Sueños de Libertad ¡La Venganza De María! Avance 17 de Octubre
Título: “Sueños de Libertad: La explosión que lo cambia todo”
Hola a todos los seguidores de Sueños de Libertad. Lo que está a punto de ocurrir marcará un antes y un después en la historia. En el avance del capítulo que se emitirá el viernes 17 de octubre, las emociones alcanzan su punto más alto y la tragedia acecha a la colonia de los De la Reina. Andrés, movido por su sentido del deber, se enfrenta a un destino que podría costarle la vida, mientras Begoña, presa del miedo, se lanza al abismo de la desesperación para intentar salvarlo.
La jornada comienza con un aire tenso. En la casa grande, Gabriel vuelve a tantear a Andrés, intentando descubrir si su primo sospecha algo de él. Sin rodeos, Andrés le confirma que sus dudas han regresado y que no piensa quedarse de brazos cruzados. La conversación entre ambos destila una mezcla de amenaza y desconfianza. Gabriel, acorralado, siente que el tiempo se le acaba y decide dar el paso definitivo: ejecutar su plan de sabotaje en la sala de calderas. La venganza se ha convertido en su única salida, y su mirada fría lo delata: está dispuesto a arrastrar a Andrés a la tumba si es necesario.
Mientras tanto, lejos de la tensión industrial, la vida continúa en la colonia. Cristina le confiesa a Irene que ha decidido quedarse, lo que provoca una sonrisa sincera en la secretaria, feliz de no perder su compañía. En su conversación, ambas descubren algo más profundo: el viejo sueño del padre de Cristina, José, quien siempre anheló hacerse cargo de la floristería de sus padres. Ese detalle aparentemente inocente encierra una ternura que contrasta con la tragedia que está por venir.

En la casa grande, Carmen y Gema se reúnen con Marta para comentar los avances de la campaña junto a Ema Gobantes. Todo parece fluir con normalidad, pero la calma es solo aparente. En la cantina, Claudia no puede más y se desahoga con Gema y Cristina. Ama a Raúl, pero duda si seguirlo a Madrid. El corazón le tira en una dirección, mientras la razón la retiene en la colonia. En otro punto, Marta intenta animar a Andrés, quien ha recibido la noticia del enlace de Begoña. Aunque finge serenidad, termina confesándole a su hermana que vuelve a desconfiar de su primo Gabriel, aunque guarda silencio sobre la misteriosa carta de Enriqueta.
A esas alturas, el plan de Gabriel ya está en marcha. En la fábrica, se infiltra en la sala de calderas y manipula las máquinas con precisión. Su objetivo es simple y mortal: provocar una explosión que borre toda evidencia. El zumbido de las válvulas, el calor del metal y el sonido del vapor se convierten en un preludio del desastre.
En paralelo, Digna intenta dar un paso hacia la reconciliación. Invita a Irene a comer, con la intención de hacer las paces. Pese a todo lo ocurrido entre ellas, su cariño permanece intacto. Sin embargo, su hijo Joaquín no comparte el entusiasmo. Cuando ve a Irene en casa, su gesto se endurece y la incomodidad se apodera del ambiente.
Cristina, por su parte, aparece emocionada para darle una noticia que cambiará el rumbo de su padre José: ha conseguido recuperar la antigua floristería familiar. José, conmovido, siente que la vida le ofrece una segunda oportunidad para cumplir aquel sueño de juventud. En medio de la ternura del momento, Raúl llega a despedirse, aún sin saber qué decisión tomará Claudia.
Pero en la fábrica, la tragedia ya se está gestando. Los primeros fallos comienzan a notarse. El técnico detecta anomalías en la presión de las calderas y alerta a Tasio. Sin perder tiempo, el director llama a Andrés para que acuda de inmediato. María, consciente del peligro, intenta detenerlo. Suplica, llora, le ruega que no se arriesgue, pero Andrés no puede ignorar su responsabilidad. Cuando ella, desesperada, logra ponerse de pie —un gesto que sorprende a todos—, su marido se queda petrificado. Sin embargo, ya es demasiado tarde: Andrés parte hacia la fábrica, decidido a enfrentarse al fuego.
Al llegar, el horror se materializa. Los indicadores muestran presiones anormales, y las válvulas están manipuladas. Andrés comprende al instante que Gabriel está detrás de todo. Mientras él lucha por estabilizar las máquinas, en casa, Begoña se derrumba. Su instinto le dice que algo terrible está a punto de ocurrir. María, fuera de sí, enfrenta a Gabriel con una advertencia brutal: si Andrés muere, lo desenmascarará ante toda la familia. Gabriel intenta mantener la calma, pero su máscara empieza a resquebrajarse.
Mientras tanto, Cristina le cuenta a Luz que se quedará definitivamente en la colonia, dejando claro que su decisión no tiene nada que ver con Luis. Luz, aliviada, le asegura que no hay rencor entre ellos. Por otro lado, Raúl le hace una última confesión a Claudia, una declaración tan sincera que logra conmoverla. Al final, ella decide seguirlo a Madrid, cerrando uno de los hilos más dulces de la trama.
De vuelta en la fábrica, el peligro se hace insoportable. Benítez advierte a Andrés y Tasio: la presión está fuera de control. Tasio ordena evacuar a todos los trabajadores, pero Andrés y Benítez deciden quedarse, decididos a evitar una catástrofe mayor. En medio del caos, Gabriel aparece, intentando sacar a Andrés de allí. Pero la tensión crece, los manómetros tiemblan, y el tiempo se agota. Andrés, negándose a rendirse, sigue luchando contra lo imposible. Gabriel lo observa con una mezcla de miedo y admiración, sin imaginar que el destino los unirá en un instante devastador.

Y entonces ocurre. Un rugido ensordecedor corta el aire. La explosión sacude los cimientos de la fábrica. El fuego, el humo y los gritos llenan el ambiente. Afuera, el pánico se extiende. Sin pensarlo dos veces, Begoña corre hacia la sala de calderas. Tasio intenta detenerla, suplicándole que no se acerque. Pero ella no escucha. El amor y el miedo la impulsan. Raúl la sigue, y Tasio, incapaz de quedarse atrás, se une a ellos.
Dentro, el espectáculo es dantesco. El humo lo cubre todo, las vigas caen, y el calor es insoportable. Begoña grita los nombres de Andrés, Benítez y Gabriel con la voz desgarrada. Joaquín llega exigiendo respuestas, mientras los trabajadores intentan remover los escombros. Tasio, entre lágrimas, encuentra el cuerpo sin vida de Benítez, irreconocible tras la brutal explosión. La angustia crece: ¿dónde están Andrés y Gabriel?
Entonces, entre el polvo y las llamas, logran ver movimiento. Gabriel aparece, herido pero consciente. A su lado, Andrés yace inmóvil. La desesperación se apodera de todos. Las ambulancias llegan, las sirenas rompen el silencio, y el miedo se convierte en llanto. Damián y Marta corren hacia el lugar, buscando respuestas. Begoña, destrozada, solo puede decir la verdad: Gabriel está vivo, pero Andrés no ha despertado.
La colonia entera queda paralizada. El nombramiento de Damián y Pelayo como nuevos gobernadores civiles, que debía ser motivo de celebración, se empaña bajo el peso de la tragedia. Todos esperan noticias del hospital, con el corazón en vilo. Lo que parecía un día más en la fábrica se ha convertido en el capítulo más desgarrador de Sueños de Libertad: una historia de lealtad, sacrificio y amor llevados al límite.
No te pierdas el próximo capítulo, donde descubriremos si Andrés logra despertar o si el destino lo condenará para siempre a la oscuridad.
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