LA PROMESA Lunes 20 de Octubre a las 18:30 Avance capítulo 700 || Serie TVE
Hola, soy tu Gustav. Aquí me tienes como siempre con una historia de La Promesa que merece ser contada
Queridos amigos del canal, una vez más estamos aquí, reunidos en esta gran familia que hemos formado alrededor de nuestra serie favorita. No puedo dejar de agradecer todo el cariño que compartís en cada comentario, ese apoyo que va más allá de los capítulos y que muchas veces reconforta a quien más lo necesita. Por eso, hoy quiero celebrarlo con un avance muy especial: el capítulo 700 de La Promesa, que se emitirá el lunes 20 de octubre, un episodio cargado de emociones, decisiones imposibles y verdades que empezarán a salir a la luz.
El primero en acaparar la atención será Curro, que dará un paso tan arriesgado como desesperado. Dispuesto a impedir la boda de Ángela con el temible capitán Lorenzo de la Mata, el joven prepara un plan que podría cambiar su destino y el de todos. Su idea —o mejor dicho, la idea que alguien le ha hecho creer suya— consiste en proponerle a Ángela algo impensable: casarse con Beltrán, el recién llegado a La Promesa y futuro marqués de Olite. La intención, según Curro, es salvarla de una vida sin amor junto a Lorenzo. Pero detrás de su aparente nobleza se esconde la manipulación de doña Leocadia, su madre postiza, maestra del engaño y de los hilos invisibles.
Cuando Curro se atreve a plantear la propuesta, Ángela reacciona como un huracán. Primero lo mira sin entender, y luego estalla. “¿Crees que pasar de un infierno a otro es libertad?”, le grita con lágrimas en los ojos. Se niega a ser tratada como una moneda de cambio y jura descubrir quién está moviendo los hilos. Su intuición no falla: empieza a sospechar de su madre, aunque aún no tenga pruebas. La semilla de la desconfianza queda plantada, y ese será el principio del fin para las artimañas de Leocadia.
Mientras tanto, Curro, abrumado por la culpa, busca refugio en Pía Adarre, siempre la voz de la razón en la casa. Le confiesa todo: el pacto con la postiza, su error y el miedo que siente al haber cruzado una línea sin retorno. Pía, con su calma habitual, lo escucha y luego le lanza una advertencia que suena casi como una profecía: “Quien hace tratos con el mal, siempre acaba quemado”. Además, le recuerda que ni él ni Leocadia saben realmente quién es Beltrán, ni qué podría pensar al descubrir que lo han metido en una trama de matrimonio forzado con una joven que apenas conoce. “Una mentira para evitar otra mentira —le dice— nunca trae nada bueno. Si de verdad quieres proteger a Ángela, confía en ella”.
Y mientras el corazón de Curro se desangra entre remordimientos, un nuevo misterio se cierne sobre el palacio: la carta de Catalina. Adriano, el yerno del marqués de Luján, toma una decisión clave: entregársela al supuesto detective que Leocadia contrató. Pero al ir a buscarla, la carta ha desaparecido. Nadie sabe cómo, ni quién la robó. La intriga se intensifica. La propia Leocadia, nerviosa, teme que alguien del servicio la haya interceptado, y su inquietud deja entrever que en esa carta se oculta algo comprometedor. Este robo podría ser el inicio de una nueva red de secretos, con varias manos manejando los hilos desde las sombras.
Pero no todo serán tensiones. También habrá un respiro para el corazón, porque Vera y Lope vuelven a encontrarse y, esta vez, el amor se abre paso. En el despacho del mayordomo Ballesteros, Vera recibe una carta de su hermano Federico. En sus palabras hay consejo y esperanza: le pide que deje atrás los rencores hacia su familia y que se atreva a vivir el presente. “No todo el mundo tiene una segunda oportunidad”, le recuerda. Al terminar de leer, Vera guarda la carta, respira hondo y, sin pensarlo, corre hacia la cocina. Allí encuentra a Lope. Lo mira en silencio, se acerca y lo besa. Un beso inesperado, sincero, que rompe semanas de orgullo y malentendidos. Parece que el amor vuelve a florecer entre fogones, aunque en La Promesa todos sabemos que la calma nunca dura demasiado.
Mientras el amor resurge, otra historia comienza a preocupar a todos: la de María Fernández. Los síntomas que ya habían inquietado a Pía se vuelven más evidentes. La joven está débil, somnolienta, sus piernas se hinchan sin motivo y las náuseas no la dejan tranquila. Cuando Pía la llama a su despacho, la observa con atención y le pregunta si se encuentra bien. María, nerviosa, intenta restar importancia. Pero Pía, con su instinto infalible, se atreve a preguntar directamente: “María, ¿no estarás esperando?”. La doncella, ingenua, responde sin entender: “¿Esperando a quién?”. Entonces Pía lo aclara: “Hija, te pregunto si estás embarazada”.

El silencio que sigue es revelador. María lo niega, pero evita la mirada, cambia de tema y se marcha alterada. Su actitud deja una duda que se convertirá en una de las tramas más delicadas de las próximas semanas. ¿Podría estar esperando un hijo sin saberlo… o sin querer reconocerlo?
Y para cerrar este episodio cargado de emociones, llegamos a Petra Arcos, quien después de un largo proceso de enfermedad y arrepentimiento, desciende por primera vez a la zona de servicio. Pero el recibimiento no es el que esperaba. Los criados la observan con frialdad; las heridas del pasado aún sangran. Samuel se le acerca para recordarle, sin piedad, que su recuperación no borra lo que hizo. Sin embargo, Petra sorprende a todos al escucharlo en silencio, sin defenderse. Parece otra mujer.
Entonces aparece Santos, siempre dispuesto a sembrar discordia. Se insinúa en su dormitorio y, con su lengua venenosa, empieza a envenenar su mente: le dice que Pía aprovechó su enfermedad para quedarse con su despacho y con el control del servicio. Pero Petra, en un giro inesperado, lo detiene en seco: “No hables mal de Pía. Ella fue quien más me cuidó cuando todos me dieron la espalda.” Santos se queda sin palabras. Por primera vez, Petra no busca venganza, sino redención.
Así, entre amores que renacen, secretos que desaparecen y culpas que buscan redimirse, el capítulo 700 de La Promesa promete ser uno de los más intensos hasta ahora. La serie alcanza una nueva cumbre donde cada personaje deberá enfrentarse a su verdad, y donde incluso los corazones más heridos aprenderán que la salvación no siempre llega de la mano del amor, sino del perdón.
Y con esto me despido, amigos. Gracias por ser parte de esta familia que crece cada día. No olvides suscribirte, dejar tu comentario y acompañarme mañana, porque si algo nos enseña La Promesa, es que en este palacio nunca hay un día tranquilo… y el próximo episodio promete sacudirnos aún más. ¡Un abrazo enorme de tu Gustav, hasta mañana!