Sueños de Libertad Capítulo 426 (Gabriel gana, Damián cae:el capítulo más triste de Sueños de Lib)

El nuevo capítulo de Sueños de Libertad llega con una intensidad que no dejará a nadie indiferente.

Todo lo que la familia de la Reina ha construido durante décadas está al borde del colapso, y cada decisión que se tome en la reunión crucial cambiará para siempre el rumbo de la historia. Lo que empezó como un día más en la empresa se transforma en una jornada cargada de tensión, lágrimas y silenciosas traiciones. La escena se abre en el despacho de Tazio: las cortinas semi cerradas dejan filtrar apenas unos rayos de luz que iluminan la mesa central, cubierta de papeles, carpetas y contratos. Todos los presentes están en silencio, con miradas perdidas y gestos agotados, mientras el tic tac del reloj de pared se escucha como un recordatorio cruel de que el tiempo se agota y no hay margen de error.

Tazio rompe el silencio con voz grave mientras revisa los documentos: “El seguro no cubrirá absolutamente nada”, dice con amargura. Marta, visiblemente fatigada, deja caer los brazos y responde con un hilo de voz: “Solo pagarán la indemnización por Benítez, nada más.” Luis, con la mirada fija en el suelo, murmura con resignación: “También cubrirán parte de la reconstrucción, pero eso no servirá de mucho. Era lo último que nos quedaba.” Joaquín cruza los brazos y suelta con sarcasmo: “Más que esperanza, era una ilusión. Ya sabemos cómo son las aseguradoras. Siempre encuentran la manera de no pagar.”

El silencio que sigue es pesado, cargado de desesperanza. Cada palabra parece caer como piedra sobre los presentes. La empresa Perfumerías de la Reina está al borde de la quiebra; las deudas son impagables y el futuro se vislumbra incierto. Cada rostro refleja miedo, cansancio y la sensación de haber llegado a un punto sin retorno.

Avance semanal de Sueños de libertad: Gabriel se acerca a Damián para  entrar en la familia De la Reina

De pronto, el sonido de la puerta al abrirse rompe la tensión. Gabriel y María entran. Él mantiene un aire de calma calculada, mientras ella intenta sonreír, tratando de aliviar la atmósfera cargada. “Perdón por llegar tarde”, dice Gabriel con voz serena, aunque su mirada fría delata que viene con un objetivo firme. María, más animada, agrega con un brillo en los ojos: “Andrés habló por primera vez. Está mejorando. Lo dejamos con el médico, pero regresaré en cuanto terminemos.”

Damián, sentado al fondo, levanta la vista y su sonrisa contenida refleja alivio: “Eso es una gran noticia, hija. Gracias por venir a contarlo. En medio de tanto desastre, al menos hay algo bueno que escuchar.” La alegría es breve, pues Tazio se pone de pie, respira profundo y con tono firme dice: “Vamos al punto más importante. No quiero alargar esto más de lo necesario. Como todos saben, la empresa está en una situación crítica. No hay liquidez. Las ventas han caído y los bancos no quieren saber nada de nosotros. Solo tenemos una oferta: la de la empresa italiana Masina. Quieren comprar el 51% de las acciones.”

Todos guardan silencio ante la revelación. María pregunta con cautela: “¿Y eso qué significa exactamente?” Tazio responde en voz baja: “Ellos pasarían a controlar la empresa. Nosotros seríamos socios minoritarios.” La sala queda en un pesado silencio. María suspira: “¿No hay otra alternativa?” Tazio niega con la cabeza: “No buscamos inversionistas, hablamos con bancos e incluso con proveedores. Nadie quiere arriesgarse. Esta es la única propuesta concreta que tenemos.”

El ambiente se vuelve aún más opresivo. Tazio reparte copias del contrato y el ruido de las hojas deslizándose sobre la mesa resuena como un eco de la desesperanza. Cristina, con evidente desconcierto, toma el documento y pregunta: “¿Y qué pasó con la idea de formar una cooperativa entre los trabajadores? Me dijeron que había mucho apoyo.” Tazio responde con franqueza: “Era una buena idea, Cristina, pero no había dinero suficiente. Sin respaldo financiero era imposible mantener la fábrica en pie.”

