El lunes en Valle Salvaje todo se desata. Las tensiones, los secretos y los enfrentamientos alcanzan un punto sin retorno cuando Alejo descubre algo que cambia por completo su relación con Luisa. La calma que tanto había intentado mantener se rompe en mil pedazos cuando encuentra un plano de la Casa Grande entre las pertenencias de su novia. Desconcertado, le exige una explicación inmediata. Luisa, nerviosa, apenas puede sostener su mirada. Con voz temblorosa, le dice que el plano pertenece a Tomás. Esa sola respuesta enciende la chispa del conflicto.

Alejo, enfurecido, no entiende qué hace su rival con un documento tan importante. El plano de la Casa Grande no es un simple papel: representa la historia, la herencia y el corazón de los Gálvez de Aguirre. Su posesión por parte de Tomás levanta todo tipo de sospechas. Luisa intenta calmarlo, pero el daño ya está hecho. La discusión entre ambos sube de tono hasta convertirse en una tormenta de reproches y celos. Alejo siente que la traición se cierne sobre él, que Luisa le ha ocultado algo imperdonable. Su orgullo y su amor se entrelazan en una mezcla peligrosa.

Poco después, Tomás aparece y el enfrentamiento entre los dos hombres es inevitable. El aire se carga de tensión, las palabras se vuelven cuchillos y las miradas, fuego. Tomás, sereno pero firme, le dice a Alejo que deje de arrastrar a Luisa en sus problemas, que si realmente la ama, la deje en paz. Alejo, fuera de sí, lo encara con rabia contenida. Le lanza una amenaza directa: si se atreve a hacerle daño a Luisa, lo pagará con su vida. Tomás no se amedrenta. La rivalidad entre ellos alcanza un punto límite, con el pasado, los celos y la ambición latiendo en cada palabra. Lo que antes era una disputa por el amor se ha convertido en una guerra abierta.

Tras la tensa confrontación, Tomás busca a Luisa. Se disculpa por haberle causado problemas con su novio. Le promete que no era su intención involucrarla y se despide con una mezcla de tristeza y determinación. Luego toma el plano de la Casa Grande y se dirige a cumplir su plan: el robo que lleva tiempo preparando. Sus pasos lo conducen hacia la oscuridad, hacia un destino incierto que podría cambiarlo todo. En su mente, solo hay un objetivo: entrar a la casa, cumplir su misión y salir antes de que alguien lo descubra. Pero en Valle Salvaje, los planes nunca salen como se esperan.

Mientras tanto, José Luis impone su autoridad en otro rincón del valle. Frente a Victoria, su tono es frío y calculador. Le recuerda que todo acto tiene consecuencias, y que ya no puede esconderse de las suyas. Victoria, acorralada, intenta justificar sus decisiones, pero José Luis no cede. La tensión entre ambos es palpable, un pulso entre el poder y el miedo. Las alianzas se tambalean, y lo que parecía controlado empieza a derrumbarse. Victoria se da cuenta de que su posición ya no es tan segura como creía.

A la misma hora, Matilde enfrenta a Victoria con una valentía que sorprende a todos. La amenaza sin rodeos, advirtiéndole que todo el dolor que le cause a su hermano lo pagará multiplicado. Su voz es firme, cargada de emoción y orgullo. Le deja claro que no se dejará manipular ni cederá ante sus chantajes. Por primera vez, Matilde se alza como una figura imponente, dispuesta a proteger a los suyos sin importar las consecuencias. Victoria, al escucharla, comprende que su poder empieza a resquebrajarse. Las piezas del tablero de Valle Salvaje comienzan a moverse, y el equilibrio de fuerzas está a punto de romperse.

En otro frente, Don Hernando vuelve a demostrar que su influencia no conoce límites. Intenta convencer a Irene de que acepte casarse con Leonardo. Le promete que, si lo hace, su sacrificio no será en vano: será recompensada con una posición privilegiada en la corte. Irene escucha en silencio, con el corazón dividido. Sabe que aceptar ese matrimonio significaría renunciar a su libertad y a sus sentimientos, pero el peso de la obligación es demasiado fuerte. Hernando, implacable, no le da margen para negarse. Su visión del poder y el deber está por encima de cualquier deseo personal.

Sin embargo, la situación se complica aún más cuando Hernando deja claro a su hijo que jamás permitirá su boda con Bárbara. Su tono es autoritario, casi cruel. Leonardo, desesperado, no puede creer que su padre le niegue la posibilidad de amar libremente. En busca de una salida, acude a Mercedes, su última esperanza. Le ruega que interceda ante Hernando, que le haga entender que el amor no puede imponerse por decreto. Mercedes, consciente de la gravedad del momento, promete ayudarlo, aunque sabe que enfrentarse a Hernando es desafiar a un hombre que nunca ha conocido la palabra “no”.

Mientras tanto, José Luis sigue moviendo los hilos de su propio juego. En un gesto calculado, entrega a Adriana el borrador del acuerdo que han alcanzado. Un documento que, aunque parece un simple trámite, encierra decisiones que marcarán el futuro de Valle Salvaje. La joven, al leerlo, percibe que algo está cambiando en el valle. Los pactos, los secretos y las alianzas se transforman bajo la superficie. Lo que antes parecía una disputa familiar se ha convertido en una lucha por el control total del poder y la verdad.

El lunes promete ser un capítulo lleno de giros y emociones intensas. La rivalidad entre Alejo y Tomás marcará un antes y un después. Sus destinos, entrelazados por Luisa y por la sombra de la Casa Grande, podrían estallar en un conflicto de consecuencias imprevisibles. En el corazón del valle, el amor, el odio y la ambición vuelven a cruzarse. Nadie está a salvo. Los secretos que se esconden entre los muros del palacio y las montañas de Valle Salvaje están a punto de salir a la luz, y cuando eso ocurra, nada volverá a ser igual.