LA PROMESA – URGENTE: Curro SE VENGÀ de Leocadia y la OBLIGA a SERVIR como CRIADA en el PALACIO
Prepárense, porque lo que están a punto de presenciar cambiará para siempre el destino de la promesa
En este capítulo, la tensión alcanza su punto máximo: Leocadia, la condesa más poderosa y temida del palacio, enfrenta finalmente el castigo que merece tras años de manipulación, crueldad y conspiraciones. Expulsada recientemente por Don Alonso debido a su intento de asesinato y el escándalo provocado por el compromiso y embarazo de Ángela, Leocadia parecía derrotada. Pero la condesa no se rinde; como una serpiente herida, regresa bajo la oscuridad de la noche al palacio, dispuesta a ejecutar su venganza con un frasco de veneno escondido en su delantal.
Sin embargo, su plan se ve frustrado cuando Curro, inquieto desde que ella se fue, la descubre en el jardín. Con la ayuda de Manuel, logra detenerla justo a tiempo, revelando su intento de asesinato a toda la familia y al servicio. La tensión estalla: Don Alonso, horrorizado, ordena arrestarla, pero Curro propone un castigo más profundo y humillante que la cárcel: convertir a Leocadia en la más baja de las criadas del palacio, sirviendo especialmente a su propia hija, Ángela.

La caída de la condesa es devastadora y minuciosa. Cada paso de su humillación es una lección de justicia: limpiar pisos, lavar platos, preparar bandejas de desayuno, cumplir órdenes estrictas y soportar la mirada crítica de aquellos a quienes alguna vez despreciaba. Lo que antes era su reino, ahora es su prisión; lo que antes era orgullo y poder, ahora es servidumbre y dolor. Cada tarea refuerza la caída de Leocadia, pero también despierta en ella un odio concentrado y calculador, una chispa de venganza que no se extinguirá.
Mientras la condesa se adapta a su nueva realidad, su astucia permanece intacta. Observa, analiza y aprende los secretos del palacio desde la posición más baja, acumulando información y oportunidades que antes le estaban vedadas. Con la ayuda silenciosa de Cristóbal, el mayordomo, Leocadia planea cuidadosamente cómo usar el veneno sin ser descubierta, esperando el momento perfecto en que Curro o Ángela estén solos y vulnerables. Su castigo se convierte así en la antesala de una venganza aún más peligrosa: la que tomará desde las sombras, con todos los ojos puestos en ella, pero sin sospechar de la mujer humillada que, bajo la apariencia de criada, prepara su regreso al poder.

Este capítulo marca un antes y un después en la historia de la Promesa: la poderosa condesa es humillada públicamente, pero su mente y su sed de venganza permanecen más vivas que nunca. La justicia ha sido servida, sí, pero la guerra apenas comienza. Nadie en el palacio volverá a estar seguro, y Leocadia, aunque degradada, ya está trazando su regreso letal.