LA PROMESA – URGENTE: El PALACIO se INCENDIA durante la boda de Ángela y Béltran

🔥 Prepárense, porque lo que va a acontecer en este capítulo cambiará para siempre el destino de La Promesa 🔥

El amanecer más esperado llega al palacio envuelto en una luz dorada y un aire de aparente calma. Pero esa serenidad es solo la antesala de un día que marcará un antes y un después en la historia de todos sus habitantes. Lo que debía ser una boda de ensueño entre Ángela y Beltrán se convertirá en un infierno literal, donde el fuego no solo devorará las paredes del palacio, sino también las máscaras que todos llevaban. Nada volverá a ser igual.

El palacio entero vibra de actividad. Los sirvientes corren de un lado a otro, las flores adornan cada rincón y las melodías nupciales llenan el aire. Sin embargo, bajo ese brillo de celebración se esconden verdades oscuras y sentimientos reprimidos. En su habitación, Ángela contempla su reflejo vestida de novia. Su traje, una joya de seda y encaje, parece una prisión que la condena a un destino que no eligió. Pía Adarre intenta reconfortarla, pero las palabras caen en el vacío. Ángela sabe que su corazón pertenece a Curro de la Mata, el hombre con quien nunca podrá estar.

María Fernández, ayudando en los preparativos, comprende demasiado bien lo que su amiga siente. Ella misma, embarazada de Samuel Pelayo, conoce la dureza de amar fuera de las reglas. Mientras tanto, Samuel trabaja con Lope en la decoración floral, aunque su mente no logra alejarse de María y del futuro hijo que espera con ella. Lope, por su parte, lucha por contener la tristeza tras el fin de su relación con Vera, quien dirige la cocina con mano firme, ocultando su propio desgarro.

La Promesa: La reacción de Beltran al plan de Leocadia

En otro rincón del palacio, Curro intenta mantener la compostura. Pero la idea de ver a Ángela casarse con otro lo destroza. En su interior se libra una batalla entre el deber y el amor. Justo entonces, al pasar junto a la biblioteca, escucha voces conocidas: su tía Leocadia y su tío Lorenzo. Se acerca, y lo que oye lo deja helado. Leocadia planea aprovechar la boda para consolidar su poder, humillar a Curro y arruinar a los Luján, incluso forzando firmas que le otorgarían control sobre la herencia del varón. Curro comprende que algo terrible está por suceder.

La ceremonia comienza. El gran salón brilla bajo cientos de velas, los invitados se acomodan entre susurros de admiración, y Ángela entra, etérea y temblorosa, caminando hacia un destino que no desea. Su mirada se cruza con la de Curro. En ese instante, el mundo se detiene. Sus ojos dicen todo lo que sus labios no pueden: amor, desesperación y despedida.

El sacerdote habla, pero Ángela no escucha. Beltrán, ajeno a todo, sonríe satisfecho, creyendo que el día le pertenece. Cuando llega el momento de preguntar si alguien se opone al enlace, el silencio es tan denso que duele. Curro casi se levanta, pero se contiene. Y entonces, ocurre lo impensable.

Alonso de Luján se pone de pie, rompiendo la ceremonia. Con voz firme, acusa públicamente a Leocadia de manipular todo, de haber urdido este matrimonio por ambición y de estar tramando algo oscuro. El salón se llena de murmullos, las caras se tensan. Leocadia, serena y venenosa, se levanta y responde con frialdad, insinuando que Alonso es quien esconde los verdaderos secretos. La tensión alcanza su punto máximo… y justo entonces, el peligro invisible se manifiesta.

Desde la cocina llega un olor extraño. Vera es la primera en notarlo. Al abrir una puerta, el horror la paraliza: un candelabro ha caído sobre telas decorativas, y las llamas se expanden con furia. Grita pidiendo ayuda. Lope y Samuel acuden corriendo, intentando apagar el fuego, pero las llamas crecen con una rapidez infernal. El humo se esparce por los corredores, y el infierno se desata.

