LA PROMESA Miércoles 12 de Noviembre a las 18:45 Avance capítulo 714 || Serie TVE
Hola, ¿qué tal? Soy tu Gustav y aquí me tienes con una nueva historia de La Promesa que merece ser contada
En La Promesa, la calma es solo un espejismo. Las mentiras comienzan a resquebrajarse y los secretos que parecían sólidos están al borde de salir a la luz. El amor duele, la ambición quema y la verdad se acerca cada vez más, mientras los hilos que doña Leocadia ha tejido con tanto cuidado empiezan a tensarse peligrosamente. Este miércoles 12 de noviembre, con el capítulo 714, los espectadores serán testigos de un torbellino de emociones, decisiones y giros que cambiarán para siempre la vida de los habitantes del palacio.
La historia arranca con las famosas cartas de Catalina, esas misivas que han mantenido en vilo a toda la familia y que parecen esconder secretos cruciales. Doña Leocadia convoca a todos con una apariencia de solemnidad y asegura que no contienen información significativa. Según ella, todo ha sido revisado junto a Jacobo y no hay nada nuevo que merezca atención. La familia, resignada, decide dar vuelta a la página, pero lo que nadie sospecha es que esas cartas falsas son la herramienta más peligrosa que la postiza posee. Mientras los demás se tranquilizan, Leocadia sonríe por dentro: tener la sartén por el mango es un placer que pocas cosas pueden igualar. Esta manipulación demuestra su astucia y cómo cada movimiento está calculado para mantener la ventaja sobre todos, incluso sobre los más cercanos.

Pero los problemas no terminan ahí. El enlace secreto entre Ángela y Beltrán se ve amenazado por la inesperada llegada de la invitación del duque de Carvajal y Cifuentes para celebrar su aniversario de boda. Esta coincidencia peligrosa coincide con la fecha en que Ángela y Beltrán deberían casarse en secreto. Mientras los criados celebran con entusiasmo la noticia, Leocadia percibe el riesgo que supone para sus planes. Durante una comida familiar, la postiza insiste en que Adriano, el conde de Campos y Luján, debe asistir al evento, y queda la duda: ¿forma esto parte de un plan para distraer la atención y garantizar que la boda de Ángela se lleve a cabo sin levantar sospechas? Sin importar las complicaciones, Leocadia se muestra firme: nada ni nadie impedirá que su hija se convierta en señora de Beltrán. Sus palabras son más una imposición que un festejo, reflejando su determinación férrea y su ambición de controlar cada detalle del destino de su familia.
Mientras tanto, el corazón de los jóvenes protagonistas sigue siendo un campo de batalla emocional. Ángela y Curro, atrapados entre el deber y el amor, intentan recomponerse, pero el dolor de la separación los mantiene encadenados. Él la observa desde la distancia, ella finge estar bien, pero ambos saben que están destrozados por dentro. Lo que comenzó como un amor imposible se ha transformado en una herida que no cicatriza. Cada gesto, cada mirada, transmite la sensación de vacío y fragilidad, mientras ambos enfrentan un mundo que continúa girando sin ellos, marcando la antesala de eventos que podrían cambiar su destino en los próximos días.
En paralelo, María Fernández vive un tormento interior. Tras presenciar a Martina y Adriano jugando con los bebés, su culpa y miedo se intensifican. Abatida, se abre con Pía y confiesa que ya no sabe cómo manejar su embarazo, dudando sobre la posibilidad de interrumpirlo. La joven doncella siente que no podría afrontar sola la maternidad, y la angustia la consume. Pía, preocupada, decide acudir a Samuel para buscar consejo y apoyo. El sacerdote mantiene la calma exterior, pero sus ojos reflejan el temor ante la magnitud de la decisión que María podría tomar. Este dilema promete cambiar radicalmente la vida de todos en La Promesa, y deja en evidencia cómo cada personaje debe lidiar con la presión de sus emociones y responsabilidades.
El conflicto y la tensión se trasladan también a los jardines del palacio. Petra enfrenta a Leocadia, que no muestra ninguna compasión y le dice directamente que está dañada y que no posee las cualidades necesarias para servir como ama de llaves en un lugar tan importante. Petra, con orgullo herido pero voz firme, le recuerda que conoce bien lo que exige el palacio, pero Leocadia remata con una humillación pública: debería estar agradecida por no haber sido despedida. Los ojos de Petra reflejan el dolor y la indignación contenida, y este desprecio marca un antes y un después. La narrativa muestra que la vida puede ser voluble; quien hoy tiene poder, mañana puede encontrarse vulnerable, y viceversa. Los guionistas aprovechan esta escena para reflejar la fragilidad y la resiliencia de los personajes dentro de la jerarquía del palacio.
Mientras tanto, en la cocina, Enora enfrenta su propio drama. La alegría de las cocineras se convierte rápidamente en decepción cuando ella les confiesa que ha decidido aplazar su boda con Toño. La confianza entre ellos se ha roto, el amor se ha enfriado y prefiere ser sincera antes que fingir felicidad. Simona queda sin palabras, y Candela, indignada, ve cómo la noticia se esparce como pólvora por todo el servicio. Este momento refleja que, incluso entre los sirvientes, las emociones y las decisiones personales generan repercusiones que afectan la dinámica de todo el palacio.
El misterio de Madame Cocot y las recetas robadas también alcanza su punto álgido. Verá intenta detener la filtración de las recetas, pero fracasa y López la confronta, acusándola directamente de ser la responsable. La tensión estalla y la confianza se rompe: lo que antes era complicidad, ahora se convierte en sospecha y amargura. Cada gesto, cada acusación, marca la creciente desconfianza y cómo un solo acto puede transformar la relación entre personajes de aliados a adversarios.
Finalmente, el capítulo reserva una gran sorpresa. Cristóbal Ballesteros convoca a las doncellas y reconoce la labor de Pía como la mejor ama de llaves que ha tenido el palacio, pero reserva un anuncio especial. Pide a Teresa que se quede a solas y le propone convertirse en la nueva ama de llaves del palacio. La reacción de Teresa es de shock absoluto: ser ama de llaves no es solo un honor, es asumir la responsabilidad de velar por todos los detalles del palacio, con la presión de mantener el orden, la armonía y la lealtad del servicio. Este cambio promete alterar la dinámica interna y poner a prueba a todos los personajes, introduciendo nuevas tensiones y oportunidades en la trama.
Este capítulo 714, que se emitirá el miércoles 12 de noviembre, se perfila como un episodio clave de La Promesa. Dolor, amor, ambición, traición y revelaciones convergen en un torbellino de emociones, donde cada decisión tendrá consecuencias profundas. La tensión, los secretos y la lucha por el control dentro del palacio mantienen a los espectadores al borde del asiento, anticipando quién triunfará, quién sufrirá y quién logrará finalmente imponer su voluntad.
Soy tu Gustav y me despido como siempre, dejando este capítulo cargado de emociones y drama que promete marcar un antes y un después en la historia de La Promesa.