del duque y abre una línea argumental que podría significar el cierre de su participación en las tramas principales. Irene, mientras tanto, enfrenta el dolor de ser un peón en los negocios de su padre, viendo cómo su voluntad y sus sentimientos son ignorados. La sombra de Úrsula, el secreto de Tomás y la ambición de don Hernando mantienen al valle en un equilibrio frágil, donde cada movimiento puede desencadenar un cataclismo. La decisión de Adriana y el derrumbe emocional de Irene marcan así el tono de una semana que redefine el destino de Valle Salvaje y de sus protagonistas.