La Promesa, avance del capítulo 696: Beltrán conquista a Ángela y Enora vuelve a mentir

✨Beltrán conquista a Ángela y Enora vuelve a mentir✨

Amigos, prepárense porque el capítulo del martes 14 de octubre en La Promesa nos sumerge en un torbellino de emociones, secretos y giros que cambiarán el rumbo de todos los personajes. El día comienza con un aire denso y un cielo gris, presagio de que nada será como antes. El ambiente en el palacio está cargado de angustia, y todo gira alrededor de Petra Arcos, quien lucha entre la vida y la muerte. El silencio domina los pasillos, las miradas se cruzan con miedo, y hasta los más fuertes sienten que algo oscuro se cierne sobre ellos.

En la zona de servicio, la preocupación se palpa en el aire. Pía, agotada pero firme, no puede ocultar la tristeza que la consume, y aunque Petra ha sido su enemiga, no puede desearle un destino tan trágico. Rómulo, como siempre, intenta mantener la calma y la compostura, pero ni siquiera su voz profunda puede ocultar la gravedad de la situación. Todos rezan, esperan, y se aferran a la mínima esperanza: Petra ha sobrevivido a la noche, y eso ya es un milagro. En ese ambiente de tensión y desvelo, un sonido rompe la monotonía del dolor: el ruido de un carruaje llegando al palacio.

Todos se detienen. Los cuchillos dejan de golpear la madera, los murmullos cesan. Lope siente el corazón acelerarse: ¿podría ser ella? Y sí, cuando la puerta del carruaje se abre, aparece Vera, pero no la Vera de siempre. Su rostro pálido y su mirada vacía estremecen a todos. Está de vuelta, sí, pero no es la misma. Teresa corre a abrazarla, sin embargo, Vera la detiene con frialdad, como si no la reconociera. Sus palabras son cortas, su voz monocorde, sin emoción: dice estar bien, pero su tono congela el alma. Lope, desesperado, intenta arrancarle la verdad, pero lo único que recibe es distancia y un muro invisible que la separa del mundo.

La Promesa': la llegada de Beltrán enciende el corazón de Ángela y desata  los celos de Lorenzo

La joven que una vez fue luz ahora es una sombra de sí misma. Su regreso, que todos esperaban con alivio, se convierte en una nueva fuente de inquietud. Nadie entiende qué le ha ocurrido ni qué oculta tras esa frialdad inexplicable. La servidumbre se mira en silencio, comprendiendo que algo muy oscuro ha marcado a Vera para siempre.

Mientras tanto, Adriano se hunde cada vez más en su propio abismo. Sentado en la biblioteca, parece un fantasma, consumido por la ausencia de Catalina. Su padre, Alonso, y Martina intentan rescatarlo de esa apatía que lo devora, pero nada parece alcanzar su alma. Adriano ha perdido el rumbo, y ni siquiera las palabras de consuelo logran tocarlo. Cada intento de animarlo termina en silencio, cada gesto amable rebota contra la muralla de su tristeza. Catalina era su faro, y sin ella, el joven solo ve oscuridad.

Como si todo eso no bastara, Jacobo y Leocadia deciden “restaurar el orden” en La Promesa. Pero lo que hacen en realidad es borrar el legado de Catalina. Deshacen cada reforma que ella impulsó con esfuerzo: los nuevos horarios, los acuerdos con los proveedores, las mejoras en el trabajo de los jornaleros. Todo desaparece bajo sus decisiones egoístas. Martina, indignada, los enfrenta, pero Jacobo la humilla con su tono altivo y cruel. Alega que Catalina fue impulsiva y que él solo busca “poner orden”, pero todos saben que lo hace por venganza y ambición. Leocadia, fiel a su causa, apoya cada una de sus palabras.

