LA PROMESA Miércoles 5 de noviembre a las 18:30 h Avance del episodio 709 || Serie TVE
💔 Spoiler: “Adiós en la montaña — El amor imposible de Curro y Ángela” 💔
El próximo capítulo 709 de La Promesa llega con un torbellino de emociones que pondrá a prueba los corazones de los personajes y de los espectadores. Lo que parecía un tranquilo viaje a la montaña se transformará en una dolorosa despedida, mientras en el palacio las tensiones hierven: cartas misteriosas, desafíos de poder, secretos que salen a la luz y decisiones que pueden cambiarlo todo.
El amanecer en La Promesa promete calma, pero es solo la antesala del dolor. Curro y Ángela parten juntos, dejando atrás el bullicio del palacio. Él lleva el corazón encendido por la ilusión, convencido de que ese viaje significa el inicio de su vida juntos lejos de todos. Pía ya le había insinuado que aquello podría ser una fuga amorosa planificada por Ángela, y Curro, ciego de amor, se aferra a esa esperanza. Sin embargo, cuando, en medio de la montaña, le confiesa a la joven sus planes de escapar, su mundo se derrumba con una sola frase: “Le prometí a mi madre que no huiría contigo”.
El silencio cae como una piedra. Curro siente que el aire se le escapa. “¿Es más importante no fallarle a tu madre que salvar lo nuestro?”, le pregunta con el alma rota. Pero Ángela, con lágrimas en los ojos, responde que no es solo por su madre, que hay cosas que el amor no puede vencer. El viento entre los pinos parece ser testigo de su despedida. Lo que nació como un sueño se convierte en un adiós que los marcará para siempre.
Mientras tanto, en el palacio, otro frente de emociones estalla. Beltrán, ilusionado, le confiesa a su amigo Jacobo que va a casarse con Ángela. Cree que el amor lo ha redimido y que por fin ha encontrado la paz. Pero Jacobo, escéptico, le lanza una pregunta que corta como cuchillo: “¿Intentas convencerme a mí o convencerte a ti mismo?”. Beltrán calla, sabiendo en el fondo que el corazón de Ángela pertenece a otro, y que sus promesas pueden romperse tan fácilmente como las ilusiones.

Por otro lado, Petra Arcos vive su propio infierno. Ballesteros, el implacable mayordomo, la somete a pruebas humillantes, evaluando cada uno de sus gestos con fría severidad. Pero Petra, agotada y herida, encuentra el valor para enfrentarlo: “Si busca humillarme, no lo conseguirá”, le lanza con voz firme. Él, impasible, responde: “Lo que busco es eficacia, y aún no la encuentro”. Las lágrimas amenazan con desbordarla, pero Petra no se rinde. Leocadia, observando desde las sombras, aprovecha para criticarla, afirmando que ya no sirve para el puesto. Sin embargo, Petra, aunque enferma, jura que no se dejará vencer. Su lucha por la dignidad apenas comienza.
En los salones nobles, una nueva carta de Catalina causa revuelo. Adriano la recibe sin sello ni marca postal, pero aun así la lee con el corazón encogido. Al hacerlo, su rostro se transforma. “No entiendo nada”, murmura, arrugando el papel y dejándolo sobre la mesa. Siente que las palabras ya no tienen sentido, que el amor se ha apagado dentro de él. Manuel, al enterarse, sospecha que algo no cuadra: “Si mi hermana está tan arrepentida, ¿por qué no llama por teléfono? ¿Por qué tanta carta?”. Su duda se extiende como pólvora, incluso en la cocina. Candela comenta con ironía: “En vez de tantas cartitas, que venga y dé la cara”. Pero Simona, fiel a su corazón, la defiende: “No sabes lo que pasa por su cabeza. No la juzgues tan a la ligera”. Esa conversación resume la tristeza de quienes aman desde la distancia, atrapados entre la culpa y la añoranza.
El misterio también alcanza a Lope, llamado al despacho de Ballesteros. El mayordomo le muestra un periódico y lo enfrenta sin rodeos: “¿Es usted Madame Cocot?”. Lope, sorprendido, niega con firmeza, asegurando que alguien le ha robado sus recetas. Ballesteros no parece convencido, y la tensión entre ambos se vuelve insoportable. El joven promete encontrar al responsable, mientras las sospechas comienzan a girar dentro del palacio. Todo apunta a que Vera podría ser una de las principales sospechosas, y no faltará quien aproveche la ocasión para sembrar más discordia. El misterio del robo culinario se convierte en una metáfora del ambiente general: nadie confía en nadie, y cada sonrisa esconde una intención.

En la zona de servicio, el drama se concentra en María Fernández. Su angustia crece con cada minuto. Pía, con su habitual ternura, intenta convencerla de hablar con el padre del bebé antes de tomar una decisión tan dura. Pero María, temblando, responde: “¿Y para qué? Solo complicaría más las cosas. Como no sea para ir al notario o al cementerio… me estoy jugando la vida”. Esa frase helará la sangre de Pía, que la abraza con impotencia. María está al borde del abismo, consumida por el miedo y la vergüenza, atrapada en un destino que siente ineludible.
Mientras tanto, el hangar se convierte en un campo de batalla. Manuel, Enora y Toño discuten con pasión sobre quién debe fabricar los motores. Enora defiende a don Luis, su candidato, mientras Toño insiste en que don Ambrosio es más fiable. Manuel, intentando poner orden, los interrumpe y busca consejo en su padre. Este le recuerda algo esencial: “A veces, hijo, las decisiones que se toman con el corazón son las más sabias”. Una lección sencilla, pero profunda, que resuena con todos los conflictos del episodio.
Y de nuevo, volvemos a la montaña. Allí, el silencio pesa más que las palabras. Curro y Ángela permanecen sentados sobre una roca, mirando el horizonte que los separa. Ella le susurra que no puede seguir soñando con algo imposible. Él la observa, sin rabia, solo con un dolor sereno. “¿Entonces este es nuestro final?”, pregunta. No hay respuesta. Solo el viento y el eco de un amor que se desvanece.
Así cerrará el capítulo 709, un episodio que mezcla la ternura y la tragedia, el coraje y la resignación. La Promesa vuelve a demostrarnos que el amor no siempre es suficiente, que a veces el deber, la culpa o el miedo pesan más que el deseo. Cada personaje, desde Petra hasta María Fernández, enfrenta su propio abismo. Y mientras las cartas siguen llegando, los secretos se multiplican y las montañas guardan silencios que nadie podrá romper.
Prepárate, porque este capítulo no será una simple entrega: será una despedida, un grito silencioso que dejará huella. 💔