LEOCADIA CRUZA EL LÍMITE CONTRA SU HIJA Y CURRO || CRÓNICAS de La Promesa Series

Entienda que a los dos nos está costando mucho

En el último capítulo de La Promessa, la tensión alcanza niveles insospechados. Una de las escenas más intensas y reveladoras de la temporada nos muestra a doña Leocadia de Figueroa enfrentándose cara a cara con Curro. Sus palabras, cargadas de odio y rencor, no solo estremecen a su interlocutor, sino también a todos los espectadores. La postiza, con la mirada fulminante y la voz helada, deja claro algo que nadie puede ignorar: antes de permitir que su hija Ángela esté con alguien como Curro, ella misma lo mataría. Una amenaza directa, cruel y aterradora, que refleja la profundidad de su obsesión, su control y su carácter despiadado.

Esta mujer encarna la mezcla más peligrosa entre amor posesivo y sed de venganza. Leocadia no solo busca proteger a su hija, sino que intenta dominarla, imponiendo sus propios miedos, frustraciones y resentimientos sobre el futuro de Ángela. Cada gesto, cada palabra, cada mirada que dirige a Curro está impregnada de su pasado: de un amor perdido, de humillaciones sufridas y de la necesidad de asegurarse de que su hija no cometa los mismos errores que ella alguna vez cometió. La amenaza de muerte hacia Curro no es un capricho; es la manifestación de un dolor que se ha transformado en ira y control absoluto.

En esta escena, vemos cómo Curro, a pesar de la humillación, mantiene la calma exterior. Sin embargo, cada palabra de Leocadia lo atraviesa como un cuchillo invisible, recordándole que en La Promessa, los conflictos familiares y los secretos heredados pesan más que cualquier afecto. Curro no está solo enfrentando a una madre posesiva; está enfrentando un sistema entero que lo presiona, que intenta dictar su destino, y que no está dispuesto a permitir que su amor prospere. La mirada contenida y la tensión en su rostro son un reflejo del desafío que tendrá que superar en los capítulos venideros.

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Doña Leocadia ha demostrado a lo largo de la serie que no hay límite para su manipulación y crueldad. Su sonrisa gélida ante la obediencia parcial de Ángela hacia sus planes revela su naturaleza calculadora: cada paso que da su hija alejándose de Curro es una victoria personal. Pero cuando Curro intenta defender a Ángela, su tono cambia y estalla toda su ira: “No te arrimes a mi hija. No está a tu alcance. Antes de permitir que estuviera contigo, la mataría”. Estas palabras no son simples amenazas; son un manifiesto de poder, un recordatorio de que la voluntad de Leocadia es ley dentro de la casa.

La psicología de Leocadia es compleja. No es una villana común; es una mujer marcada por el rechazo social, por la traición y la marginación. Su odio hacia Curro nace de la contradicción que él representa: alguien que ama por instinto, sin intereses ni conveniencias, tal como ella alguna vez fue. Esta identificación con el joven le provoca miedo y desconfianza, porque en él ve reflejado un amor puro que no puede controlar, un amor que amenaza con destruir el orden que ella impone.

Además, la obsesión de Leocadia se entrelaza con su concepción del honor y la reputación. Ángela, al ser hija de un padre desconocido, es considerada ilegítima, un hecho que Leocadia intenta subsanar a través del control absoluto sobre su vida sentimental. Su desprecio por Curro se mezcla con la necesidad de asegurar un futuro “decente” para Ángela, y su alianza con Beltrán es un ejemplo de cómo manipula a los demás para lograr sus fines. Cada acción está motivada por el miedo a perder el fragmento de sí misma que aún existe en su hija, un pedazo que considera sagrado y que no puede permitir que se mezcle con lo que ella considera indigno.

La escena también revela el nivel de humillación que Curro debe soportar. Ser llamado “bastardo” por Leocadia no solo ataca su origen y apellido, sino todo lo que representa. La violencia verbal de la postiza es tan penetrante que marca un antes y un después en la relación entre los personajes. Curro no ve solo a la madre de Ángela, sino al sistema entero que lo oprime, que intenta forzarlo a aceptar un destino que no le pertenece y que no ha elegido. La rabia contenida en su mirada es la semilla de lo que vendrá después: acciones y decisiones que cambiarán para siempre el rumbo de la historia.

Por otro lado, Ángela se encuentra atrapada en medio de este conflicto sin ser completamente consciente del alcance de la obsesión de su madre. La tensión dramática para el espectador es máxima: sabemos que Leocadia es capaz de cualquier cosa, incluso de mentir, manipular o matar para proteger sus secretos. Cada amenaza pronunciada por ella no queda en palabras, sino que se convierte en una posibilidad real que condiciona cada movimiento de quienes la rodean. La pregunta sobre hasta dónde llegará Leocadia para impedir la relación entre Ángela y Curro es un misterio que mantiene a todos en vilo.

El trasfondo de Leocadia es fundamental para entender sus acciones. Su pasado lleno de amores frustrados, traiciones y desprecios por parte de la alta sociedad la convirtió en una mujer calculadora y fría, que proyecta sobre su hija sus propios miedos y frustraciones. Cada intento de controlar a Ángela y de destruir cualquier vínculo que considere inapropiado nace de una mezcla de amor posesivo y venganza personal. Esta dualidad hace que sea imposible anticipar sus movimientos, aumentando el suspenso y la tensión dramática de la serie.

La promesa | Episodio 3 - Serie online en RTVE.es

El enfrentamiento entre Curro y Leocadia es, además, un reflejo de la lucha entre la libertad individual y el control familiar. Curro representa la valentía y la determinación de amar a pesar de los obstáculos, mientras que Leocadia encarna la autoridad opresiva que no admite desviaciones. Esta confrontación no solo afecta a los protagonistas inmediatos, sino que repercute en toda la estructura de poder dentro de la casa, amenazando la estabilidad emocional y social de los personajes que los rodean.

Finalmente, esta escena deja claro que el amor en La Promessa está constantemente amenazado por el pasado, por los secretos y por la obsesión de quienes creen tener derecho a decidir sobre la vida de los demás. Doña Leocadia actúa como madre y enemiga al mismo tiempo; su amor por Ángela está distorsionado, es posesivo y controlador, y se manifiesta a través del miedo y la violencia verbal. Mientras Ángela lucha por su independencia y Curro intenta mantenerse firme frente a las humillaciones, los espectadores comprendemos que la serie está llevando a los personajes hacia un punto de quiebre donde el rencor, la venganza y el amor se entrelazan de manera explosiva.

En conclusión, la amenaza de Leocadia no es un simple capricho; es el reflejo de un pasado doloroso, de una necesidad de control y de un amor distorsionado que se disfraza de protección maternal. Cada palabra pronunciada contra Curro y cada decisión tomada para manipular a Ángela nos acercan a un desenlace que promete ser intenso y devastador. La pregunta que atraviesa toda esta historia es inevitable: ¿podrá el amor sobrevivir al odio de Leocadia? ¿Lograrán Ángela y Curro superar los obstáculos impuestos por la obsesiva madre? Todo esto y más se revelará en los próximos episodios, mientras la tensión alcanza nuevas cotas y el destino de los protagonistas queda colgado de un hilo.