Martina les suplica que, al menos, no le digan nada a Adriano, temiendo que su frágil corazón no soporte más dolor. Jacobo promete discreción, pero su sonrisa cínica revela que no piensa cumplirlo. Ella se marcha con el alma desgarrada, sabiendo que está sola en su lucha por mantener viva la memoria de Catalina.

Y mientras el caos se adueña del palacio, en otro rincón del mismo, Enora vuelve a jugar su juego de mentiras. Tras una misteriosa llamada telefónica, inventa una historia sobre una casa que supuestamente ya no está disponible para Manuel y Toño, quienes soñaban con alquilarla para vivir su amor lejos de las miradas ajenas. Con lágrimas falsas y un tono compasivo, Enora finge haber hecho todo lo posible, pero la realidad es otra: su llamada fue para alguien más, alguien involucrado en un plan secreto que solo ella comprende. Su mentira es una pieza más en una trama de manipulación que amenaza con destruir vidas.

El ambiente en La Promesa se vuelve cada vez más irrespirable. Pero entonces llega un nuevo personaje que encenderá emociones dormidas: Beltrán, un joven encantador que arriba desde Luján. Su llegada revoluciona los corazones, especialmente el de Ángela. Ella debía ir a recogerlo a la estación, pero Lorenzo, siempre controlador y desconfiado, intenta acompañarla. Ángela, con astucia, logra librarse de él con una excusa perfecta, apelando a su orgullo militar y al carácter tímido del recién llegado.

Cuando finalmente se encuentran, el aire parece detenerse. Beltrán no es como ella imaginaba: es inteligente, amable, con una sonrisa cálida y una mirada que la hace sentirse vista, realmente vista, algo que hacía mucho no experimentaba. En el trayecto de regreso, la conversación fluye con naturalidad, entre risas, confidencias y una complicidad inmediata. Lo que comienza como una simple presentación se transforma en una conexión profunda, una de esas que desestabilizan hasta los planes más firmes.

Avance semanal de 'La Promesa' del 13 al 17 de octubre

Ángela siente algo nuevo nacer dentro de ella, algo que no había previsto ni deseado: una chispa de ternura en medio del caos. Y aunque su llegada a La Promesa tenía un propósito bien definido, Beltrán se convierte en el inesperado factor que podría hacerlo tambalear todo.

Pero la calma no dura mucho. Cuando cae la tarde, Curro, desesperado por proteger a Ángela de los planes oscuros que se tejen en su contra, busca a Leocadia. La confronta, acusándola de querer obligar a la joven a casarse con Lorenzo. Leocadia, serena y calculadora, lo enfrenta con una frialdad que hiela la sangre. Le deja claro que para ella el amor es un lujo que pocos pueden permitirse, y que todo lo hace por el bien de su hija.

Curro, dispuesto a todo, le pide que le diga qué debe hacer para evitar ese destino. Y entonces, Leocadia lo pone a prueba: le exige un sacrificio real, algo que le duela, algo que demuestre que su amor por Ángela no es un capricho de muchacho rico. Sus palabras son veneno disfrazado de sabiduría, y Curro, sin medir las consecuencias, promete hacerlo. Pero lo que Leocadia quiere no es dinero ni poder: quiere su futuro, su libertad… su alma.

La noche cae sobre el palacio mientras las sombras se alargan. En cada rincón, alguien guarda un secreto, una mentira o una herida. Vera es una extraña en su propio cuerpo, Adriano se consume por la pérdida, Jacobo destruye lo que Catalina construyó, Enora manipula en silencio, y Ángela, sin saberlo, está a punto de enfrentarse al dilema más grande de su vida: elegir entre el deber que la trajo a La Promesa o el amor inesperado que acaba de encontrar.

El capítulo se cierra con una sensación inquietante: el sol se esconde, pero lo peor está por venir. En La Promesa, nada es lo que parece, y cada gesto amable puede esconder una traición. Lo único cierto es que el juego de poder y pasiones está más peligroso que nunca… y nadie saldrá ileso.