La Promesa Capítulos completos del 15-19 Septiembre. Manuel enfrenta a Enora.
La semana del 15 al 19 de septiembre en La Promesa llega cargada de tensiones, decisiones cruciales y secretos al borde de salir a la luz. Los protagonistas se verán obligados a enfrentarse no solo a sus enemigos externos, sino también a los dilemas más profundos de su conciencia. El eje central girará en torno al desconcierto de Alonso, la presión del barón de Valladares sobre Catalina y, sobre todo, la creciente desconfianza de Manuel hacia Enora, que desembocará en un enfrentamiento decisivo.
Desde el lunes, los problemas se hacen evidentes. Alonso se encuentra atrapado en un callejón sin salida, incapaz de controlar los ánimos de la nobleza que reclaman su autoridad. Por momentos incluso se plantea entrevistarse con el barón de Valladares, convencido de que quizá esa conversación podría traer algo de calma. Sin embargo, en lo más hondo de su ser, sabe que esa jugada solo agravaría los conflictos. En este clima de incertidumbre, Leocadia se convierte en su voz de la razón: ella le advierte que no reabra viejas heridas, que un paso en falso puede desencadenar una catástrofe mayor. Para Leocadia, la única estrategia viable es esperar, rezar y confiar en que el escándalo no llegue a la corte, donde la reputación de la familia podría quedar destrozada.
Mientras tanto, Lorenzo no cesa en su presión. Insiste una y otra vez en que Leocadia dé su consentimiento al enlace que tiene en mente, queriendo involucrar cuanto antes a Ángela en un compromiso que podría marcar su destino. La señora, angustiada y sin respuestas, decide confiar en Cristóbal. Al principio, el mayordomo no entiende la magnitud del problema, pero finalmente Leocadia se sincera y le revela la verdad, depositando en él la esperanza de encontrar una salida. Ahora, la gran incógnita es si Cristóbal tendrá la astucia necesaria para cambiar el rumbo de los acontecimientos y salvar a su hija.
En paralelo, Pía intenta mantener el equilibrio entre sus tareas en el palacio y el cuidado de Dieguito. Lo que parecía una solución práctica —llevar al pequeño con ella mientras cumple sus obligaciones— pronto se revela como un arma de doble filo. El riesgo de exponerlo en un entorno lleno de tensiones podría traer consecuencias graves, recordándole que hasta las decisiones más inocentes pueden desencadenar una tormenta.
Por otro lado, Teresa no puede ocultar su preocupación por Vera. La joven ya no es la misma; parece vivir exclusivamente para su hermano Federico. López, enamorado y decidido a luchar, intenta reconquistarla, pero sus esfuerzos chocan contra un muro. Vera, firme en su decisión, le confiesa a Federico que ha tomado una resolución definitiva: regresar a su hogar paterno y dar a su padre una segunda oportunidad, aunque ello implique cortar de raíz su vida en La Promesa.
El martes la tensión crece. Manuel confronta directamente a Cristóbal, dejando claro que Pía y Ricardo cuentan con su protección. Sin embargo, Cristóbal no se intimida; lo desafía sin rodeos y le advierte que la última palabra será siempre la del marqués. Esta hostilidad palpable transforma el palacio en un campo de batalla invisible, donde cada gesto puede tener consecuencias fatales.
Catalina, fiel a su carácter indomable, también se enfrenta a un reto mayúsculo. El barón de Valladares la presiona con un ultimátum: debe abandonar La Promesa. Lo más cruel es que la orden no incluye a su esposo ni a sus hijos; la pretende aislar y doblegar. Catalina, con el orgullo que la caracteriza, rechaza la exigencia de inmediato. Sin embargo, los rumores de que ella lidera las revueltas de los criados empiezan a extenderse, colocándola en el centro de las críticas y aumentando el peligro que se cierne sobre ella.
El miércoles, Leocadia despliega sus artimañas para manipular a Catalina, pero la joven se mantiene firme. La tensión es insoportable, y la convivencia se convierte en una batalla constante. Al mismo tiempo, Santos aprovecha cada oportunidad para humillar a Ricardo con trabajos pesados y degradantes. Pía, dolida al ver sufrir a su esposo, apela a la humanidad de Cristóbal, intentando que recuerde que detrás de cada castigo hay personas que sienten y padecen. Pero la respuesta del mayordomo sigue siendo fría, como si el rencor hubiese borrado toda compasión.
En los aposentos del servicio, la tensión también es palpable. Lope, incapaz de sobreponerse a su ruptura con Vera, se muestra irritable y distante. Simona y Candela intentan averiguar qué le ocurre, pero su insistencia desata un enfrentamiento con la joven que solo empeora las cosas.
A medida que avanza la semana, la sombra del barón de Valladares se extiende sobre todos. Su ambición no conoce límites y lanza amenazas que comprometen incluso la seguridad de los hijos de Catalina. La joven, atrapada entre el miedo y la indignación, empieza a considerar seriamente la posibilidad de marcharse. Su vacilación desconcierta a Adriano y al resto de la familia, incapaces de comprender cómo Catalina podría rendirse ante un chantaje.
Mientras tanto, Manuel observa con creciente sospecha la actitud de Enora. Sus silencios, evasivas y comportamientos extraños le hacen pensar que la joven oculta algo importante. El viernes, incapaz de soportar más dudas, la encara directamente. Lo que descubre lo deja en shock: una verdad tan inesperada que amenaza con cambiar todo lo que creía saber sobre ella. El enfrentamiento entre Manuel y Enora se convierte en el clímax de la semana, un choque donde se mezclan la desconfianza, la decepción y la sorpresa.
Al mismo tiempo, Catalina permanece inmutable frente a las revueltas de los trabajadores, sin tomar partido ni detenerlas, lo que refuerza las sospechas en su contra. Una carta inesperada llega al palacio y promete alterar por completo el rumbo de los acontecimientos, añadiendo más incertidumbre a un ambiente ya cargado de tensión.
En medio de todo, Ángela da un paso de valentía y abandona su encierro, solo para recibir de su madre una respuesta fría y distante que aumenta aún más la brecha entre ambas. Curro y Ángela, por su parte, continúan su romance clandestino, siempre bajo la amenaza de ser descubiertos. Mientras tanto, Simona y Candela, llenas de entusiasmo, celebran la posible unión de Toño y Enora, extendiendo el rumor por toda la servidumbre.
El final de la semana deja a los personajes en una encrucijada. Catalina se debate entre la lealtad y la supervivencia, Alonso sigue sin encontrar salida frente a la nobleza, Pía y Ricardo soportan la persecución de Cristóbal, y Manuel, tras enfrentar a Enora, se da cuenta de que nada volverá a ser igual.
Con cada capítulo, La Promesa demuestra que la vida en el palacio es un tablero donde se juega con ambiciones, secretos, pasiones y traiciones. Los acontecimientos de esta semana no solo sacuden a los personajes, sino que siembran las semillas de conflictos aún más grandes que están por venir.