La Promesa Martes 23 Septiembre; Adriano recibe la carta de Catalina.
⚠️ La Promesa: Adriano recibe la carta de Catalina y el destino del palacio cambia para siempre ⚠️
La jornada del martes 23 de septiembre de 2025 en La Promesa trae consigo una sucesión de giros inesperados que marcan un antes y un después en la vida de todos los habitantes del palacio. Lo que empieza con la noticia del compromiso entre Ángela y el capitán Lorenzo de la Mata, pronto queda eclipsado por un suceso aún más alarmante: la desaparición de Catalina y el hallazgo de sus hijos abandonados.
El compromiso anunciado sigue siendo un enigma doloroso para muchos. Alonso, el marqués de Luján, no consigue aceptar que Leocadia haya decidido entregar a su hija al que siempre ha sido enemigo de la familia. Su indignación se mezcla con la impotencia, pues la decisión parece irrevocable. Ángela, en cambio, se muestra alterada, atrapada en un torbellino de emociones. Le resulta incomprensible que su propia madre la empuje hacia un destino tan cruel, sin darle siquiera voz ni voto en el asunto. Curro, testigo impotente, se desespera al ver cómo Leocadia permite semejante unión, incapaz de comprender el motivo oculto tras la aparente traición.
Sin embargo, en la sombra se esconde la clave de este rompecabezas: Lorenzo chantajea a Leocadia. Ese secreto, conocido solo por ella, explica el motivo de su decisión, aunque no la justifica a ojos de los demás. Para los habitantes del palacio, la situación es desconcertante. El anuncio del compromiso sacude los cimientos de la familia, pero también altera la vida del servicio, donde el rumor y la incertidumbre se extienden con rapidez. Los criados murmuran entre sí, incapaces de entender por qué la señora ha tomado una resolución tan drástica.
Todo ese revuelo, sin embargo, queda pronto eclipsado por un acontecimiento aún más grave: los mellizos de Catalina aparecen en un cobertizo, abandonados pero en buen estado de salud. El hallazgo, lejos de traer tranquilidad, desata una oleada de miedo y angustia. La ausencia de Catalina se convierte en el centro de todas las miradas. ¿Dónde está? ¿Por qué dejaría a sus hijos de esa manera? Adriano, roto por dentro, es incapaz de dar sentido a la situación. Su mente no concibe que la mujer que ama, la madre de sus hijos, haya desaparecido sin dejar rastro. Teresa, intentando aliviar su dolor, le recuerda que Catalina nunca actuaría sin una razón poderosa, buscando sembrar un rayo de esperanza en medio de la confusión.
La respuesta a tantas preguntas llega poco después en forma de carta. Una misiva escrita por la propia Catalina llega al palacio, destinada a Adriano. Con manos temblorosas y el corazón en vilo, él la abre ante la expectación de todos. El silencio se impone mientras las palabras de Catalina cobran vida en la voz entrecortada de su esposo. En la carta, Catalina confiesa que ha tomado la dolorosa decisión de marcharse. Explica que lo hace movida por un único propósito: proteger a sus hijos. Teme que el varón, con su influencia y ambiciones, intente utilizarlos en su contra, convirtiéndolos en piezas de un juego de poder. Por eso, antepone la seguridad de sus pequeños a su propia libertad, dejándolos en el cobertizo para garantizar que fueran encontrados a salvo.

La lectura de la carta divide aún más a la familia. Para algunos, es un acto de amor y sacrificio: Catalina ha renunciado a su propia vida junto a sus hijos para asegurarse de que ellos estén protegidos. Para otros, es una muestra de desesperación que evidencia la presión insoportable bajo la que vivía. Adriano, devastado, apenas puede sostenerse. Sus lágrimas acompañan cada palabra, y el dolor de la ausencia de Catalina lo consume. Alonso, aunque dolido, no quiere resignarse a perderla y sospecha que hay fuerzas oscuras operando en la sombra. Cruz, más crítica, tacha la carta de debilidad y cuestiona la estabilidad de Catalina. Manuel, sin embargo, la defiende con fervor, convencido de que la joven actuó así porque estaba atrapada en una red de amenazas que nadie más quiso ver.
Mientras la nobleza se enfrenta al impacto de la carta, en el servicio las tensiones también aumentan. Cristóbal y Petra deciden asumir el control del personal. La ausencia de Pía, figura clave en el equilibrio de la servidumbre, genera descontento. María Fernández y otros empleados no disimulan su malestar ante cómo se ha gestionado su partida. Las normas que intentan imponer Cristóbal y Petra parecen demasiado estrictas y despiertan resquemor entre los criados.
Petra, además, muestra cada vez más signos de deterioro físico. Su carácter, ya de por sí irascible, se ve agudizado por una enfermedad que la consume poco a poco. Los ataques de ira se hacen más frecuentes, y Samuel, preocupado, le aconseja que reduzca el ritmo. Sin embargo, ella se niega a aceptar debilidad alguna, y los síntomas no hacen más que intensificarse. El ambiente en el servicio se vuelve denso y enrarecido, marcado por la falta de liderazgo y por la creciente hostilidad.
En paralelo, Vera sigue sin hallar su lugar en el palacio. La llegada de su hermano Federico parecía ser un alivio, una oportunidad para recuperar un vínculo familiar perdido. No obstante, Federico no comparte su entusiasmo. Aunque se reencuentra con ella, deja claro que no está convencido de que regresar al hogar sea la mejor decisión. Esta diferencia de perspectivas entre hermanos añade una capa más de conflicto y soledad para Vera, que se siente atrapada entre el deseo de pertenecer y la imposibilidad de encontrar su sitio.
En conjunto, el episodio del 23 de septiembre dibuja un panorama sombrío para todos en La Promesa. El compromiso forzado de Ángela, la desaparición de Catalina, el hallazgo de sus mellizos abandonados y la carta desgarradora que explica su sacrificio, se entrelazan con la pugna interna en el servicio y las tensiones personales de cada personaje. El palacio, que alguna vez representó estabilidad y tradición, se ha convertido en un espacio dominado por secretos, chantajes, enfermedades y decisiones que rompen familias.
Adriano, con la carta en sus manos, simboliza el peso de la tragedia. La voz de Catalina, plasmada en papel, resuena como un eco que marcará el rumbo de todos. Lo que ella dejó escrito no solo explica su ausencia, sino que actúa como catalizador de nuevas disputas, sospechas y enfrentamientos. El futuro de La Promesa queda teñido de incertidumbre, con una familia dividida, un servicio descontento y la sensación de que lo peor aún está por llegar.