María, asustada, corre hacia Samuel, quien la saca a la fuerza al exterior para protegerla y a su hijo. Lope ve con pavor cómo el fuego se dirige al gran salón donde aún se desarrolla la boda. Corre y grita la advertencia justo a tiempo.

Las puertas se abren de golpe. “¡FUEGO!”, grita Lope. El pánico estalla. Invitados corren, caen, empujan, gritan. Alonso, demostrando temple, intenta organizar la evacuación junto a Manuel y Pía, que actúa con firmeza ayudando a ancianos y mujeres a salir.

En medio del caos, Curro busca solo una persona: Ángela. La encuentra atrapada, su vestido impidiéndole moverse. Sin pensarlo, la toma en brazos y la saca del infierno, mientras Beltrán, revelando su cobardía, huye empujando a todos a su paso. Su máscara se derrite igual que la cera de las velas.

Mientras afuera la gente corre y llora, Leocadia y Lorenzo se esconden en la sala de trofeos, robando joyas y documentos. Pero su avaricia los condena: el fuego los alcanza, bloqueando la salida. Quedan atrapados entre llamas y humo, tosiendo, gritando, enfrentando su destino.

Alonso, al saber que siguen dentro, no duda. A pesar de todo, entra al palacio con Manuel y Curro. Los tres, envueltos en telas mojadas, desafían el infierno para rescatar a quienes alguna vez fueron su familia. La escena es heroica y brutal. Encuentran a Leocadia y Lorenzo medio inconscientes. Entre humo y fuego, logran sacarlos, justo antes de que el techo colapse tras ellos. Caen en el jardín, vivos, ennegrecidos por el hollín, pero a salvo.

Fuera, el palacio arde como un monstruo furioso. Pía convierte el jardín en un improvisado hospital. María ayuda como puede, mientras Samuel no se aparta de su lado. Curro, herido, apenas se mantiene en pie, y Ángela corre hacia él sin pensar en apariencias. Arrodillada, con lágrimas y manos temblorosas, limpia la sangre de su frente. No hay palabras, solo miradas cargadas de amor y alivio. El fuego ha quemado también las barreras sociales.

Beltrán acepta casarse con Ángela en 'La Promesa' y provoca un terremoto en  todo el palacio - Revista Mia

Vera y Lope, trabajando juntos entre heridos, se cruzan las manos por accidente. Un contacto breve, pero lleno de recuerdos. No dicen nada, pero ambos saben que, aunque el amor se apagó, algo dentro aún arde.

Las llamas siguen consumiendo el palacio. Cuando finalmente llegan los bomberos, solo quedan ruinas. Alonso observa su hogar convertido en cenizas, pero también con la determinación de reconstruirlo. A su lado, Manuel y Curro permanecen firmes; el fuego ha sellado entre ellos un vínculo indestructible.

Horas más tarde, mientras los rescoldos se apagan, surge la verdad más devastadora: Pía descubre que el incendio no fue un accidente. Examina los restos del candelabro y halla señales de sabotaje, restos de aceite inflamable y metal manipulado. Al mostrar las pruebas, Alonso comprende la magnitud de la traición. Alguien quiso destruir La Promesa… y casi lo logra.

Curro recuerda la conversación entre Leocadia y Lorenzo y confiesa lo que escuchó. Alonso ordena interrogar a su hermano. Bajo la presión, Lorenzo finalmente se derrumba: admite que Leocadia planeó crear un “incidente” durante la boda para humillar a la familia. Pero el fuego se salió de control…

Y así, entre ruinas, cenizas y verdades reveladas, el palacio de La Promesa renace como símbolo de un nuevo comienzo. Los cobardes han quedado expuestos, los héroes emergen entre las brasas, y el amor —el verdadero— sobrevive incluso al fuego. Porque cuando las llamas devoran todo lo falso, solo la verdad puede permanecer.

🔥 El destino de La Promesa ha cambiado para siempre.