En el capítulo 685 de La Promesa, previsto para el lunes 29 de septiembre, los acontecimientos avanzan con un dramatismo que pone en jaque las relaciones personales, familiares y de poder dentro del palacio. Los secretos salen a la luz, las venganzas se confirman y los protagonistas se ven arrastrados por decisiones que cambiarán su destino para siempre.

La trama comienza con Ángela, cuya vida parecía tomar un rumbo distinto gracias a un plan secreto de fuga. Sin embargo, su madre descubre a tiempo esas intenciones y frustra cualquier esperanza antes de que siquiera comenzaran los preparativos. Ángela queda devastada, atrapada entre la vigilancia familiar y el control de quienes desean imponerle un futuro que no eligió. La joven, sin salida aparente, empieza a sentir que su destino está sellado, y que cada movimiento que intenta hacer para liberarse se convierte en una red aún más sofocante.

En paralelo, la marcha de Catalina ha dejado un vacío que inquieta a todos. Aunque en apariencia las aguas vuelven a la calma tras su partida, una comunicación inesperada del barón de Valladares despeja las incógnitas y lanza nuevas preguntas sobre la repentina desaparición de la joven. La noticia se convierte en el centro de conversaciones, despertando dudas sobre si Catalina realmente se marchó por voluntad propia o si fue forzada a abandonar todo lo que conocía.

Manuel, por su parte, no aparta los ojos de Enora. Aunque ella intenta mostrar un comportamiento transparente, él sigue desconfiando de su pasado y exige respuestas claras. Su recelo no es gratuito: siente que las piezas de su historia no encajan del todo. La tensión entre ambos crece, con Manuel decidido a desentrañar las sombras que rodean a esta mujer que parece ocultar más de lo que muestra.

Cristóbal tampoco atraviesa un buen momento. Lejos de suavizar sus maneras, continúa imponiendo su autoridad de forma rígida, como si el control absoluto fuese la única vía para mantener su posición. Pero en esta ocasión se enfrenta a un muro inesperado: el marqués Alonso se planta y lo confronta directamente. Exige que rectifique y que haga regresar a Pía, decisión que toma tras escuchar las advertencias de Curro. La firmeza del marqués pone a Cristóbal contra las cuerdas, marcando un giro en la relación de poder dentro de la familia.

El propio Curro vive uno de los momentos más desgarradores de su historia. Dolido por la situación y consciente del vínculo que aún lo ata a Ángela, decide enfrentarse a Lorenzo. Con valentía, lo acusa abiertamente de haberse casado con ella solo para herirlo y vengarse. El capitán, lejos de desmentirlo, confirma sin titubear que todo formaba parte de su plan de venganza. La frialdad de su confesión destroza a Curro, que se ve reducido a suplicar, arrastrándose como nunca antes. Le pide a Lorenzo que no lleve adelante la boda, llegando incluso a ofrecer su propia marcha de La Promesa como sacrificio. El momento se convierte en un duelo cargado de tensión, donde la humillación de Curro se mezcla con el placer de venganza de Lorenzo.

Fuera del palacio, los conflictos tampoco se hacen esperar. Federico aparece rondando por los alrededores, despertando sospechas y generando incomodidad. López, protector con su hermana Vera, lo encara sin dudar y le exige que deje de presionarla. La confrontación, lejos de resolverse con palabras, escala rápidamente hasta llegar a las manos, mostrando cómo la violencia late bajo la superficie de cada relación.

Mientras tanto, Simona no deja de pensar en Catalina. Sus sospechas crecen y está convencida de que la marcha de la joven no fue una decisión libre. Cree firmemente que Catalina sufre en algún lugar y que la versión oficial no es más que una fachada. Sin embargo, Manuel intenta tranquilizarla, pidiéndole que abandone esa idea y que confíe en que todo está bajo control. Pero las intuiciones de Simona, lejos de desvanecerse, se convierten en un presagio que amenaza con revelar una verdad mucho más oscura.

En otro frente, Petra se hunde en su propio malestar. Los síntomas de su enfermedad se intensifican y su salud se deteriora rápidamente. La mujer, conocida por su carácter difícil, comienza a mostrar una fragilidad inesperada: ni siquiera es capaz de probar bocado. Su estado preocupa a los que la rodean, aunque en algunos despierta más recelo que compasión.

La devastación también alcanza a Ángela, que tras una conversación con Leocadia se siente completamente atrapada. La joven, sin planes, sin apoyo y sin una vía de escape, percibe que cualquier posibilidad de elegir su propio futuro se le escapa entre los dedos. Este golpe emocional la deja en un estado de desesperanza que contrasta con la decisión de Curro.

Mientras ella se derrumba, Curro toma la determinación más difícil de su vida. Prepara sus pertenencias, dispuesto a abandonar La Promesa para siempre si con ello logra evitar la boda que tanto daño les provoca. Su sacrificio no solo habla de amor, sino también de dignidad rota y de un intento desesperado por frenar la venganza que Lorenzo ha sellado contra él.

Así, el capítulo se prepara para mostrar un lunes marcado por las confesiones crudas, los sacrificios personales y el avance implacable de una venganza que amenaza con destrozar no solo a Curro y Ángela, sino también el equilibrio frágil que sostiene la vida en La Promesa. Con cada movimiento, los personajes quedan más atrapados en un tablero donde la traición, la humillación y el poder dictan las reglas.