‘La Promesa’, avance semanal del 6 al 10 de octubre: Ángela y Curro: amor roto y regreso inesperado
La Promesa: La Semana Más Oscura del Palacio
La semana del 6 al 10 de octubre en La Promesa se despliega como una tormenta perfecta, donde el destino parece ensañarse con cada habitante del palacio. El dolor, el amor y la traición tejen una red imposible de romper, y cada día trae una nueva herida, un nuevo secreto y una nueva caída. Todo comienza con el eco de la tragedia que resuena en los muros del servicio: Petra, la temida gobernanta, se debate entre la vida y la muerte.
Lunes, 6 de Octubre: El Susurro de la Muerte y un Anillo de Desdicha
El silencio que reina en los pasillos del servicio es espeso, tan denso que parece tener vida propia. Petra Arcos, la mujer que durante años fue el pilar del orden y la disciplina, yace en su cama, temblando entre espasmos. El doctor Salazar emerge del cuarto con el rostro grave y la voz quebrada: “No es tortícolis. Es tétanos.” La palabra cae como una sentencia, una sombra que borra toda esperanza. Rómulo, el fiel mayordomo, pregunta qué puede hacerse, pero el médico, impotente, solo niega con la cabeza. Si el suero no llega a tiempo, Petra morirá.
El miedo se apodera del servicio, y hasta la marquesa, doña Cruz, deja entrever una fugaz preocupación por su leal confidente. Mientras abajo se lucha contra la muerte, en los salones dorados el veneno de la ambición se extiende. Adriano, devastado por la ausencia de Catalina, entrega la gestión de sus tierras a Leocadia y a su hijo Jacobo, sin saber que está cediendo mucho más que una responsabilidad: está entregando poder a las manos más peligrosas del palacio.
Entre tanto, Ricardo, el mayordomo sustituto, desaparece sin dejar rastro. Su hijo, Santos, exige respuestas, pero solo recibe silencios. En ese vacío, Curro encuentra la oportunidad de hacer justicia. Se enfrenta a don Cristóbal con una valentía inesperada: exige el regreso de Pía Adarre. Y mientras los señores discuten entre susurros, Vera, desgarrada por el rechazo de su familia noble, rompe con Lope. “No hay futuro para nosotros”, le dice entre lágrimas. Su despedida deja un vacío tan profundo como la muerte misma.
La noche culmina con una escena que paraliza los corazones. En plena cena, el capitán Lorenzo se levanta, toma la mano temblorosa de Ángela y, con sonrisa cruel, pide su mano ante toda la familia Luján. El silencio es total. Curro siente que el mundo se derrumba. El “sí” de Ángela, débil y forzado, es el golpe final. Su amor muere en ese instante.
Martes, 7 de Octubre: El Regreso de la Dama y la Sombra de la Duda
La mañana siguiente, el eco de la pedida de mano aún vibra en las paredes. Nadie osa romper el silencio. Curro no ha dormido; su rostro lo dice todo. Ángela, pálida, parece un fantasma junto al hombre que la ha condenado. Lorenzo, altivo, actúa como si nada hubiera pasado.
En medio del sufrimiento, Adriano vaga sin rumbo por los jardines, hasta que Leocadia lo detiene con una promesa envenenada: ha contratado a un detective para encontrar a Catalina. Él, ingenuo, se aferra a esa chispa de esperanza, sin imaginar que Leocadia solo mueve una pieza más de su siniestro tablero. Martina, por su parte, intenta escribir a su madre sobre todo lo ocurrido, pero se detiene al recordar la escena de la cena. Hay dolores que no pueden escribirse.
Mientras tanto, la noticia de la enfermedad de Petra se extiende como fuego. Abajo, el servicio se une en el dolor; arriba, los señores contienen su temor, sabiendo que la gobernanta guarda secretos capaces de destruirlos. Lope, aún herido por la ruptura con Vera, la observa con desesperación, sin entender por qué sigue buscando la aprobación de una familia que la desprecia.

En otro rincón del palacio, Manuel sonríe ante la noticia del compromiso de su amigo Toño con Enora. Pero su intuición le grita que algo no encaja. Durante una conversación trivial, Enora titubea ante una pregunta técnica sobre los planos del hangar. Mintió. Y Manuel lo sabe. Decide ponerla a prueba.
Al caer la tarde, un carruaje irrumpe en el patio principal. De él desciende una figura inesperada: Pía Adarre. Más delgada, más cansada, pero con la misma fuerza en los ojos. Su regreso sacude el alma del palacio. “¿Dónde está Ricardo?”, pregunta con voz firme. El silencio que sigue es aterrador. Pía comprende que su regreso no marca un final, sino el inicio de una nueva lucha.
Miércoles, 8 de Octubre: La Lucha por la Vida y el Desenmascaramiento
Petra empeora. Los espasmos son insoportables, su cuerpo se retuerce en un sufrimiento que hiela la sangre. Samuel, el joven lacayo, da un paso adelante: propone cabalgar hasta un hospital lejano en busca del suero antitetánico. Su decisión se convierte en la única chispa de esperanza. Parte al galope, dejando tras de sí un servicio paralizado por el miedo y la fe.
Mientras tanto, Martina se vuelca en el cuidado de los hijos de Catalina, intentando mantener la calma en medio del caos. Pero su bondad irrita a Jacobo, que la acusa de “adueñarse” de los niños. Ella lo enfrenta con serenidad: “Alguien tiene que darles amor, Jacobo, y ese alguien no eres tú.” La tensión entre ellos anuncia una guerra silenciosa.
En los pisos nobles, Manuel sigue observando los movimientos de Enora. Cada palabra suya parece ensayada, cada gesto medido. Su instinto le dice que la mujer de su amigo oculta un propósito oscuro. Y mientras las sombras crecen en el palacio, un viento de tragedia recorre los pasillos. La enfermedad de Petra, el misterio de Ricardo, el regreso de Pía y la humillación de Ángela confluyen en un mismo punto: La Promesa está a punto de estallar.
Los días siguientes prometen aún más caos. ¿Llegará Samuel a tiempo con el suero? ¿Descubrirá Pía la verdad sobre Ricardo? ¿Y podrá Curro salvar no solo a Petra, sino también el amor que Lorenzo ha destrozado?
Nada en La Promesa volverá a ser igual después de esta semana. El palacio se ha convertido en un campo de batalla donde la vida, el amor y la justicia libran su última guerra.