Gabriel, con su habitual aire de autoridad, toma la palabra: “Creo que todos conocemos la situación. Lo mejor será votar y tomar una decisión. Ya.” Tazio asiente: “De acuerdo, empiezo yo. Mi voto es a favor de vender. No hay otra salida.” Gabriel lo observa y luego se dirige a Damián: “Tu voto.” Damián, serio y firme, responde: “Mi voto es en contra. No pienso entregar la empresa que fundó mi familia.” Gabriel guarda silencio unos segundos y anota el voto con gesto impasible.

Los Merino votan después, todos a favor de la venta. Gabriel se vuelve hacia María: “María, en nombre de Andrés y de Julia, ¿cuál es el voto?” María, nerviosa, mira el contrato y responde en voz baja: ambos votos son a favor de la venta. Cristina duda, mira a Damián, baja la vista y murmura con voz temblorosa: “A favor.” Marta cierra la ronda con un gesto tenso: “Dadas las circunstancias, mi voto también es a favor.” Gabriel deja la pluma sobre la mesa y se reclina en la silla con satisfacción: “Entonces queda aprobada la venta del 51% de las acciones de Perfumerías de la Reina a Masina.”

Damián se levanta de golpe, respirando con agitación: “Así que esto es lo que querían. Ver caer todo lo que construimos…” Su voz refleja amargura y desesperación. Joaquín intenta calmarlo, pero Damián lo interrumpe: “Es la única forma de evitar la quiebra, lo entiendo. Pero sobrevivir a cualquier precio no es vivir. Esta empresa siempre fue símbolo de esfuerzo y orgullo, y hoy venden su alma a unos desconocidos. Algún día se arrepentirán.” Tazio, con la mirada baja, dice en voz baja: “La decisión ya está tomada, padre.” Damián, con lágrimas contenidas, responde: “Lo sientes… no sabes lo que acabas de destruir.” Se da la vuelta y sale del despacho, cerrando la puerta con fuerza.

Sueños de Libertad Capítulo 13 al 19 de Octubre (Andrés vs. Gabriel: Duelo  Fatal en la Fábrica🔥🔥🔪🔪) - YouTube

El silencio se adueña de la sala. María mira con tristeza, mientras Gabriel rompe la tensión con tono triunfal: “Bien. Firmemos los documentos.” Saca el contrato, lo coloca sobre la mesa y señala los espacios en blanco. Uno a uno, los presentes firman. El sonido de las plumas sobre el papel es lo único que se escucha. Gabriel observa satisfecho. Cuando el último trazo queda hecho, guarda el contrato con cuidado. Su sonrisa apenas visible delata que ha conseguido lo que deseaba. La reunión termina; nadie dice palabra. Algunos se levantan lentamente, otros evitan mirarse. Marta se seca una lágrima disimulada, María sale en silencio intentando contener su llanto, Tazio apoya las manos en la mesa agotado y Joaquín se pasa la mano por el rostro. Gabriel, el único tranquilo, apaga la lámpara del escritorio y murmura: “El futuro ya está decidido.”

Mientras tanto, Damián camina por el pasillo con pasos pesados. Su mente repite una y otra vez las palabras de su hijo. La decisión está tomada, y sabe que ha perdido más que una empresa: ha perdido la confianza de su familia. Pero algo dentro de él le dice que aún puede luchar. En la fábrica, los trabajadores esperan noticias, sin imaginar lo que acaba de suceder. Algunos sospechan que algo anda mal, otros confían en que Damián encontrará la forma de salvarlos, pero el destino de todos ha cambiado para siempre.

¿Podrá Damián recuperar el control de Perfumerías de la Reina? ¿Logrará Andrés, una vez recuperado, enfrentarse a Gabriel y revertir lo que parece inevitable? ¿O será este el final definitivo de una historia marcada por orgullo, amor y traición? Solo el tiempo lo dirá, pero una cosa es segura: nada volverá a ser como antes.