La Promesa: Curro huye y Ángela descubre la verdad
En La Promesa, la historia alcanza un clímax de intensidad y tragedia cuando Curro, devastado por la crueldad de Lorenzo, decide huir en secreto con el único propósito de proteger a Ángela. Su sacrificio, que lo condena al exilio, se convierte en un acto desesperado que busca desarmar a su enemigo privándolo de su presa. Sin embargo, esa decisión no significa el fin de la pesadilla, sino el inicio de un engranaje mucho más oscuro.
La noche en el palacio se vuelve asfixiante, casi viva, tragándose la luz y el aire, llenando cada rincón de un silencio preñado de verdades ocultas. Curro, encerrado en su desesperación, revive una y otra vez las palabras de Lorenzo, afiladas como cuchillas: acusaciones de haberse acercado a Ángela solo para herirlo. Y aunque Curro suplicó, incluso ofreciendo desaparecer de la vida de la joven, el capitán se limitó a disfrutar de su sufrimiento. Fue entonces cuando comprendió que irse no era una opción negociada, sino un acto necesario de rebelión.
Con una maleta en la mano y el corazón hecho pedazos, abandona su hogar, sacrificando todo lo que ama. Cada prenda que guarda en ella le recuerda momentos con Ángela: el pañuelo que ella arregló con timidez, la camisa de un encuentro en los jardines, la risa que ya no volverá a escuchar. Y aun así, sabe que marcharse es la única forma de salvarla del tormento de Lorenzo.
Mientras tanto, otros secretos hierven bajo la superficie del palacio. Manuel, inquieto por la desaparición de Catalina, descubre que la institutriz Enora es una impostora. El orfanato que decía haberla criado fue consumido por las llamas hace décadas, sin sobrevivientes. La mujer que se hace llamar Enora no existe; en realidad es Inés de la Vega, hija de una familia rival con una historia de odios ancestrales hacia los Luján. Su presencia en La Promesa no puede ser casualidad.
En las cocinas, el miedo se instala bajo la tiranía del mayordomo Cristóbal. Sus abusos y el despido de Pía generan un ambiente enrarecido, pero Alonso, el marqués, decide poner un alto. Con firmeza, lo destituye y devuelve a Pía su lugar, demostrando que la lealtad y no el miedo es lo que sostiene la casa.
Ángela, atrapada entre el dolor por la huida de Curro y el acecho del capitán, empieza a observar en silencio. Nota la obsesión de Lorenzo con un pequeño cofre de sándalo guardado bajo llave. Decide arriesgarlo todo para descubrir su contenido. Con una fría estrategia, finge rendición ante Lorenzo, lo suficiente para robarle la llave en un descuido.
De noche, en soledad, abre el cofre. En su interior encuentra cartas antiguas y un daguerrotipo. Las misivas, firmadas por una mujer llamada Sofía, revelan una historia prohibida: un amor apasionado con Lorenzo, roto por el abandono y la traición. Sofía lo acusa de haberla dejado embarazada, destruyendo no solo su vida sino la de la hija que esperaba. El retrato confirma lo inimaginable: Sofía es la madre de Ángela.

De golpe, todo cobra sentido. Lorenzo no busca vengarse de Curro, sino reclamar a Ángela como la pieza final de una obsesión enfermiza que lo ata a su pasado. Casarse con ella no es un acto de amor ni de poder, sino el desenlace retorcido de una guerra contra un rival muerto. Ángela es la hija de la mujer que destruyó, y ahora quiere poseerla como trofeo.
La revelación estalla cuando Lorenzo la sorprende con las cartas en la mano. Ella lo enfrenta, lo llama por lo que es: su padre y su verdugo. Alonso y Cruz presencian la escena, quedando horrorizados ante la verdad. El palacio entero se estremece con el peso del secreto expuesto.
Paralelamente, Curro, que en realidad no se ha ido del todo, observa desde el bosque. Su exilio se convierte en vigilia, cuidando de lejos. Cuando Federico, un joven arrogante, intenta abusar de Vera con ayuda de matones, Curro interviene con valentía, arriesgando su vida para salvarla. Lope y otros criados se unen, derrotando a los agresores.
En otro rincón del palacio, Jana y Simona descubren la verdad tras la desaparición de Catalina. El Barón de Valladares la ha forzado a huir mediante un chantaje vil, usando un oscuro secreto del pasado de Alonso. Catalina no se marchó por voluntad, sino por sacrificio.
En medio de tantas revelaciones, Manuel confronta a Enora —ahora Inés— con la verdad de su identidad. Ella confiesa entre lágrimas que fue criada para destruir a los Luján, pero que lo que siente por él es real. La traición y el amor se entrelazan en un nudo imposible de deshacer.
Finalmente, la calma se rompe: Alonso, decidido, reúne a los suyos para rescatar a Catalina y enfrentar al Barón. La caída de Cristóbal devuelve un soplo de esperanza al servicio, mientras el regreso de Curro al palacio y la mirada de Ángela, fortalecida por el horror de lo descubierto, presagian una guerra interna más peligrosa que nunca.
La Promesa se convierte en un campo de batalla de verdades y traiciones, donde cada secreto destapado acerca a sus personajes al borde del abismo. Curro sacrifica su vida por amor, Ángela enfrenta el pasado monstruoso que la condena, y los Luján se preparan para una confrontación que marcará su destino.