‘Valle Salvaje’ capitulos completos: Adriana y la propuesta del Duque José Luis
Adriana y la propuesta del Duque José Luis
En el corazón oscuro de Valle Salvaje, la traición y el odio se entrelazan como hiedra venenosa sobre los cimientos de la Casa Grande. José Luis, consumido por la rabia al descubrir la carta de su esposa Victoria, siente cómo el mundo se derrumba ante sus pies. No es solo la mentira lo que lo hiere, sino que la traición proviene de quien menos esperaba: la mujer con la que compartía su vida, su nombre y su lecho. La estrategia de Victoria para separar a Rafael de Adriana, usando a su propia sobrina como instrumento desechable, es una afrenta que quema su orgullo y despierta en él un plan de venganza tan frío como brillante.
El aire dentro de la Casa Grande se percibe pesado, casi tangible, como si la misma mansión respirara ansiedad y resentimiento. Cada pasillo de mármol, cada cortina de terciopelo, parece impregnado del veneno de la traición. El grito de José Luis aún retumba como un eco fantasmal en el gran salón, dejando clara la fractura irreparable de su matrimonio. La carta de Úrsula, la prueba irrefutable de la conspiración de Victoria, yace sobre la mesa como sentencia. Victoria, por primera vez, siente el frío abismo bajo sus pies; su rostro, siempre una máscara de control y orgullo, se descompone en furia y pánico.
“Exijo una explicación”, había tronado José Luis, pero ninguna palabra podría reparar la confianza quebrada. Su amenaza final, fría y calculada, deja a Victoria paralizada: “Esto no ha terminado. Conocerás al verdadero Duque de Gálvez de Aguirre”. Mientras ella se recomponía en la soledad de sus aposentos, José Luis deambula por su despacho, un animal herido que, bajo la superficie del dolor, planea no solo venganza, sino la reconfiguración total del poder en Valle Salvaje. Observa los retratos de su difunta esposa Pilara y de su hijo Julio, recordando lo que Victoria puso en peligro con su ambición desmedida.

Y entonces surge la idea: un plan monstruoso y brillante a la vez. Llamó a Adriana, deseando verla a solas, y cuando ella llega, un escalofrío recorre su espalda. Rafael intenta acompañarla, pero Adriana insiste: debe enfrentar al duque con la calma que no siente, sin miedo, pues enfrentarle temerosa solo le daría ventaja. En el despacho, José Luis la recibe con la voz grave, desprovista de emoción: el futuro de su nieto y de la Casa Grande está en juego.
Al escuchar sus palabras, Adriana se lleva la mano al vientre, pero el duque la interrumpe: Rafael no tiene nada que ver. Se trata de ella y de la protección del ducado. Victoria ha demostrado ser indignamente ambiciosa, poniendo en riesgo la estabilidad de la familia. Adriana espera una oferta de dinero o un simple consuelo, pero lo que viene es mucho más perturbador: José Luis le propone casarse con él, anular su matrimonio con Victoria y legitimar al niño que lleva en su vientre como heredero indiscutible. Una solución que asegura la continuidad del linaje y castiga la traición de Victoria de la manera más calculada.
El mundo de Adriana se detiene; su corazón golpea con fuerza. La propuesta, aunque lógica desde la perspectiva del poder y la supervivencia, es monstruosa. Ella ama a Rafael, no puede imaginarse aceptando ser instrumento de venganza. José Luis, implacable, insiste: la sangre de su hijo y el legado del ducado son lo único que importa; el amor es irrelevante. Adriana, con una fuerza inesperada, rechaza la oferta. Su hijo será un Gálvez de Aguirre por el amor de su padre, no por un matrimonio calculado y retorcido. Sale del despacho, con el corazón helado, mientras Victoria escucha tras la puerta y siente un terror profundo: su poder está en juego, y José Luis no pretende exiliarla, sino borrarla.
Mientras tanto, otros frentes se abren en Valle Salvaje. Alejo descubre un plano detallado de la Casa Grande entre las pertenencias de Luisa, lo que despierta su sospecha de traición. Enfrenta a Luisa, quien improvisa una mentira torpe sobre Tomás, un hombre obsesionado con recuperar algo que la familia Gálvez de Aguirre supuestamente les arrebató. La tensión entre Alejo y Luisa se intensifica, mientras Tomás prepara su plan para robar la Talla de la Dolorosa, aprovechando la guerra interna en la Casa Grande.

La mansión se convierte en un tablero de intrigas: Victoria, humillada y furiosa, planea usar el caos del robo para eliminar a Adriana y Matilde. En la Casa Pequeña, Leonardo y Bárbara se enfrentan a la tiranía de Don Hernando, mientras Mercedes sugiere una estrategia para exponer públicamente la crueldad del patriarca y ganar su libertad. La valentía de los jóvenes abre paso a un escándalo que humilla a Don Hernando y permite que Leonardo y Bárbara celebren su amor sin miedo.
En la Casa Grande, la tensión alcanza su clímax. Alejo enfrenta a Tomás en un combate feroz; José Luis y Rafael corren hacia la biblioteca; Adriana casi bebe agua envenenada por Victoria, pero Francisco interviene a tiempo. Matilde, rezando en la capilla, casi es asesinada por Victoria, hasta que José Luis aparece y detiene el golpe. La Guardia Civil llega y la confusión estalla, revelando finalmente los planes y crímenes de Victoria.
Con el amanecer, Valle Salvaje se transforma. Victoria es arrestada, enfrentando la justicia por sus crímenes; Don Hernando queda humillado y derrotado; Leonardo y Bárbara comienzan su vida juntos; Irene emprende su viaje hacia la independencia. José Luis, tras confrontar la monstruosidad de su esposa y la verdad sobre su fortuna, experimenta una transformación interior. Se reúne con Adriana y Rafael, disculpándose por su propuesta, y les otorga su bendición para criar al niño como heredero legítimo, fruto del amor de sus padres y no de un matrimonio impuesto.
El valle, finalmente, respira un nuevo aire. La traición y la oscuridad dan paso a la verdad, la justicia y el amor. Adriana y Rafael, unidos, contemplan Valle Salvaje iluminado por el sol, conscientes de que han ganado la paz y la felicidad por derecho propio. Una historia donde el poder, la venganza y el legado chocan, pero en la que el amor logra florecer incluso en el corazón más salvaje.