Rastros de sangre lo confirman: ¡Dolores estuvo aquí! | AVANCES DE LA PROMESA 10-12 DE NOVIEMBRE
Alla promessa nulla è più sotto controllo
En la finca de La Promesa, nada vuelve a estar bajo control. La tranquilidad aparente se ha roto, y cada rincón del palacio parece ocultar tensiones que amenazan con estallar en cualquier momento. Una noticia inesperada, la revelación de un embarazo, ha caído sobre la familia con un frío que hiela la sangre. Hann, atrapada entre la sorpresa y la inquietud, siente el peso del rechazo y la incomprensión. La reacción de Leocadia, fría y distante como siempre, deja a todos sin palabras: ningún signo de alegría, ni siquiera una pizca de aprobación, solo la inalterable frialdad de alguien acostumbrada a controlar cada detalle a su favor.
Este gesto, tan cargado de indiferencia, hiere profundamente a Hann. La joven, indignada y herida, decide enfrentarse a la marquesa. Entre ambas estalla un enfrentamiento tenso y punzante, un duelo de voluntades en el que ninguna de las dos cede. Sus palabras, afiladas y llenas de desprecio, resuenan en los pasillos del palacio, dejando una estela de resentimiento que marca un nuevo capítulo en su silenciosa guerra familiar. El eco de aquel conflicto no se limita al momento: cada gesto, cada mirada, cada frase intercambiada construye un puente de tensión que nadie puede ignorar.
Mientras tanto, Ángela no se da por vencida. Convencida de que hay secretos ocultos detrás del comportamiento de Lorenzo De Mata y de Sicelino, decide actuar con audacia. Su plan es interceptar los telegramas que el capitán envía y recibe, una maniobra arriesgada pero impulsada por su determinación de descubrir la verdad. Su intuición la guía en un camino peligroso, en el que la recompensa podría cambiarlo todo, pero el riesgo es innegable. La joven sabe que la verdad puede abrir puertas que convendría mantener cerradas, pero no puede resistirse a la llamada del misterio que rodea al palacio.

Lejos de los pasillos principales, Ramona y Curro se enfrentan a un encuentro cargado de emociones. Ramona, cansada de los silencios y las mentiras que han marcado el pasado, no duda en hablar con crudeza. Su intención es hacer comprender a Curro que Hann nunca encontrará la verdadera felicidad mientras permanezca ligada a la familia Luhan. Sus palabras son duras, impregnadas de amargura y de una sinceridad dolorosa. Para Ramona, la convivencia con quienes destruyeron su familia es una condena inevitable. Sin embargo, Curro, lejos de retroceder, muestra una determinación inesperada. Con voz firme, le asegura que no se apartará hasta conocer toda la verdad sobre su pasado, convencido de que solo ella posee las respuestas que lo han perseguido durante tanto tiempo.
Mientras esto ocurre, Ana, la esposa de Ricardo, se ve envuelta en un error que amenaza con generar malentendidos. Su intención, aparentemente inocente, de hacer un regalo a Teresa y Vera, las sirvientas cercanas a su hijo Santos, termina generando confusión y vergüenza. Ana ignora la verdadera naturaleza de su hijo, su egoísmo y la doblez que se ocultan tras su aparente amabilidad. Santos continúa con su comportamiento ambiguo, creando desorden y dificultades para todos los que lo rodean. Ricardo, atrapado entre la presión del pasado y los conflictos actuales, se ve al borde del agotamiento. La convivencia forzada con Ana y las tensiones por las acciones de Santos lo llevan a un punto de ruptura. Cuando Pía lo enfrenta, acusándolo de no haber manejado la situación con equilibrio, sus palabras, duras pero sinceras, obligan a Ricardo a confrontar sus propios errores y debilidades, dejando entrever un hombre dividido entre la culpa y la responsabilidad.
