«Sueños de libertad» Masina traiciona a la empresa y Digna le revela la brutal verdad a Marta
Título: “Perfumerías de la Reina al borde del abismo: traiciones, verdades y un legado en ruinas”
El nuevo episodio de Sueños de Libertad promete ser un torbellino emocional donde cada palabra, cada mirada y cada decisión tendrán un precio. La serie de Antena 3 sigue subiendo la apuesta, sumergiendo a los espectadores en un drama familiar que se oscurece con cada capítulo. Entre la ambición, los secretos y la culpa, el imperio de los De la Reina se tambalea, dejando al descubierto las fisuras de una familia que creía ser invencible.
Después de la desastrosa junta directiva, Damián no puede contener su furia. El empresario, orgulloso y exigente, se enfrenta a sus hijas Marta y María con una mezcla de decepción y dolor. Las acusa de haber traicionado su confianza, de haber entregado la empresa familiar —el símbolo de toda su vida— a manos ajenas. Para él, Perfumerías de la Reina no es solo un negocio: es su legado, su nombre, el reflejo de décadas de trabajo y sacrificio. Y ver cómo todo eso se desmorona frente a sus ojos lo llena de una desesperación que raya en la locura.
Marta intenta mantener la calma, aunque la tensión la consume. Con voz temblorosa, intenta justificar su decisión. Cree que aliarse con nuevos socios es la única manera de salvar la empresa de la bancarrota. Insiste en que no lo hizo por ambición, sino por supervivencia. Pero sus argumentos no consiguen calmar la tormenta que arde dentro de su padre. Damián, herido en su orgullo, le lanza una advertencia que hiela la sangre: “Lo que habéis hecho no solo destruirá la empresa… también destruirá a esta familia.” Sus palabras resuenan como una maldición.

Y esa maldición empieza a cumplirse antes de lo que nadie espera. En un giro brutal, Masina —el socio en quien habían depositado su esperanza— muestra su verdadera cara. Traiciona el acuerdo y deja a la compañía completamente expuesta. Su maniobra es rápida, calculada y devastadora. En cuestión de horas, el sueño que Marta creyó estar salvando se convierte en una trampa mortal. Perfumerías de la Reina queda a merced de intereses ajenos, manipulada por quienes solo buscan poder y beneficios.
La noticia corre como pólvora. Los empleados murmuran entre pasillos, los inversores pierden la confianza y la reputación del imperio se hunde en el barro. Marta se derrumba al comprender que su padre tenía razón. Lo que pretendía ser una salvación terminó siendo la perdición. Con lágrimas contenidas, observa cómo el edificio simbólico de la familia se agrieta mientras los socios se acusan mutuamente. La perfumería, orgullo de generaciones, agoniza ante la mirada impotente de los suyos.
Damián, consumido por la ira y la tristeza, siente que todo lo que construyó se ha perdido. Su legado, su nombre, su esfuerzo… todo se desvanece en un instante. En su mente se mezclan la frustración, el resentimiento y un profundo sentimiento de traición. En el fondo, no solo sufre por el negocio, sino por el quiebre emocional que lo separa de sus hijas. Marta, derrotada, apenas logra pronunciar palabra; María, en cambio, intenta resistir, convencida de que aún puede encontrar una salida. Pero la grieta entre padre e hijas ya es demasiado grande para cerrarse fácilmente.
En medio de esta tormenta, la atención se desplaza hacia el hospital, donde Andrés comienza a dar señales de recuperación. Los médicos confirman que su cuerpo responde bien al tratamiento y que su mejoría es sorprendente. Pero hay un problema que ensombrece cualquier esperanza: Andrés no recuerda nada del accidente. Su mente ha borrado por completo los últimos eventos, y ese vacío despierta la preocupación de todos.
Damián, a pesar de su propio sufrimiento, asume una nueva carga. Sabe que debe contarle a su hijo la verdad sobre lo ocurrido, aunque hacerlo signifique destrozarlo. La escena entre ambos es intensa, llena de silencios dolorosos y miradas que dicen más que las palabras. Damián lucha por mantener la compostura mientras le explica lo sucedido, temiendo el momento en que Andrés pueda recordar por sí mismo lo que presenció antes del accidente.
Pero no todos quieren que la verdad salga a la luz. Gabriel, el médico de confianza de la familia, se vuelve cada vez más inquietante. Su actitud, fría y calculadora, revela un interés personal en mantener el secreto enterrado. Con su tono persuasivo, intenta convencer a María de que no revele nada, argumentando que hacerlo solo traería más dolor y caos. “Hay cosas que es mejor dejar atrás”, le dice con una calma que resulta perturbadora. Sin embargo, detrás de esas palabras hay una estrategia mucho más peligrosa.
María, sin embargo, no está dispuesta a obedecerle. Su carácter fuerte y su sentido de la justicia la empujan a desafiar a Gabriel. Lo mira con firmeza y le advierte que si Andrés llega a recordar lo que vio, ella ya tiene un plan. La frase, corta pero poderosa, deja claro que no se dejará manipular fácilmente. El médico, que empieza a perder el control de la situación, comprende que la joven puede ser su peor enemiga.

La tensión entre ambos crece como una cuerda a punto de romperse. Mientras Gabriel intenta imponer su versión de los hechos, María busca la verdad, decidida a proteger a Andrés cueste lo que cueste. El choque entre estos dos mundos —el de la mentira y el de la verdad— se convierte en el nuevo eje del drama.
Entretanto, Damián se refugia en su despacho, rodeado de recuerdos que ahora solo le causan dolor. Las fotografías familiares, los premios empresariales, las botellas de perfume que alguna vez simbolizaron éxito… todo parece un monumento a la derrota. En su rostro se lee el cansancio de quien lo ha perdido todo, salvo el peso de su conciencia. “Mi legado se ha convertido en mi condena”, murmura, mientras el silencio del despacho lo envuelve.
Fuera de esas paredes, la familia se desintegra lentamente. Marta, hundida en la culpa, intenta en vano reparar el daño. María, más firme que nunca, se convierte en la voz de la razón, mientras Gabriel la observa con ojos de quien ya trama su próximo movimiento. En el hospital, Andrés lucha contra los fragmentos de su memoria, presintiendo que algo terrible le ocultan.
Y así, entre mentiras, traiciones y silencios, Sueños de Libertad vuelve a recordarnos que ninguna decisión es inocente. El poder destruye, la ambición divide y la verdad, por mucho que se esconda, siempre encuentra una grieta por donde escapar.
El capítulo deja al público con una certeza: el reinado de los De la Reina está en peligro. Las perfumerías que un día simbolizaron elegancia y prestigio ahora son sinónimo de caos y deslealtad. Lo que queda de esta familia deberá decidir si luchar por reconstruir su legado… o dejar que las cenizas de su imperio se las lleve el viento. Porque cuando la codicia se disfraza de amor, el precio de la libertad se paga con la ruina.