María Fernández, por su parte, cae cada vez más en la confusión y la desesperación. La joven criada se convence de estar poseída, atormentada por la culpa del beso compartido con el padre Samuel. Catalina intenta calmarla, asegurándole que no existe maldad en lo sucedido, pero María se siente atrapada entre la fe y el miedo, incapaz de liberarse de la sensación de haber cometido un pecado irreparable. Su mente está sumida en el caos, y la delgada línea entre la devoción y la superstición se vuelve cada vez más difusa.
En el piso inferior, la tensión no disminuye. Petra, siempre vigilante y dispuesta a controlar, sorprende a Simona y Candela mientras preparan comida para los necesitados del refugio de padre Samuel. Su reacción es dura: amenaza con informar a los marcheses, transformando un acto de bondad en un posible pecado imperdonable. Samuel, consciente del peligro, se apresura a buscar una forma de proteger a las mujeres y salvar el proyecto de solidaridad, evitando que la severidad de Petra arruine sus esfuerzos.
Mientras los intrigas se multiplican, Leocadia pone en marcha su estrategia más astuta. Para bloquear a Cruz y obstaculizar sus planes, sugiere a Ángela que ayude a Martina a gestionar su parte del 25% de la promesa. Leocadia sabe que, con inteligencia y conocimiento del derecho, Ángela podría descubrir los engaños de la marchesa y proteger los intereses de Martina. Es un plan sutil, calculado con precisión, capaz de cambiar el equilibrio de poder dentro del palacio. En este juego de alianzas y rivalidades, madre e hija se convierten en la verdadera amenaza para Cruz, la marchesa que durante años ha gobernado un mundo de mentiras y orgullo sin oposición.
La tensión continúa creciendo. Angela comparte sus sospechas con Teresa, alertándola sobre un matrimonio de conveniencia que la familia Luan estaría organizando para Curro, una unión que prioriza la imagen y las finanzas sobre el amor. Teresa comprende la gravedad de la situación, pero sabe que confrontar a Leocadia y al capitán Lorenzo sería arriesgado y podría tener consecuencias imprevisibles.
En el piso noble, Alonso y Cruz se enfrentan con furia. La marchesa, descubierta por Martina intentando manipular la venta de su parte de la finca, se enfrenta al reproche de Alonso, quien defiende la dignidad familiar sobre cualquier ganancia económica. Cruz, calculadora y orgullosa, intenta proponer una nueva estrategia, buscando persuadir a Cobo, prometido de Martina, para recuperar el control. Pero la noticia de la implicación de Leocadia en el fracaso de sus planes la deja devastada, marcando el fin de su antigua amistad y el inicio de una guerra abierta.
En el servicio, las tensiones siguen. Ana intenta acercarse a los sirvientes para conocer más sobre Santos, pero Candela la detiene, revelándole que la reputación de su hijo está manchada por su relación con Petra. Herida y humillada, Ana cambia su actitud hacia Petra, y entre ambas estalla un crudo enfrentamiento. Luego, impulsada por los celos, Ana ataca a Pía, intentando humillarla, pero Pía responde con firmeza, señalando la falsedad de Ana y su incapacidad para decir la verdad incluso a su hijo.
Finalmente, María Fernández encuentra un equilibrio momentáneo, aceptando acompañar al padre Samuel al refugio para ayudar a los necesitados, con el apoyo de Catalina, quien le confiesa sus propios sentimientos hacia Adriano. Mientras tanto, Curro, decidido a descubrir la verdad, muestra a Ramona cartas escritas por Dolores, despertando en ella miedo y turbación, reforzando su deseo de proteger secretos dolorosos. Hann, sola en la habitación secreta, descubre una mancha oscura de sangre seca, prueba muda de un crimen antiguo, que revela secretos enterrados y prepara el terreno para consecuencias que podrían cambiarlo todo.
El palacio late con tensión, secretos y desafíos, y cada personaje se encuentra atrapado en una red de intrigas, donde el destino de todos pende de un hilo y cada decisión podría desatar un caos irreversible.